10 de noviembre de 2023

489- Tovar, Antonio: UN LIBRO SOBRE PLATÓN



Manida por repetidísima es la cita de Alfred Whitehead, quien afirmaba que "Toda la historia de la filosofía -y quizá de todo el pensamiento occidental- es una serie de notas a pie de página de los Diálogos de Platón". Servidor cree haber citado estas palabras en alguna de sus entradas.

La lectura de esta obra despierta una idea viva de Platón: nacimiento, educación, escritos, viajes, amigos y discípulos, retiro en la Academia, donde el filósofo, no es un escapista, sino un consagrado a la meditación, casi un místico, y, finalmente, su muerte. Tras leer a Tovar dan ganas, como me ha sucedido a mí, de leer directamente a Platón. Lo cierto que estamos acostumbrados a mirar y estudiar (?) la Filosofía como una asignatura que más se ocupa de su historia ligerita que de las obras en sí y no nos impone ni nos invita a leer a Aristóteles, a Tomás de Aquino o Kant, por poner un poner, en vivo y en directo, en sus prístinas obras. Tovar nos presenta un Platón comprensible desde nuestra mirada actual, porque todo clásico dio respuesta a la realidad humana de su tiempo y al nuestro, es atemporal. El autor del libro, por mucho que lo exprese en su Epílogo, "Quisiera dar a nuestra lengua un Platón pensado en nuestro tiempo", no es tarea fácil, pero, al menos, lo ha intentado y logrado, en mi humilde opinión, en gran medida. He de confesar que recuerdo vivamente su Vida de Sócrates del mismo Tovar con la que disfruté mucho.

Tovar comenta los diálogos de Platón uno por uno en su propio contexto. Para recordarlos con detalle no basta con ser un lector atento: habría que estudiarlos, pero sí se va quedando uno con que el Menón trata los problemas del conocimiento; el Gorgias, la retórica; el Fedón, la inmortalidad del alma; la República, la justicia como imagen del alma humana; el Parménides, que expone la doctrina de las ideas, y el Banquete, el amor; y que el más leído durante siglos, entre otros motivos porque muchos de los anteriores no se conocían, es el Teeteto, de enorme influencia en los escritores y pensadores clásicos españoles.

El autor no debate, no rectifica ni pone reparos a la obra de Platón ni a él, se limita a exponerla con la sencillez de quien cuenta lo que sabe, que es mucho, sobre ellos: sobre el autor y su obra (en este sentido me recuerda Tovar al mejor profesor que tuve de Filosofía: posiblemente no fuera un genio, pero amaba la sabiduría y la exponía con la sencillez de quien regala y presta). Se trata de una exposición serena por la que fluye contextualizado el pensamiento del creador de la Academia, sus disquisiciones, sus debates con el pasado y sus visiones y reflexiones de la realidad a la sombra de los mitos, del cielo y de la tierra.

El lector, por poca formación filosófica que tenga, acabará por entender o, al menos, tener a su alcance las magníficas concepciones platónicas del amor, del alma, etc. El encanto del estilo sencillo de Tovar, que evoca la figura de un pensador de la Antigüedad a quien el autor profesa cariño y admiración, hacen la lectura del libro en extremo agradable. Tal vez el mérito de esta obra resida en un doble objetivo: primero, explicar las ideas platónicas y aplicarlas a la realidad humana de todos los tiempos. Segundo, poner de manifiesto la influencia de Platón en el pensamiento de la humanidad.



En el estilo diáfano de Tovar sentimos las palpitaciones del espíritu inquieto que busca la unión de nuestros tiempos con épocas en que florecieron con tanto vigor los valores humanos, unos valores que no han muerto: ha cambiado la estimativa. El Epílogo del autor es especialmente luminoso para cuanto ha escrito en el libro y sobre sus intenciones; no quiero privarme de reproducir dos textos: “Quisiera dar a nuestra lengua un Platón pensado en nuestro tiempo. Cada época y cada gente ve a su modo a los grandes hombres, y yo no quería dejar incumplido el deber de la mía respecto del filósofo. Me siento lejos, nada filósofo, incapaz como discípulo, pero he intentado la empresa a mi manera” y más adelante “Pero es que si este libro puede servir de introducción a la lectura del filósofo (que no de sustituto de ella), también debe advertir del peligro que no la encuentre el lector suficientemente interesante. Necesita el que lee a Platón partir de donde él, para medir su originalidad, y repensar todo lo que él pensó para hacer una pequeña parte del esfuerzo que, para todos los que venían después de él, hizo el filósofo durante su vida”… Y si empecé citando el famoso comentario de Whitehead, no está de más que cite el de Tovar que va en el mismo sentido: “Pero los filósofos todos han aprendido siempre más de la mitad de su filosofía de Platón”.

Recuerdo quién y cuándo se me dijo: llegará un día en que no quieras leer nada nuevo, sino releer. Pues como no se apresure ese día, me veo en el cajetón y no ha llegado… Sigo leyendo y leyendo “novedades nuevas”, que decía mi sargento en la mili. Este libro de Tovar, como su Sócrates, me gustaría releerlos si Dios me lo permite.

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