5 de noviembre de 2023

ANTONIO ALCALÁ VENCESLADA-36


Ramos Ortega, Manuel: La obra poética de Eduardo de Ory

No es Eduardo de Ory (1884-1939) un poeta que se estudie en el bachiller y ni siquiera en Filología Hispánica, seguro, fuera de Cádiz, e ignoro si se dedicará alguna asignatura o algún estudio a su persona y su obra en la Universidad de la tacita de plata. No recuerdo tampoco haber leído de él y su poesía en ningún manual, mas en las dos primeras décadas del siglo XX fue un poeta reconocido y admirado en España y en Hispanoamérica.



Para mí Eduardo de Ory era nombre conocido desde que servidor era un chaval porque sabía yo que había fundado una revista, Vida Moderna, con mi abuelo, se decía, y así lo aseguraba don Manuel Caballero Venzalá en su Diccionario bio-bibliográfico del Santo Reino, que fue también para mí la referencia bibliográfica más segura y firme de Alcalá Venceslada durante años; así lo admite Francisco Manuel Carriscondo, quien es estudioso de la obra de Alcalá y uno de los más sabedores de la misma. Me sorprendió mucho que Carmelo Guillén Acosta, el poeta sevillano, al hilo de una conversación, en los años 80, me comentara algo de Eduardo de Ory y no menos le sorprendió a él que yo supiera del poeta gaditano: sorpresa mutua, por tanto. Poco más de lo escrito aquí, en realidad, sabía yo de esta persona y de su obra tras ese nombre. Sí había estudiado y leído, ¡quienes lo estudiamos y leímos!, a Carlos Edmundo de Ory, creador del postismo, e hijo de Eduardo. Era la poesía de Carlos Edmundo de Ory difícil (busco ahora con vivo interés en YouTube una entrevista que le hizo M. Milá y hallo muchos vídeos del postista, Carlos Edmundo, que vivió en Francia desde el año 55 y murió allí en el 2010, pero ahora no toca hablar del hijo, sino del padre, aunque tengo para mí que el hijo es más conocido, más estudiado, más apreciado…; no hallo la entrevista buscada).

Me van a permitir que les adelante que no sé de dónde salió la idea de que mi abuelo fue cofundador de la revista citada, Vida Moderna: igual lo hallo más adelante en algún escrito; si fuera así, lo diré; de momento hay que ponerlo en duda. Me consta que había en la biblioteca de mi abuelo, restos de la cual la cogió prestada para siempre, tras apropiarse de mi trastero, la profesora de un colegio privado de Jaén, cuyas iniciales son Mª del M. M. E., de origen torrecampeño por más señas, digo que tenía en ella libros dedicados por Ory: recuerdo una biografía de Rubén Darío que leí cuando era un muchacho. Espero que a ella y a su niño el juez y a su marido el sindicalista, les sea de provecho: ¿sabrán leer?

El libro de Ramos Ortega tiene interés para mí porque contiene la biografía más extensa que existe sobre Eduardo de Ory, que se puede completar con la de Nicolás Morillas, Eduardo de Ory y su labor literaria juicios y opiniones de la crítica y de la prensa española e hispano-americana, y, como digo, yo quería hallar el punto y momento de conocimiento de Alcalá Venceslada y el poeta gaditano: nada de nada; no doy con ello. Más adelante, cuando lleguemos a Jaén de la mano de Alcalá, hablaremos de Ory al hilo de alguna carta que creo conservar y de un trabajo conjunto que hicieron ambos.


La obra de Ramos Ortega se divide en cinco apartados, que arrancan en el I con la “Introducción” y terminan en el V con una “Conclusión”, el resto son la breve biografía citada y un repaso somero de sus obras y su evolución poética. No me cabe duda de que Ory y su poesía influyeron en la poesía de Alcalá, aunque ciertamente en ambos podemos hallar un arranque romántico, una evolución hacia el Modernismo, donde se frenó la breve vida de Ory: no olvidemos que Ory era un año menor que Alcalá y, por tanto, las influencias de las corrientes artístico-literarias son comunes a ambos. El recorrido de Ory me recuerda, para el lector versado, al seguido en sus primeras etapas al poeta moguereño y premio Nobel, Juan Ramón Jiménez: desde un premodernismo de fuerte influencia romántica a un Modernismo rubeniano… (Juan Ramón fue muy amigo de Rubén, y Ory un gran admirador de este y con ambos se carteó).

No tiene aquí cabida pertinente el comentario de sus obras, la evolución detallada del poeta, hasta alcanzar en su última obra poética, Inquietudes (1925), de un intimismo religioso, con fuerte influencia del estoicismo quevediano que contempla el valle de lágrimas que la vida, en muchos ratos, es. Sin duda la etapa de coplas populares con Andalucía y sus tópicos (reja, patio, fuente, flamenco, gitanos, etc.) que encontramos en Aires de Andalucía (1904) debió ser leída por Alcalá Venceslada y comentada años después de su publicación, cuando este tuvo relación con Eduardo de Ory.

En el apartado que dedica Ramos Ortega a “Las revistas literarias” no hallamos citada Vida Moderna, tampoco queda ejemplar alguno en la Fundación de Carlos Edmundo de Ory, donde se guarda el legado de su padre… Al parecer el único ejemplar que queda es el que poseemos nosotros. Las revistas que se citan son Azul, Diana, Literatura Hispano-Americana y Vida Literaria (estas dos últimas eran los suplementos de España y América). Tanto en esta como el primer suplemento citado, Literatura Hispano-Americana, colaboró fugazmente Alcalá. Conservamos dos colaboraciones suyas, en el nº 9 del año 1 de Vida Moderna, fechado en Cádiz el 31 de agosto de 1918. Se trata de un cuento, Flor de adelfa, y un artículo: Vida actual, que es un cuadro, así lo llama Carriscondo, del que tenemos diez escritos por el jiennense y que firma con el pseudónimo de Maese Gil. En el citado Suplemento edita dos artículos, firmados con su nombre, bajo el título genérico de “Notas al margen”, artículos ya más serios, digamos, por el contenido y su estilo formal.

        A la espera de su marcha, supuestamente inminente a Jaén, se le cruza, como necesidad para el salto, el paso intermedio de Huelva y camino de ella pone rumbo. Huelva será, por tanto, el contenido de la siguiente entrada sobre Alcalá Venceslada y van 37.

No hay comentarios:

Publicar un comentario