21 de octubre de 2023

Antonio Alcalá Venceslada-34

 


Millán Chivite, José Luis: CÁDIZ SIGLO XX. Del Cádiz hundido al Cádiz que resurge (1898-1970). Volumen IV

Tras mucha porfía inicial en 1915 que concluye a finales del año 1917, Alcalá Venceslada se marcha de Santiago de Compostela, donde ejerció como facultativo del cuerpo de Archivos, Bibliotecas y Museos en la Universidad de Santiago, a Cádiz. Visto en la distancia desde más de un siglo, considero que Alcalá tuvo, un primer momento de ansiedad, por volver a Andalucía, por acercarse a su tierra, a Jaén, pero, pronto se conformó literalmente al espacio, al momento y los quehaceres que llenaron estos dos años y pico que estuvo en Galicia. Muy especialmente, como ya escribí en alguna entrada anterior, 1917 nos muestra un Alcalá instalado en todos los ámbitos de la ciudad del Apóstol. Sin embargo, su afán por volver a Andalucía no cejó en ningún momento, acentuándose en ese primer momento que comento y a finales del 17, cuando vio la posibilidad de hallar una plaza como bibliotecario en algún destino andaluz.

La situación, larga, compleja, se concretó en ocupar la plaza del Archivo Provincial de Hacienda en Cádiz. Estos archivos darán lugar con posterioridad a lo que hoy conocemos como Archivos históricos provinciales de las distintas provincias. Sobre aquellos, la bibliografía que tenemos es muy escasa y de difícil acceso (en este momento estoy a la espera de recibir algunas informaciones sobre los mismos).

Ciertamente Alcalá toma posesión de su plaza el 18 de diciembre de 1917 en un Cádiz muy revuelto por los problemas que ha suscitado el anterior jefe del Archivo provincial y los problemas que, de improviso, provoca el director de la Biblioteca Pública y Museo arqueológico de la ciudad, don Fausto Martínez del Arco. Creo que no es aquí el lugar y el momento para contar esta historia que queda para la obra definitiva que espero poder editar algún día con la biografía completa de Alcalá Venceslada.

Solventados los primeros problemas, la inexperiencia como jefe del Archivo, lo planteado por don Fausto, etc. la vida de Alcalá parece que entra en cierta normalidad en Cádiz, pero ¿con qué Cádiz se encuentra Alcalá Venceslada?

La obra que ahora brevemente comento es la mejor referencia bibliográfica que he podido hallar para contextualizar los años que Alcalá pasó por Cádiz. El propio autor confirma que la bibliografía sobre el Cádiz del siglo XX es escasa.

La relación de Cádiz con las colonias y la pérdida tras el Desastre de estas en el 98, hizo que la ciudad y su Bahía, el traspaís incluso, quedaran sumidos en un presente terrible durante los años posteriores al citado Desastre. Los años finales del XIX y principios del XX dejaron un panorama de desconcierto y pobreza en la zona y la recepción de miles de repatriados: civiles y militares, muchos de ellos heridos o enfermos con las afecciones propias de los países de los que procedían: el paludismo, la disentería, la fiebre amarilla, la malaria, heridos de guerra y la derrota en sus cuerpos y sus almas. Durante años Cádiz hace cuanto puede por socorrer a estos compatriotas: desde las instancias estatales se hace difícil atender a todos por la falta de medios, por ello, desde instituciones particulares e instancias privadas se intenta paliar cuanto es posible: se crean hospitales, se promueven ayudas y se palían las necesidades humanas y económicas con los medios de que se dispone y en una situación semejante.

Una ciudad que vivía de su tráfico marítimo con las colonias, con sus industrias orientadas a ello, queda sumida en los años posteriores en el desconcierto y la desorientación, insisto. La filoxera se ceba en las vides. Ha de esperar a la segunda década para que se vaya retomando cierta vitalidad, aumente al ritmo esperable la demografía…, a pesar de que la gripe hostigó sin misericordia la ciudad. Se pide al Gobierno central ampliar la ciudad más allá de Puerta de Tierra, el derribo de unas murallas -como hemos comentado que también se hizo para Granada, Sevilla- que ya no sirven sino para entorpecer la expansión de la ciudad y se necesitan comunicaciones que ayuden al transporte de personas y mercancías, que vivifiquen la ciudad.

En lo político, como también vimos por doquier en la España de la Restauración, los dos grandes partidos del turno, liberales y conservadores, son los muñidores de los pactos que se reparten el poder en todas las instancias, pero con una salvedad: son capaces en Cádiz de llegar a acuerdos entre ellos para buscar el beneficio de la ciudad y sus conciudadanos.

Alcalá, centrado en una idea: llegar a Jaén, parece no estar con ánimo para participar en la prensa. Su producción literaria, por lo que nos consta, se contrae. Seguro que no deja de escribir fichas y de recopilar palabras, expresiones, refranes, comparaciones… andaluzas para lo que Dios depare. Su relación con Eduardo de Ory, el singular poeta gaditano, le lleva a fundar (?) una revista, Vida Moderna, de la que solo se conserva un ejemplar, pero sabemos, no obstante, que tuvo una existencia muy efímera. En ella escribe Alcalá Venceslada 12 artículos y hace tres publicaciones en el Suplemento de España y América, una revista de Ory: un poema, un cuento y un recuerdo de sus años de bachiller.

Hay gran novedad en su vida: ha empezado a pretender a una dama de Arjona (Jaén), doña Isabel Muñoz-Cobo Muñoz-Cobo, una razón más, y no menor, para perseguir una plaza en la ciudad del Santo Reino. Ya no se conforma con cualquier destino en Andalucía, sino que busca con ahínco llegar a Jaén.

Cuando Alcalá llega a Cádiz en 1918 la ciudad atraviesa, como el resto de la nación, una ola de huelgas que alcanza a todo el país con cierta violencia. En Cádiz hubo muchas huelgas, pero no afectó especialmente la huelga general del 17, pero sí las posteriores. En Cádiz hubo en 1918 seis huelgas, treinta y una en 1919 y dieciocho en 1920.

La obra de Millán Chivite se lee con facilidad y agrado. No es obra académica, carece de notas al pie y finales y tampoco tiene bibliografía. El autor creo que se dirige a un público generalista interesado en Cádiz y creo que lo logra con acierto y soltura.

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