5 de noviembre de 2019

393-Kamen, Henry- FELIPE V. EL REY QUE REINÓ DOS VECES


Vaya de inicio y por delante la expresión de mi gratitud a Henry Kamen por la biografía escrita y recién terminada de leer por mí. Breve y excelente. Es posible que yo sea, como dicen en mi pueblo, “partidario” de este historiador que siempre, desde que leí su biografía de Felipe II me deja reconfortado por lo aprendido y animoso a seguir aprendiendo. Muchas gracias.

Leo la biografía de Felipe V en la rebusca del origen de las dos Españas. Es posible, como le leí no ha mucho a un historiador, Fernando del Rey, de quien espero que llegue mañana su libro (Retaguardia roja. violencia y revolución en la guerra civil española), que haya más de dos Españas: “Otro tanto sucede con la idea de las dos Españas. «Insisto en que no existían. Había muchas más: la España revolucionaria, la España contrarrevolucionaria, la España de los moderados (liberales, socialistas y católicos, todos ellos en su versión moderada) y la España que no estaba ideologizada, pero se vio arrastrada por el resto. Esta última era la más extensa»”, eso será cierto, pero no lo es menos que el átomo se puede seguir dividiendo, pero no se me negará que estos grupos o grupúsculos, como los diez Mandamientos, se resumen en dos: las dos Españas enemigas, que no contrincantes, ni rivales, ni competidoras, sino solo exclusiva y excluyentemente enemigas.

Escribe Kamen como resumen de la vida y obra del primer Borbón que aterrizó bajo la corona española… “Casi había pasado medio siglo desde que aquel joven y vacilante príncipe ascendía al trono y se convertía en el guerrero belicoso que echó abajo el tratado de Utrecht y recuperó para su dinastía todo el Mediterráneo occidental. Había devuelto el orgullo internacional a España, y puso en la Península los cimientos del Estado moderno. Pero durante todos esos años fue incapaz de sobreponerse a los estragos de una enfermedad que le privó de su eficacia, de su razón y, finalmente, de su vida”. Se me va a permitir que eluda los entresijos de la política internacional por los que Felipe llega a serlo V de España; Carlos II lo señala como su sucesor: esperaba, como fue, que su abuelo Luis XIV de Francia cuidara de la unidad del decadente imperio español.

Lo que más me ha llamado la atención ha sido, sin duda, la enfermedad del rey que le hizo poco menos que imposible seguir una existencia “normal”: largos períodos de postración en cama y de descuido personal (hasta casi no poder andar de lo largas que tenía las uñas de los pies), sucio, impresentable (aunque así recibía a veces a los embajadores: casi desnudo, en la cama y con un aspecto deplorable: sin afeitar, lavar, pelar…). A estos períodos severos de su enfermedad le sucedían otros de una tremenda euforia: períodos de grandes iniciativas, momentos de expansión para su dinastía y para España. Guerrero expuesto, cazador junto con su mujer, Isabel de Farnesio, inteligente, francés hasta decir basta…  poco a poco se fue ganando a su pueblo y fue admitido por él durante la guerra de Sucesión (que de tanta actualidad está ahora por lo sucedido en Cataluña bajo el reinado de este primer Borbón, nieto de Luis XIV de Francia, repito, quien lo “dirigió” y “asesoró” mucho en sus inicios como monarca español).

Punto y aparte merecen las bodas que este primer rey francés hizo. Su primer matrimonio fue con María Luisa Gabriela de Saboya, matrimonio concertado por su abuelo; ella fue un gran apoyo para este rey tan hostigado desde su juventud por las enfermedades mentales. En gran medida, por ella, según Kamen, el pueblo español empezó a apreciar y a amar a un rey que tuvo que luchar por la corona contra el archiduque Carlos de Austria, segundo hijo del emperador Leopoldo. A la muerte de esta su primera esposa se casó con Isabel Farnesio, mujer inteligente y amante decidida de su marido, dispuesta a ceder cuanto fuera necesario en lo personal por el amor de su marido y por el bien de España, si bien, en algunos momentos llegó a decir que odiaba todo lo español que tan tosco y grosero le resultaba en las formas, en la educación, en los modos (tal como le ocurrió a su marido: ambos incluso trajeron sus cocineros de fuera, imponer modos de conducta y etiqueta distintos…).

