12 de noviembre de 2015

Salinas, Pedro: LA BOMBA INVEROSÍMIL



     
    Creo que la primera vez que tuve noticias de esta novela fue en la asignatura de Literatura que se impartía en COU. Era la novela de un poeta y el título (no recuerdo que el manual recogiera argumento resumido alguno) me resultaba atractivo: La bomba inverosímil. Conociendo algo al hombre y su historia se me antoja que la creación y existencia de una bomba entre los hombres es la mar de verosímil: unas cuantas se han tirado, por desgracia, desde aquel lejano año en que estudié COU.
         ¿La novela de un poeta? Salinas es conocido más por su poesía, sin duda, que por su teatro o su novela, y más aún también que por sus estudios y ensayos sobre Literatura (algunos de ellos notables y discutidos). La única novela que Pedro Salinas escribió fue esta: La bomba inverosímil.
         La obra de Salinas, esta novela, es una distopía que, curiosamente, me sorprendí imaginándomela al leerla –insisto: me sorprendí y nunca antes me ocurrió- como un cómic muy cercano al ambiente, el tono, al estilo de Hergé en su inmortal y clásico Tintín. No he sido gran lector de cómic, aunque leí a Tintín en mi juventud (a la par, recuerdo, que Asterix y Obélix)… ¿Por qué, me pregunto a mí mismo –insisto: ¡sorprendido!-, he relacionado el ambiente, el tono, la realidad descrita por Salinas como la mostrada en sus dibujos por Hergé? Creo que se debe a la sencillez mínima de líneas, a la falta de minuciosidad descriptiva del dibujante y del poeta transmutado en novelista: las descripciones en La bomba son escasísimas y esquemáticas, quedando al gusto de la imaginación del lector el mundo que en que se mueven y viven los personajes, no menos esquemáticos y apenas esbozados en todos sus rasgos.
         Una bomba ha aparecido –nunca mejor dicho: nadie sabe como ha sido- en un país imaginario, atemporal y utópico. Los hombres de Ciencia, capaces de todo, de haber creado un mundo ideal, no saben dar respuesta a esa bomba que ha llegado a una sala de exposiciones del museo de la capital de ese país: ETC, Estado Técnico Científico. Disputas entre científicos porque la bomba no pesa, la bomba parece tener un sonido semejante a la respiración… Apuñalada la bomba por el jefe de los científicos esta empieza a segregar unas pompas –escasamente descritas- de las que parten quejas y ayes… El país, el mundo, se sume en el caos. La seguridad de la ciencia es parcial…
         La novela tiene un escaso dinamismo, pues las páginas de la misma transcurren más bien próximas al ensayo que a la narración propiamente novelística. Los diálogos son escasos, casi intrascendentes. La crítica al mundo que la Ciencia aspira a imponer es una crítica cargada de lugares comunes: la muerte del humanismo y de las humanidades, la frialdad del nuevo mundo, la falsedad del Edén creado en la tierra… En general estimo que la narración, la novela toda, tiene un aire de grandilocuencia, de afectación, tanto en lo que narra como en el tono en que se narra. Algunos de los nombres de los personajes y de los lugares en los que los sitúa parecen bromas de chicos de bachillerato.
         Los pasajes simpáticos, que pretenden ser graciosos, se quedan en meras muecas a medio camino entre lo ridículo y lo risible, sin lograr el fin perseguido.
         Sin duda, Salinas, quiere darnos un aviso: el mundo, desde su punto de vista, lleva una dirección equivocada, la Ciencia no puede ser el fin y, en tanto que medio aplicado a la realidad como Técnica… no es sino medio y en absoluto solución y sentido de la existencia humana (¿les suenan estas ideas?).  ¿Qué hacemos con las emociones, los sentimientos…? ¿Qué hacemos con el amor y la justicia? 
         Me ha llamado la atención la crítica dura a la prensa que hace Salinas en la novela, y que comparto en gran medida. La Prensa, en tanto que poder, se siente por encima de todos y todo con derecho a todo –por su derecho a la información y la libertad de expresión y prensa como excusa- y, como poder que es, tantas veces también se equivoca, aunque rara vez pide disculpas.
         Creo que fue su amigo Jorge Guillén quien habló del léxico empleado por Salinas en esta novela, Guillén lo alabó y yo no dejó de extrañarme. Ahí van algunos de los palabros empleados por Salinas: súmulas, nepente, derelicta, embaidor, efugio, cariacedos, paralogismo, nefelidatas, alacres, cencida, apropincuándose, tripudio…
         Lo cierto es que me he entretenido…, pero la novela no da para más, opino.
        

1 comentario:

  1. Pues al principio de tu esquemática exposición, he anotado en un papel el título, pues el autor me gusta como poeta, porque ha despertado mi curiosidad el tema en si; pero como aficionada a escribir novelas, además de cuentos y poesía durante toda mi vida, ha dejado de atraerme, pues me parece -por lo que nos cuentas, y es de agradecer tu sinceridad- han quedado a media cocción los personajes, y demasiado rebuscadas las palabras.
    Tal vez resulte ideal para hacer dictados de ortografía y aprender nuevas palabras, o recordar las ya en desuso.
    Ya me pasearé por este blog de vez en cuando. Gracias.
    ANGALU
    www.acueductoazul.blogspot.com

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