6 de mayo de 2022

ANTONIO ALCALÁ VENCESLADA-17

       


Cortines Murube, Felipe, Romances del camino

Leo y releo con agrado estos poemas en esas páginas deslucidas y manchadas por el paso del tiempo, esas páginas sepa Dios por quién y cuándo leídas: mi libro lo adquieré de segunda mano.

Se divide el poemario en varias partes claramente diferenciadas y nominadas por el poeta: Andalucía famosa, Juventud triste, Horas de la ciudad, Visones del pueblo, Toros del camino, Amor de España.

Me recuerdan estos poemas a muchos otros del primer Machado, Antonio, y sobre todo de Juan Ramón…, con quien se carteó Cortines Murube, conocía de Sevilla y a quien, sin duda, leyó. La influencia Modernista la hallo trufada de Romanticismo…, aunque debe tenerse en cuenta que ya para esos años en los que el libro se edita, en el 16, el modernismo no era moda, pero sí había dejado tendencias y modos y Bécquer, Rosalía, etc. habían hecho masa de la sangre poética sus escritos con lúgubres imágenes: la presencia de la muerte, de lo imposible, la naturaleza, un colorido amable en algunos de los poemas de Cortines…

En Cortines hallo especialmente presente, como constante, entiendo por lo que lo he leído ya, la naturaleza, el campo: sus árboles, quienes actúan en él… Me siguen gustando los caballos y los toros que, vistos por su mirada, y en sus poemas, que adquieren un aire selvático, de majestuosa e irreductible libertad: dan la impresión de estar ahí no porque el hombre los ha puesto y los cuida, sino que son ellos quienes pusieron al hombre… Es difícil de explicar: como la presencia de las encinas en los poemas contempladas por el poeta. Desde que he leído a Cortines, cuando pateo el campo entre encinas, adquieren estas una presencia y un simbolismo que va más allá de la belleza inherente el bravo árbol…, que contrasta para el poeta con otras flores y otras hierbas de los campos. Es la encina adusta, firme, casi un soldado en mitad del campo… de batalla: desafiante, valiente... Me llama la atención la presencia de un Dios, digamos, cristiano, principio y fin de todo, gobernador de todo.

Se percibe en algunos poemas lo que fuera muchos años después una realidad constante en la vida de Felipe Cortines: su retirada del mundo, su elección por la Literatura, su aceptación del rechazo que parece percibir de lo que le rodea, propia de una sentimentalidad envuelta en recuerdos tristes, reales o no, de una vida donde el poeta se tropieza con la amargura… No olvidemos que quienes lo conocieron siempre destacaron en él su simpatía humana y su bonhomía, mas es posible que él, como digo, se tropezase, hallase, encontrase con frecuencia con realidades de su vida que no se concertaban con lo esperable, lo deseable… ¿y quién no halla en su camino esas piedras que semejan moles insalvables?

Me llama la atención la parte denominada Amor a España, que tan natural sería, por la virtud de la piedad, en cuantos hemos nacido en ella y que, sin embargo, me suena un tanto patriotera. No es problema del poeta, sino del momento en que se escribe y yo lo leo. Hay una especie de exhibición de su amor a la patria que, insisto, se me antoja casi una falta de modestia, de pudor, al mostrar una realidad que hoy se ha reducido más a lo íntimo personal.

Escribe Jacobo Cortines que “Romances del camino desarrolla en profundidad la temática del escritor. Lo más destacado del libro son los poemas dedicados al campo y a Sevilla, que perfilan el andalucismo del autor”. Esta última afirmación es para mí muy interesante, pues es cierto que en muchos momentos Andalucía y andalucismo se identificó con sevillanismo, ¡si es que aún no sigue siendo así! Las dos grandes líneas al respecto, sobre el andalucismo, de las que hablaré en el trabajo que intento sobre Alcalá Venceslada, nos muestran unos creadores, pensadores, escritores… que se alejan del andalucismo político, de sesgo reivindicativo representado por Blas Infante, con cuantos matices se deban hacer, que los haré en su momento, y a quien se le calificó de no socialista por parte del PSOE-A en alguno de sus congresos (el onceavo, si no me falla la memoria. Escribo un partitivo en vez de un ordinal, undécimo o decimo primero, porque esto parece ser también la moda entre reconocidos periodistas, tertulianos, etc. ¡es maravilloso!). Bromas aparte se escogió a Blas Infante como padre de la patria andaluza en 1983 por la orfandad que sintieron los gobernantes de entonces. No es ese el andalucismo cultural, casi metafísico, que seguirán otros muchos como Rodríguez Marín, Felipe Cortines, Alcalá Venceslada, Demófilo y tantos otros, curiosamente, hoy casi todos ellos olvidados y aparcados en vía muerta…

He disfrutado una vez más de los poemas de Cortines Murube. No sé si recomendar un libro que tanto y trabajo me costó conseguir… En fin, si usted se lo cruza por su camino, no deje de comprarlo y, sobre todo, de leerlo y disfrutarlo.

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