7 de marzo de 2011

"Me río de mi propio corazón… y sigo su voluntad."

    Por unos días se me cruza Goethe con su Werther. Lo leí hace muchos años. Incapaz de calcular cuántos. En mi recuerdo un estilo ampuloso y un suicidio. Un amor, para mí, entonces, incomprensible. Un final con suicidio. Desde aquel entonces, cuando fuera, hace muchos muchos años y hoy han corrido aguas bajo el puente: conocí de amores así, supe de suicidas –mas no por amor-… Corrieron, pues aguas de muchos tipos: turbulentas y mansas, sucias y limpias, verdes y azules, envenenadas alguna vez… Sí: las vidas parecen ser los ríos que van a dar a la mar.
    Comento en un seminario el texto. Los alumnos soportan, toleran la lectura que, de entrada, por su grandilocuencia les produce cierta vergüenza ajena. Casi no pueden evitar las sonrisas mejor o peor disimuladas, ellos y ella:

iQué feliz soy de no estar ahí! Mi buen amigo, icómo es el corazón del hombre! iAlejarme de ti, a quien tanto estimo, y de quien era inseparable, y sentirme dichoso! Ya sé que me lo perdonas. ¿No estaban bien elegidas por el destino todas mis otras amistades para angustiar un corazón como el mío? iPobre Leonor!, y la verdad del caso es que yo fui inocente. ¿Qué culpa tenía yo de que se encendiese tal pasión en su pobre corazón, mientras los encantos caprichosos de su hermana me proporcionaban grata diversión? Y, sin embargo, ¿soy inocente del todo? ¿No he alimentado yo sus sentimientos? ¿No me deleité yo mismo con sus dichos tan naturales que a menudo nos hacían reír, aunque nada tenían de risibles? ¿No he...? iOh!, ilo que es el hombre, que puede quejarse de sí mismo!  

    Me temo que sobran admiraciones. Estos muchachos mantienen relaciones con personas del otro sexo sin necesidad de tanta altisonancia. El lenguaje se vuelve más económico, más directo, soez a veces. Posiblemente la pobre Leonor se fuera despachada con un contundente “Se joda”. Asunto facturado. Problema resuelto.
    Así pues, el comienzo no fue bueno. Excesivamente pasional, rosa tirando a cursi… La exaltación es hiperbólica. Grandes palabras en grandes escenarios. La luna, las arboledas… La Naturaleza muestra el estado de ánimo del autor.
    El texto avanza y sus miradas y sus oídos se van tornando más comprensivos. Los textos resultan atractivos. El estilo sigue siendo el mismo, pero ya admite los calificativos de genial y conmovedor… La narración produce extrañas sensaciones. Muestra Goethe, en su juventud, un gran conocimiento interior de lo que es amor: cómo los sentimientos se plasman en la Naturaleza también más amable ahora. Persona de sensibilidad genial…
    Pienso y doy un salto. La situación que se nos cuenta en el Werther es desquiciada, pues un desquiciado amante irracional, trastornado, la provoca. Lotte no es inocente, cierto. Ella distingue entre el amor de benevolencia y el amor esponsal, mas Werther hace una lectura equivocada, es decir, mejor dicho: él no lee bien. Quiere y aspira a un imposible. Es el hombre que persigue un mundo creado en su imaginación y, por tanto, inalcanzable. Desea fervientemente casarse con una mujer comprometida. Sería inexacto afirmar que quiere de lo que no hay, más bien se trata de una confusión… Lotte pone alas a su loco amor.
    Es posible que a estas alturas ya no muera por amor ni Claudinita, ¿o sí?

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