Comellas, José Luis:
CÁNOVAS
No es esta lectura un tropezón más entre los muchos que me suceden, cuando un libro se me cruza en mis lecturas, se antepone a los previstos y proyectados… y no guarda turno. No es eso, no es eso. Sencillamente vuelvo sobre mis pasos…
En junio del 22 dejé de investigar sobre la vida y obra de
Alcalá Venceslada, ocupación en la que meses intensos llevaba, casi un año. Se
avecinaban julio y agosto, con el quebranto que suponen en todos los quehaceres
de España: no es fácil recibir la atención a cuanto se solicita a organismos
oficiales; andaba atorado en la biografía sevillana de Alcalá por
sobreinformación; y, quizá, sobre todo estaba cansado; y sí es verdad que me visitó
y se sobrepuso y anticipó una novela que fue un cuento inicialmente, que se
convirtió en novela y que incluso tiene un título, Terrazas del Oregón,
y que se terminó de escribir, al menos en su fase de borrador, hacia noviembre
o así… No conclusa, la novela y la temporada iniciada de caza no dejaban
espacio para todo. Se presentó Cuentos para ti el 21 de diciembre, lo
que conllevó muchas semanas de quehaceres previos, desvelos, inversión de
tiempo, etc. Pues cuando se es escritor anónimo, ¡no hay autor que más haya
escrito en las historias de las letras universales!, el escritor se convierte
en el hombre orquesta que todo pito ha de tocar y de toda tarea ocuparse.
Resumen… que hace unos días pensé que era llegada la hora,
perdone el exordio de los dos párrafos anteriores, de volver con Alcalá
Venceslada y pensé que sería adecuado hacerlo por Cánovas… La causa no es otra
que pensé yo que, al haber pertenecido Alcalá (fue concejal al partido liberal-
conservador entre 1909 y 1915 en su Marmolejo) y haber seguido los pasos de su
padre, no estaría de más refrescar mis conocimientos sobre el partido y su creador
y la época. Pensé también que la biografía incluiría algunos datos de Antonio
Maura, que se corresponde con el período del Alcalá político, digamos, pero no
ha sido así. Me temo que tendré que volver a releer algunas páginas de la excelente biografía de aquel que reseñé aquí:
así es la vida. Compruebo que le dediqué varias entradas a aquel libro… ¡no recordaba
el detalle, pero sí la lectura del libro!
He disfrutado de la lectura de este Cánovas de
Comellas: claro, ágil, contextualizado... Es increíble la importancia que la
intrahistoria, que Unamuno llamó, tiene en el acontecer de las naciones, pero
no es menos increíble y admirable la trascendencia que puede tener una persona,
en este caso, Cánovas en todo un período, la Restauración, que no habría sido
sin él. Momento complejo -¿alguno no lo es?- en la historia de España: Isabel II,
gracias a todos, estaba ya en París; la República había sido un fiasco; el Amadeo
de Prim no cuajó bajo la corona, el posible Alfonso XII, un borbón que rompía,
eso pensó Cánovas, el penoso surco dejado por su abuela y estudiante en el
extranjero… y un malagueño, Cánovas, de equivoco mirar -algo de bizco tenía-,
de inteligencia despierta, sobrino de Estébanez Calderón, se marcha a Madrid
perseguido por su afán por la Historia y el Derecho, mas sucumbe a los encantos
de la política. Hombre paciente, inteligente, listo y astuto… que nada de todo
ello uno y lo mismo, es capaz de armar un pensamiento y un régimen partiendo de
unos espartillos simples: “La política es el arte de lo posible” y otra idea,
más o menos así expresada: hay una política para cada circunstancia… (de ahí que
Silvela, que tantos malos ratos le dio, dijera que el partido de Cánovas cada
vez era menos una realidad doctrinal para convertirse en una realidad meramente
política). Por conocidísimo no me paro el llamado turnismo… En don Práxedes
Mateo Sagasta, la otra cara de la moneda, etc.
Siempre pensé que siendo la política y la verdad dos realidades
de ámbitos muy alejados, me temo, que donde no esté esta, la verdad, el afán
por hallarla, su búsqueda… ¡mal negocio! El sistema del turnismo ideado sobre
la mentira, la falsificación, etc., alejado de un pueblo inculto, pobre, ignorante…
era un sistema condenado a la muerte pronta. Solo la verdad hace libres a las
personas, pues con ella se puede elegir consecuentemente. Cierto que el acuchón
de las Filipinas y Cuba, de esta sobre todo y su guerra allí, pusieron a España
y sus gobernantes en el disparadero, pero pienso que Cánovas, y este fue un
gran error de su política, no comprendió el problema de una ausencia de clases
medias que dieran entereza a un régimen y, si no despreció, no se ocupó cuanto
debió como gobernante de las “clases populares”… Un anarquista, un pobre
hombre, Angiolillo, un periodista de medio pelo… será quien acabe con la vida
del estadista… El sillar falsario del régimen, el individualismo tan español, la
pobreza, la ignorancia, la falta de futuro de las clases trabajadoras… hilaron
la soga que dio al traste con Cánovas y su Restauración.
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