Ramos Ortega, Manuel: La obra
poética de Eduardo de Ory
No es Eduardo de Ory (1884-1939)
un poeta que se estudie en el bachiller y ni siquiera en Filología Hispánica,
seguro, fuera de Cádiz, e ignoro si se dedicará alguna asignatura o algún
estudio a su persona y su obra en la Universidad de la tacita de plata. No
recuerdo tampoco haber leído de él y su poesía en ningún manual, mas en las dos
primeras décadas del siglo XX fue un poeta reconocido y admirado en España y en
Hispanoamérica.
Para mí Eduardo
de Ory era nombre conocido desde que servidor era un chaval porque sabía yo que
había fundado una revista, Vida Moderna, con mi abuelo, se decía, y así
lo aseguraba don Manuel Caballero Venzalá en su Diccionario
bio-bibliográfico del Santo Reino, que fue también para mí la referencia
bibliográfica más segura y firme de Alcalá Venceslada durante años; así lo
admite Francisco Manuel Carriscondo, quien es estudioso de la obra de Alcalá y
uno de los más sabedores de la misma. Me sorprendió mucho que Carmelo Guillén
Acosta, el poeta sevillano, al hilo de una conversación, en los años 80, me
comentara algo de Eduardo de Ory y no menos le sorprendió a él que yo supiera
del poeta gaditano: sorpresa mutua, por tanto. Poco más de lo escrito aquí, en
realidad, sabía yo de esta persona y de su obra tras ese nombre. Sí había
estudiado y leído, ¡quienes lo estudiamos y leímos!, a Carlos Edmundo de Ory,
creador del postismo, e hijo de Eduardo. Era la poesía de Carlos Edmundo de Ory
difícil (busco ahora con vivo interés en YouTube una entrevista que le hizo M. Milá
y hallo muchos vídeos del postista, Carlos Edmundo, que vivió en Francia desde el año 55 y
murió allí en el 2010, pero ahora no toca hablar del hijo, sino del padre,
aunque tengo para mí que el hijo es más conocido, más estudiado, más apreciado…;
no hallo la entrevista buscada).
Me van a
permitir que les adelante que no sé de dónde salió la idea de que mi abuelo fue
cofundador de la revista citada, Vida Moderna: igual lo hallo más
adelante en algún escrito; si fuera así, lo diré; de momento hay que ponerlo en
duda. Me consta que había en la biblioteca de mi abuelo, restos de la cual la
cogió prestada para siempre, tras apropiarse de mi trastero, la profesora de un
colegio privado de Jaén, cuyas iniciales son Mª del M. M. E., de origen
torrecampeño por más señas, digo que tenía en ella libros dedicados por Ory:
recuerdo una biografía de Rubén Darío que leí cuando era un muchacho. Espero que
a ella y a su niño el juez y a su marido el sindicalista, les sea de provecho: ¿sabrán leer?
El libro de
Ramos Ortega tiene interés para mí porque contiene la biografía más extensa que
existe sobre Eduardo de Ory, que se puede completar con la de Nicolás Morillas,
Eduardo de Ory y su labor literaria juicios y
opiniones de la crítica y de la prensa española e hispano-americana, y, como digo, yo quería hallar el punto y momento de conocimiento de
Alcalá Venceslada y el poeta gaditano: nada de nada; no doy con ello. Más
adelante, cuando lleguemos a Jaén de la mano de Alcalá, hablaremos de Ory al
hilo de alguna carta que creo conservar y de un trabajo conjunto que hicieron
ambos.
La obra de Ramos Ortega se divide en cinco apartados, que arrancan en el I
con la “Introducción” y terminan en el V con una “Conclusión”, el resto son la
breve biografía citada y un repaso somero de sus obras y su evolución poética. No me
cabe duda de que Ory y su poesía influyeron en la poesía de Alcalá, aunque
ciertamente en ambos podemos hallar un arranque romántico, una evolución hacia
el Modernismo, donde se frenó la breve vida de Ory: no olvidemos que Ory era un
año menor que Alcalá y, por tanto, las influencias de las corrientes
artístico-literarias son comunes a ambos. El recorrido de Ory me recuerda, para
el lector versado, al seguido en sus primeras etapas al poeta moguereño y
premio Nobel, Juan Ramón Jiménez: desde un premodernismo de fuerte
influencia romántica a un Modernismo rubeniano… (Juan Ramón fue muy amigo de
Rubén, y Ory un gran admirador de este y con ambos se carteó).
No tiene aquí cabida pertinente el comentario de sus obras, la evolución
detallada del poeta, hasta alcanzar en su última obra poética, Inquietudes
(1925), de un intimismo religioso, con fuerte influencia del estoicismo
quevediano que contempla el valle de lágrimas que la vida, en muchos ratos, es.
Sin duda la etapa de coplas populares con Andalucía y sus tópicos (reja, patio,
fuente, flamenco, gitanos, etc.) que encontramos en Aires de Andalucía
(1904) debió ser leída por Alcalá Venceslada y comentada años después de su
publicación, cuando este tuvo relación con Eduardo de Ory.
En el apartado que dedica Ramos Ortega a “Las revistas literarias” no
hallamos citada Vida Moderna, tampoco queda ejemplar alguno en la
Fundación de Carlos Edmundo de Ory, donde se guarda el legado de su padre… Al
parecer el único ejemplar que queda es el que poseemos nosotros. Las revistas
que se citan son Azul, Diana, Literatura Hispano-Americana
y Vida Literaria (estas dos últimas eran los suplementos de España y
América). Tanto en esta como el primer suplemento citado, Literatura
Hispano-Americana, colaboró fugazmente Alcalá. Conservamos dos
colaboraciones suyas, en el
nº 9 del año 1 de Vida Moderna, fechado en Cádiz el 31 de agosto de
1918. Se trata de un cuento, Flor de adelfa, y un artículo: Vida
actual, que es un cuadro, así lo llama Carriscondo, del que tenemos diez
escritos por el jiennense y que firma con el pseudónimo de Maese Gil. En
el citado Suplemento edita dos artículos, firmados con su nombre, bajo
el título genérico de “Notas al margen”, artículos ya más serios, digamos, por el
contenido y su estilo formal.
A la espera de su marcha, supuestamente
inminente a Jaén, se le cruza, como necesidad para el salto, el paso intermedio
de Huelva y camino de ella pone rumbo. Huelva será, por tanto, el contenido de
la siguiente entrada sobre Alcalá Venceslada y van 37.
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