Gran promotor de la cultura, Felipe V, siguiendo modelos franceses, fue el fundador-impulsor de organismos culturales tan prestigiosos como la Real Academia Española de la Lengua y la Real Academia de la Historia. Verdad o no, su mujer hizo que en aquel horario de locos que llevaban, el famoso castrato, Carlo Broschi, conocido como Farinelli, le cantara a altas horas al rey mientras permanecía en la cama y esto, según ella, mejoraba la salud del monarca (era frecuente que se quedaran en cama hasta el medio día: allí desayunaban y recibían a embajadores y ministros, asistían a misa a las 15:00, almorzaban, por las tardes, en los buenos momentos del rey, cazaban allí donde estuvieran: Segovia, Madrid, Sevilla…; solían dormirse ¡a las cinco de la madrugada! o incluso más tarde, y había veces en que se recibía a los ministros, para despachar documentos o sencillamente charlar a las dos de la mañana…).

Rey viajero a pesar de todo, lo hizo mucho más por España que todos los Austrias desde Felipe II. Hablaba en francés, aunque leía el español y lo hablaba también. Le gustaba como escribí arriba todo lo francés e italiano en la comida, la música, la literatura (fue un gran lector con extensa biblioteca personal), en el vestir. Ciertamente él, con uno de sus ministros más relevantes, José Patiño, inició una necesaria renovación en el ejército español (anticuado y desfasado), en la diplomacia, en la creación de una Marina que había desaparecido… Con Felipe V se inicia un acercamiento a un Estado centralista fuerte y eficaz con un poder firmemente asentado en el ejército, pero no alcanzará en absoluto la fuerza que tenía, por ejemplo, en Prusia (no fueron pocas las pugnas y las luchas sordas y menos sordas, entre nobles que deseaban continuar con la gestión clásica española y los nuevos funcionarios y sus modos de gestión de estilo francés traídos por Felipe y sus ministros principales). En realidad, defiende Kamen, es falso o no cierto del todo que Felipe V fuera un rey absolutista, pues no disponía de un Estado centralizado que le permitiera ejercer el poder de ese modo: Navarra y las provincias vascas, por ejemplo, eran provincias autónomas, casi repúblicas, dentro del Estado.

Por lo que a mí respecta, y a las dos Españas, aquí solo veo los recelos propios de los españoles que son apartados de los asuntos de Estado por ministros franceses o italianos, por modelos de estructuras de estado distintas… Sí es verdad que el refinamiento de las clases altas hará que se distancien de los festejos del pueblo, las costumbres populares: corridas de toros, carnavales, fiestas populares…, consideradas vulgares y se inclinen por nuevos modelos de diversión: la ópera, el teatro italianizante, pero aún no percibo en esta obra que ahora termino nada de lo que busco. Ciertamente no deja de oírse la protesta de las distintas regiones o reinos que claman por sus derechos y que tienen que ser acalladas de un modo u otro. Sin duda, la sutura de los Reyes Católicos dejaba abierta una herida por la que aún respiran algunos en el reino de España.

* * *

La carencia de una teoría política que diera sustento teórico al Estado hizo que tuviera especial importancia los escritos que Felipe V deja en 1724 a su hijo Luis como consejos para el gobierno de la nación y la política interior de la misma. Escribe: “mantened a los catalanes, valencianos y aragoneses bajo control, y no les devolváis sus fueros, porque son gente turbulenta, especialmente los catalanes”, supongo que algunos dirán, desde su ignorancia culpable y supina que “ese Felipe V, quien fuera, sin duda, es un fascistas”. Pues eso. Gente de paz.

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