Alcalá Venceslada, Antonio, Diario de Galicia. Periódico de la mañana, telegráfico, noticiero y de información general. Artículos
La placa dedicada a Tucho Castelo, Alcalá Venceslada, que fotografié hace dos entradas
estuvo en mi casa mucho
antes de que yo aprendiera a leer. No permaneció colgada en la misma pared,
pero siempre anduvo de una a otra. Yo sabía que Tucho Castelo era mi
abuelo y que el Diario de Galicia era un periódico, y que mi abuelo
“trabajó” en él; que se mutó con el paso de los años, en que mi abuelo
publicaba artículos en él: no trabajaba allí, sino que publicaba artículos,
¡y que eran crónicas taurinas! Así ha sido hasta hace unas semanas en las que
me he puesto a leer y tomar notas de los 31 artículos
que Alcalá Venceslada publicó en dicho diario santiagués con varios seudónimos:
Currito Pañosa (2), Tucho Castelo (28) y hasta con su propio nombre uno, si
no me fallan las anotaciones. Como coda, el periódico publica una sentida
despedida, sin firmar, del andaluz que vuelve a su tierra: “de donde es muy
probable que no retorne”, adelanto. Lo publico el artículo también al final.
De momento ignoro
muchos extremos de este pasaje de la vida de Alcalá Venceslada porque la
investigación no es un tren que sale a hora fija; unas veces va y otras viene.
Se avanza con la inseguridad de lo dejado apenas hilvanado atrás y que se podrá
coser del todo definitivamente o no. Se esperan nuevos datos que llegarán o no,
que se preguntaron, que se están peinando… En ello estamos. Viene esto al hilo
de que, siendo el Diario de Galicia, un periódico importante de
Santiago, me dicen, en la red no encuentro gran cosa y en las obras que he
podido consultar, hasta hoy, sobre la historia de la prensa gallega, no me
aportan excesiva información. Ignoro quién lo contrata y por qué escribe Alcalá
en el Diario de Galicia, ¿se ofreció él? Es posible: intelectual y escritor inquieto que viene del traqueteo
poético, cultural, tertuliero, etc. sevillano no puede parar quieto, que se
dice.
Según Guillermo de
Torre: "Los periódicos cotidianos en España eran tanto o más tribuna
literaria que política”, es decir, a todo literato enrazado, esos que no
podemos dejar de escribir -entre los que incluyo de hoz y coz-, y lo hacemos nos
paguen o no, nos lo prohíban o nos lo incentiven, nos condenen o nos absuelvan,
se rían o lloren… la grafomanía, una vez descubierta, es el rayo que no cesa,
es imparable para tormento de quienes como usted reciben, por ejemplo, la
notificación de la entrada de este blog: usted perdonará.
La etapa de Alcalá en el
Diario de Galicia que a nosotros nos interesa comienza su publicación
por primera vez el sábado 28 de noviembre de 1908 y cesa de estar en la calle
el 21 de septiembre de 1930. El Diario es publicación, digamos,
tradicional, católica, que sale bajo el auspicio del cardenal Martín de
Herrera. Nada nuevo en la vida de Alcalá, pues esto es lo que hemos visto que
ha aprendido y mamado en su casa y son sus convicciones.
Quien me orientó en su
momento, da igual quién fue, lo hizo mal y me equivocó y erré yo parte de mi
tiro. “En el Diario de Galicia tu abuelo escribió de toros”, se me dijo.
Sí señor y así fue, ¡pero no solo de toros! De hecho, las crónicas taurinas son
las menos y las de variados temas la inmensa mayoría. Si recordamos que Alcalá
ha sido concejal de Marmolejo durante seis años, y que comprende del gobierno
interno de una ciudad, se entenderán mejor todos los artículos que dedica a la
Corporación de Santiago y en particular a su alcalde: sobre la limpieza, la
iluminación, el arreglo y pintura y disposición de fachadas por las fiestas…
¡pero yendo por delante la de los inmuebles del Ayuntamiento! Los comentarios
sobre las fiestas: ““modestitas, cortitas, sositas…”.
En lo formal de sus artículos
hallamos la ironía del inteligente, la hipérbole propia y proporcionada del andaluz
fetén (según Julián Marías), la guasa… tan andaluza según muchos, sus bromas, las
imágenes agudas de Alcalá: comparaciones, refranes… La narración de
chascarrillos e incluso de historias más extensas que ponen negro sobre blanco
el palpitar de todo un pueblo, Santiago, que hacía unos meses no conocía y al
que tiene ahora cogido el pulso. Según Remolacha, Tucho Castelo, “Conoce
a más gente que el recaudador de contribuciones”: a todos los que ve en la
plaza les pone nombre y oficio… y más si son del gremio taurino, periodístico,
literario… El empleo de su vocabulario, perdonen, no es hipérbole, es admirable
en cualquier registro: culto, común, técnico (conoce el nombre de los pases
taurinos y las suertes que ejecutan quienes ofician la liturgia que en el ruedo
se despliega), términos en caló, de germanía, americanismos, en gallego, en
andaluz… ¡Un repertorio de pases que deja boquiabierto al lector y al espectador!
Le confío al seguidor
de estas entradas que a quien abajo firma, servidor, le quedan todavía unas
corridas que despachar en la tierra del Apóstol. Que va tocando fin, pero aún
sigue trasteando con la muleta en el último tercio y que no pidió al mozo de
espadas el estoque porque este toro tiene aún unos pases.
Les regalo esta nota
que se editó en el número 2850 el 4 de octubre de 1917 en el Diario de
Galicia. Desde entonces no ha salido de los archivos de papel amarillento
hace ya más de un siglo…
Para facilitar la lectura
reproduzco el texto:
Don Antonio Alcalá
Nuestro amigo estimadísimo
Don Antonio Alcalá Venceslada, que venía colaborando en este periódico desde
hace tiempo, salió ayer para Andalucía, su tierra natal, de
donde es muy probable que no retorne, porque va a ser destinado a la
Biblioteca provincial de Cádíz.
He aquí explicado por qué no aparece hoy en el periódico la sección semanal "De feria a feria", que popularizó en poco tiempo el seudónimo de "Tuche Castelo".
Antonio Alcalá ha infundido soplos de gracia, de donosura y de belleza a los prolijos párrafos de prosa fecunda y atildada, que han formado sus crónicas de los jueves en el DIARIO DE GALICIA.
A raíz de las brillantísimas oposiciones que le proporcionaron un honroso puesto en el Cuerpo facultativo de Archiveros, Alcalá ya colaboraba en importantes publicaciones, habiendo obtenido premios en serios y reñidos concursos literarios, uno de ellos organizado por "Blanco y Negro"; pero en lo que hizo sus primeras armas en Santiago, fué como revistero de toros.
Profundo conocedor de la fiesta taurina, como buen andaluz, hizo de las corridas de este año y de las de inauguración de la plaza, unas revistas saladísimas, que nada tenían que envidiar, bajo ningún aspecto, a las de los críticos taurinos más nombrados.
Al ausentarse Antonio Alcalá, caballero de altas virtudes, quede consignado que deja en Santiago numerosas simpatías, y un gratísimo recuerdo entre los que nos honramos contándonos en el número de sus amigos.
Parecidos razonables contigo.
ResponderEliminarSi tú lo dices. Lo que es claro que solo tú eres capaz de escribir un comentario, aunque sea tan breve... Muchas gracias.
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