20 de septiembre de 2023

486- Cristina Clemente y Marc Angelet - LAPONIA

 

                                                                           LAPONIA    


Una de las incontables ventajas de visitar, vivir o estar por Madrid es la posibilidad de asistir al teatro, actividad desaparecida de tantos y tantos lugares de España. En esta oportunidad he podido asistir al teatro Maravillas donde he podido ver Laponia.

Estas entradas en el blog aportan la lechuga del refrán: “entre col y col, lechuga”. Últimamente todas las coles de este blog tienen que ver con entradas sobre la vida de Alcalá Venceslada que tienen un encanto muy relativo en un blog de por sí poco atractivo, entiendo. Dicho sea esto con el perdón de autor, que es servidor.

Para que nadie me acuse de destripar la obra, me limito a un corta y pego de la página oficial:

https://www.teatromaravillas.com/espectaculos/laponia?gclid=CjwKCAjwr_CnBhA0EiwAci5sio4BWUUqUUUxQ6-fV1xyAjnvGADiCNf_H7ktOSwni-lMvb_4kbmiBxoCKrEQAvD_BwE

La obra Laponia pone en escena un viaje idílico hasta Finlandia que acabará planteando diferentes situaciones éticas y morales que le podrían pasar a cualquiera. El texto arranca un intenso debate sobre las tradiciones, los valores familiares y aquellos secretos inconfesables.

Mónica, Ramón y su hijo de cinco años, Martín, viajan a Finlandia para pasar las navidades con la hermana de Mónica, Nuria, su compañero finés y la hija de ambos, Aina, de cuatro años de edad. El niño Martín se encuentra ilusionado pensando que podrá ver al auténtico Papá Noel pero todo se verá truncado cuando Aina le explica que Papá Noel no existe, que se trata de un personaje inventado por adultos para coaccionar a los niños y para que se porten bien.

Martín se lleva un disgusto y, por ello, sus padres harán todo lo posible por mantener la ilusión de su hijo, lo más importante durante la Navidad. A partir de este momento, las dos parejas contrapondrán las dos maneras de educar a los hijos, las cuales son totalmente opuestas.

Ya disculparán que no pueda decir nada sobre la directora de la obra, Tamzin Townsend, más allá de lo que pueda hallar y reproducir leído en internet. Otro tanto de los autores, Cristina Clemente y Marc Angelet. Innecesario, por tanto, para mí. Lo miro, lo leo y sigo camino, si usted gusta, en la red tiene la información.

Mi referencia para ver esta obra fue su marchamo de simpática: “Te reirás”. Y la verdad es que más me ha hecho meditar que reír o incluso sonreír. Golpes tiene para esto, pero mucho más contenido para lo anterior. Me acordaba mientras la veía de Buero porque uno sabe lo que sabe, que es poco. Buero siempre puso en escena problemas que, como autor no solucionaba, sino que esperaban una respuesta personal del espectador: Esto tengo, aquí está el nudo… y usted decide, usted lo piensa, se lo lleva o lo deja y… Es suyo.

Sin duda, para mí, el gran nudo gordiano que se plantea tiene que ver, so capa de una realidad, sencilla y casi banal, es la pugna entre la verdad y la mentira; entre la verdad y la mentira piadosa; entre la mentirijilla y la cruda verdad fulgurante de lo evidente. ¿Existe Papá Noel? Esto dará pie a realidades trascendentales: ¿existe vida más allá de la muerte? ¿Existe Dios? ¿Conviene mentir para consolar al pueblo abrumado por el horror y que calma su inquietud con el opio de la religión? Unamuno: ¿San Manuel Bueno, mártir? ¿Immanuel Kant y las mentiras piadosas? ¿Y la crítica de E. Anscombe a Kant? Creía que tenía yo un nidillo mandarinesco de conocimiento que he expuesto en otras ocasiones en este blog y que observo que el lector lo puede hallar, ya articulado, en este enlace: https://es.wikipedia.org/wiki/Mentira_piadosa. Al menos aportaré a este un detalle donde lamerme mi vanidad: el citado Peter Geach, como Elizabeth Anscombe, fueron discípulos de Wittgenstein. De él, reconocido Profesor de Filosofía y Lógica, comenté alguna obra, creo, en el blog (lo confirmo, pero no lo releo, porque rara vez lo hago, y ahora, además, voy con bulla: https://antoniojosealcalavique.blogspot.com/search?q=Geach).

Recuerdo con afecto al profesor Díaz que me empujó en sus clases de Filosofía a leer a Carlos García Gual, a los presocráticos, a estudiar el paso del mito al logos. Los españoles según el compañero-pareja-colega de piso-marido-etc. finés de Nuria defiende que los españoles mentimos y, además, gritamos (he comprobado estos días en el Museo del Prado: que gritan más los yanquis y los japos y, me ha parecido, los mexicanos). Los fineses rinden culto a la verdad en toda realidad verificable… No me pierdo. El público se lleva su pregunta, la propuesta de los autores…, ¡o no!, y la soluciona ¡o tampoco!

Hallamos también en la obra los tópicos geográficos: la frialdad del norte y calidez ordinaria de los sureños de Europa. El problema de la otredad, que me remitió a Unamuno: Soy quien soy o quienes los demás creen que soy o quien yo creo ser o… “¡Ya no sé quién soy!”, concluye Ramón. No falta un repaso a los problemas familiares: a las comparaciones por la dedicación al cuidado de los mayores: quiénes ni siquiera se encogen de hombros porque sencillamente les da igual cuidar o no, colaborar o no, a la hora torera de la vejez de los padres… La educación de los hijos, los roles de los miembros de la pareja en el matrimonio… Y al final, pues eso, estando en Finlandia… la aurora boreal.

Los actores: Amparo Larrañaga, Iñaki Miramón, Mar Abascal y Juli Fàbregas están brillantes sobre el escenario, aunque el papel más relevante lo desarrolla Amparo Larrañaga que con su dicción, su gesticulación facial y corporal dice mucho al espectador, sus sugerencias y parlamentos, sus intervenciones, suscitan la risa en el espectador; otro tanto hace Iñaki Miramón.

Si tienen oportunidad de ir a Madrid y les coge a mano la posibilidad de ir al teatro, les gustará asistir a Laponia, donde pasarán un rato amable que les dará que pensar.


2 comentarios:

  1. Tuve la oportunidad de disfrutar de la representación en mayo pasado. Los actores espectaculares, todos. Es increíble lo que hacen, algunos días hasta dos veces.
    A la salida del teatro amables, cercanos, cariñosos, muy humanos y sencillos. Con Mar además tuve la oportunidad de tomar algo junto con unos buenos amigos.

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  2. En este blog se pueden hacer todos los comentarios razonables que se deseen. Les animo a que los hagan como mi antiguo alumno Sergio Munuera, a quien voy a tener que nombrar comentarista oficial de las entradas... Alcalá Venceslada diría que hay que darle una encomienda..., ¡y todo se andará! Gracias, Sergio.
    Estoy totalmente de acuerdo con tu comentario.
    Un abrazo.

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