5 de febrero de 2011

Por favor, con un lazo rosa... ¡Cosas del querer!

    No me llamo Juan Martín Díaz. No soy testarudo. No está entre mis defectos la tozudez del necio. No tengo vocación de mosca cojonera. No desciendo del mulo terco de dura testuz. Tengo, sin embargo, la bendita virtud de la constancia, llamada tenacidad, la rebeldía de la perseverancia… Lo importante no es que se lea en un libro electrónico o en un libro de papel. Ni siquiera creo que importe un pimiento la lectura en general. Lo que sí que importa es la felicidad. La polémica puede que sobre, pero la conversación nos entretiene a los que miramos mientras otros bailan.    

                              * * *

    El cumpleaños del romántico Goethe era el 28 de agosto. En la misma fecha afirma que su Wether, más romántico aún…, también cumple años. Escribe  éste en dicha fecha a Wilhelm:

Muy temprano recibí un paquetito de parte de Albert. Al abrirlo lo primero que me saltó a la vista fue uno de los lazos rosa que Lotte llevaba el día que la conocí y que después le he pedido varias veces. Dentro venían dos libros en dozavo: el pequeño Homero de Wetstein, una edición que deseaba tener para no andar cargado con la de Ernesti durante mis paseos.

    Todos los sabios que en el mundo están sabrán que el joven Werther no deseaba llevar la edición de Ernesti porque se trataba de una edición bilingüe (griego y latín) de la obra de Homero en dos tomos, publicada en Leipzig. Es decir, al señorito vagamundo, pre-suicida, le pesaba el libro… De vivir hoy quizá hubiera preferido un e-reader a la edición de Wetstein. ¡Qué cosas!

    Lo de dozavo se puede averiguar en el diccionario de la RAE. El curioso que lo mire y lo aprenda.

                                                                  * * *

    Sigo para arriba y para abajo con una biografía de Unamuno en 800 páginas. Uno es pobre, nada romántico y el libro pesa como un tío ahogado. (Desde una estantería me miran las Conversaciones con Goethe: En los últimos años de su vida, de Eckermann, en editorial Acantilado, con sus 1003 páginas de disfrute y 46 euros del ala… Oiga, ¿cuánto vale un e-reader?).

5 comentarios:

  1. Tengo Conversaciones en casa. ¿Lo has comprado? Si no lo has hecho, te lo presto hasta que te lo releas cinco veces. Ya me dices.

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  2. Si me lo presta... Estupendo. ¡Por cierto! Tengo dos libros de un autor que me los dio para que usted los leyera: en casa los tengo. Se los dejo en donde siempre en la primera oportunidad que tenga. Cuando usted pueda dejar las Conversaciones, las recojo.

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  3. Es que la vida -¡y sobre todo la obra!- de Unamuno merecen ochocientas y hasta mil páginas, ¿no, amigo? A veces, es verdad, los libros son pesados, pero a veces también apetece precisamente tenerlos entre las manos, ¿no?.
    Bueno, excelente texto y fenomenal blog, que he conocido a través de sinretorno. No hace falta decir que, cuando quiera, le invito yo al mío.
    Saludos bloggeros

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  4. Estimado Tucho, estás enlazado desde caraacara. Un blog espumoso y dlirante. Tus entradas aumentarán como la espuma.

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  5. delirante como Conejo o aquel inglés futbolista, con cuello de mantequilla.

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