478-Baltanás, Enrique-
LAS COLUMNAS DE HÉRCULES.
REALIDAD O INVENCIÓN DE ANDALUCÍA
Considero que el refranero atesora sabiduría contrastada por vía de experiencia y en él confío normalmente. “De sabios es rectificar”. Será. De momento estoy seguro de que me equivoqué y rectifico. Rectificar es de quien se equivoca. Escribí que había conocido a Enrique Baltanás en la Universidad de Navarra. Es erróneo. Debió ser a otro E. B.. La foto me hacía dudar, pero como “dentro de cien años… todos calvos”, pensé que sería su caso. No. Me equivoqué y le pido disculpas a él y a quien lo leyera. Lo siento.
Termino este libro al
que le pega llamar librito por su extensión, pero no por su calidad.
Cierto que está muy bien escrito, con desenfado, e incluso desorden estructural
y temático. Da la impresión de que su autor lo fue pariendo al hilo de
ocurrencias y algunos artículos sueltos que fue añadiendo, de lecturas, de
meditaciones no intensas ni extensas ni profundas: ¡más bien al hilo o al bies,
que diría mi costurera!
Para Baltanás, y estoy
de acuerdo, eso de las esencias de Andalucía, el ser de Andalucía, lo andaluz
esencial y distintivo y… ¡es pura pamema! Un invento. Lo comparto. Andalucía es
muy grande y más lo es España y ahí me planto por no seguir. Los nacionalismos
paletos de boina calada a rosca hasta las cejas solo promueven más
nacionalismos y, por tanto, búsquedas de señales de identidad y calenturas que
no soportan un cigarro y un café en tertulia recia y seria. Más bien calientan
el ambiente en búsqueda de enemistades, malos modos, pegoletes, y algunos
terminan en guerras de las que Dios nos libra.
He de reconocer que
nunca me movió una fibra del alma ser de Jaén, de Andalucía ni español… —salvo
cuando juega la selección de fútbol, ¡que entonces sí me enciendo!—.
Me movía ser de las Protegidas cuando había peleas con otros patios, partidos
de fútbol a los que llamábamos “desafíos” o había que defender como fuera los
tirajitos para la lumbre de san Antón… ¡El resto me ha escurrido bastante!
Que Blas Infante es el
padre de loquesea me parece muy bien y a seguir barajando. Las lecturas y la
meditación reposada de lo leído me hablan de un buen hombre al que más movió el
corazón, es decir: el sentir, que la razón. Que confundió como Baltanás -¡y van
dos veces!- el paloduz con la cañaduz…, ¡cosa que le ocurre a cualquiera! Ni
Andalucía es la morisma, ni Tartessos, ni Al-andalus… ni…
Para Baltanás, en
resumen, “La Andalucía actual, la realmente existente, nació -por ponerle
fecha- el día en que se promulgó su Estatuto de Autonomía. Andalucía es, sobre
todo, su Estatuto. Y en el Estatuto están sus verdaderas y más activas (el
pueblo se movilizó y votó) señas de identidad. Lo demás es historia, ensayo, lucubración.
Es el Estatuto lo que más estrechamente nos une a los andaluces, donde radican
las posibilidades de un futuro mejor, donde está marcado el plan de ruta de ese
camino que hemos elegido recorrer juntos hacia el futuro. No hay más señas de
identidad. Y todo lo demás son tópicos. O ganas de marear la perdiz”. Perdices
pocas quedan e invertir tiempo en su mareo… es inútil. ¿De veras que nos unen o
nos sueldan? Me parece bien que don Enrique esto opine. Para mí el Estatuto no
deja de ser la muleta de unos gobernantes partidarios, interesados, en llevar
diecisiete toros, un par de ellos toracos marrajos, a los corrales, sin
cabestros, que son las bestias que más Derecho Administrativo saben en toda
España.
Es posible que a algún lector le incomoden algunas salidas de
tono, butades (me gusta más la definición de esta de María Moliner que la de la
RAE), del autor, pero a mí no: las disfruto. No se debe olvidar que una salida bronca
no suele ser acción, sino reacción. Cuando ya estás hasta sálvese
la parte y no hay mollejón… ¡salta el tío! Ni Baltanás, ni servidor, que se
suma, somos, entiendo, maleducados, pero tampoco nos interesa lo llamado
“políticamente correcto” (no dejo de insistir sobre estos en sus orígenes de
manipulación y mangoneo marxistas)… Así tampoco salen bien parados ni García
Montero (no me interesó ni cuando por la Facultad de Granada andábamos), ni su
amigo y compañero de cuerda, el ubetense-granaíno, Antonio Muñoz Molina, ambos
hoy burgueses encaramados en el momio de la superestructura dominadora
etcétera. Ni Isidoro Moreno, también de la misma cuerda ideológica marxista…: este
se lleva despachado más de cuarto y mitad bien colmaíco… Donde las dan las
toman (no lo recordaba al payo: lo he tenido que mirar en la red y ya sí…
¡claro!).
La lectura de este libro viene al caso, relacionado con
Alcalá Venceslada, como otros anteriores y de esta línea, en la que investigo
la concepción, una caracterización, de Andalucía que tienen una serie de
autores, muchos de ellos amigos que se conocieron en la Sevilla de principios
del siglo XX, y que bebieron en el Ateneo sevillano de las fuentes, distintas,
que manaban ese afán regionalista, nacionalista, andalucista, folclorista,
flamenco… Demófilo, Rodríguez Marín, Guichot, Montoto, Cortines…
Llegados a este punto. Pasada la raya del folio diré que este
librito me ha resultado un libro sugerente que recomiendo con agrado. Le ayuda
a uno a pensar, a meditar, supuestas evidencias que no lo son tanto como a
algunos les interesa o querrían…
No hay comentarios:
Publicar un comentario