13 de septiembre de 2011

Querido charlie…

    Como bien sabes vivo junto a un colegio, cerca de una guardería… Estos días, cada mañana, por mis ventanas, por los patios se cuelan llamadas patéticas de auxilio, de socorro. El Sistema y la realidad creada han dispuesto que los niños de cada familia se formen con personas ajenas a sus padres. Los “Mamááááááá” que se oyen parten las entretelas del alma. Los hay con diverso tono, con distinto volumen, desgarrados todos… ¿No hay un alguien que socorra a esa criatura? ¿Todo eso para qué? ¿Nadie denuncia por denegación de auxilio? No. Lo siento. No se oye ningún “Papáááá”. Sí alguna “Mamiiiii”, de algún vencido, de alguna rendida que sabe que su mamá no podrá ayudarlos. Mamá dejó de estar a la vista. Se saben guardados, enchiquerados, encerrados, depositados, almacenados, archivados… Mamá y papá, charlie, tienen que –fórmula de obligación- trabajar empleados para poder seguir adelante (y gracias les den al cielo si ambos tienen empleo, si alguno de ellos tiene donde conseguir mil euros).
    Cuentan, que de eso no me acuerdo del todo… que yo reclamaba a mi madre un último beso antes de dejarme en el cole. El último beso, solía decir, me dicen, “El último, mamá”, parece que decía cargado de anhelante necesidad, pero era en realidad un penúltimo, pues tras el supuesto último suplicaba otro… Sí me acuerdo de los piropos de los albañiles a la Luisi, mi tata, una rubia vistosa y sus rabietas y mis enfados solidarios. Si estaba mi abuela en casa, me daba una peseta de entonces, una pesesta que nada conformaba. Recuerdo el cuarto de las ratas… Ya ves, charlie, recuerdo más: tú lo sabes. Me conmueve que cada mañana me recuerden todo esto. “El último beso, mamá”. Me doy pena hasta de mí mismo.
    Añado que afirma Murakami: “Así es la escuela. Lo más importante que aprendemos en ella es que las cosas importantes no se pueden aprender allí”.
                                                    
                         Con lo bien que se está en casa durmiendo con los perros…

5 comentarios:

  1. yo me acuerdo de aquel suizo que me pasaba mi madre entre las verjas durante el recreo, que sabía a azucar y a sal.
    saludos

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  2. Ojo, hay madres que dejan a sus peques en la guardería para tener más "libertad" y así poder tomar un café con las amigas o ir de compras más tranquilamente cuando se aburren en casa.

    Un saludo.

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  3. Por cierto, siento curiosidad por saber quién es charlie, si es posible...
    Te felicito, escribes divinamente.

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  4. Cuando a Rafael Gómez Ortega, «el Gallo», le presentaron a Ortega y Gasset, al decirle que el joven se dedicaba a la Filosofía, hizo el famoso comentario de que «Hay gente pa tó». Pues eso, hay madres y madres, aunque dicen, madre sólo hay una.

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  5. Gracias por el piropo a mi escritura. Como sois varios quienes me preguntáis por CHARLIE, te contesto brevemente en una entrada.

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