Cortines Murube, Felipe, Poemas escogidos (1908-1961), EDICIÓN de Jacobo Cortines Torres
En la madrugada del 21
de enero de 1961 muere Felipe Cortines Murube en su casa de Sevilla donde
estaba, desde la muerte de su hermana, en una dura soledad, casi autoimpuesta,
y donde la carencia de medios económicos, quien los tuvo de sobra, imponía una
austeridad solo mitigada por su relación íntima, personal, comprometida con la
Literatura, con su literatura.
Nació Cortines el mismo
año que Alcalá Venceslada. Amigos fueron durante años porque compartieron
Facultad de Derecho en Sevilla, y versos, y Ateneo… El largo prólogo
introductorio de su sobrino nieto, el profesor Cortines Torres es un comentario
de los libros y de muchos de los poemas de Cortines y unos apresurados apuntes
de su vida, de sus literaturas, de sus andanzas.
No me sorprende lo que
escribiera Cortines Murube sobre su compromiso con su tierra, sensu strictu,
es decir: no solo con Andalucía, Sevilla… sino con la tierra que sus padres
tenían, con sus reses, los caballos, su flora su fauna y por supuesto con sus
gentes: "Acaso nada tan triste como el escritor
que se queda aquí, sujeto al terruño, por un engañoso amor de geórgica,
deseando unir su alma a la de su región natal y estrechar conscientemente el
vínculo de sus sentimientos por la Naturaleza con el pueblo y los campos que fueron
la alegría de su infancia": fue Cela quien afirmaba, y lo demostró,
que, para ser alguien en las letras españolas, había que irse a Madrid. No fue
lo que hizo Cortines Murube, no es lo que hizo tampoco Alcalá Venceslada. Por
cierto, a día de hoy, no tengo ninguna de las muchas cartas que se debieron de
escribir los poetas amigos; aunque aún me falta algún escondrijillo por revisar.
Del recorrido por sus
poemas, ya antecede a esta entrada otra ya publicada y anterior a esta, El
poema de los toros, donde ya expresé mi sorpresa ante la persona de
Cortines Murube y por su poesía. Coincido, ¡cómo no hacerlo!, con Cortines
Torres, excelente poeta, me dicen, quien afirma que quizá lo mejor de la
producción poética de su pariente se quedó sin editar en la década que media
entre 1950 y el año de su muerte. Comprendo que suele ser normal que la poesía
de todo poeta verdadero se vaya decantando, poquito a poco, va quitando lo que
sobra de préstamos e hipotecas adquiridas en el camino de la vida y la
creación. La poesía se hace más personal, no necesariamente más íntima, pero
sin duda se produce ese acendramiento de la palabra que comunica las esencias
de lo vivido: sobran las palabras ante el ser evidente de las realidades,
¡evidente para el poeta! No son pocos quienes dejan en ese punto su creación,
la abandonan, no se puede ya decir más de lo que, de suyo, parece ser inefable…
Reconozco mi recelo de
andaluz provinciano, es decir, “no sevillano”, de cuanto de la capital andaluza
viene. El sevillanismo superficial me produce alergia, un rechazo y por él, lo
confieso, ese otro sentir sevillano, el auténtico, inherente a la ciudad y sus
costumbres y sus gentes, tan amable como saludable… me produce cierta
desconfianza. Lo siento. Que me perdonen mis muchos amigos sevillanos y mis
parientes de allí, que son legión.
No sé si de inmediato,
pero hoy, ya por fin, gracias a las secretarias eficientísimas, serviciales y
amables de la Biblioteca de la Universidad de Sevilla, Teresa y Macarena, que
me facilitaron ya el camino recto y último hasta don José Manuel Vinagre Lobo,
que no fue ni menos eficiente ni servicial ni amable… digo: que ya por fin
tengo la tesis que defendiera en 1975 Jacobo Cortines Torres sobre su tío
abuelo Cortines Murube, que espero que ayude a progresar de mi trabajo De
momento la lectura de esta obra que comento y el trato con las personas citas,
y las no citadas, me han hecho crecer y mejorar como persona. Muchas gracias.
Jacobo Cortines Torres |
Tiene esta obra dos partes claramente diferenciadas. La introducción del profesor Cortines Torres, en la que comenta muy brevemente la vida y la obra de su tío Felipe y una segunda parte en la que hace una selección de poemas del mismo. Ambas partes me han incitado a leer la obra de Cortines Murube, especialmente a día de hoy su poesía. Algún comentario irá saliendo en este blog. Ya publiqué en la anterior entrada El poema de los toros, que recomendé vivamente, y estoy ahora, a raticos, leyendo algunos otros libros suyos…
*
* *
Reconozco que estoy
echando un párrafo largo en este tranco de la vida de mi abuelo en Sevilla. Considero
que por su influencia lo merece: luego veré si fue así o no, pero para averiguarlo
es necesario dedicar este tiempo a estos libros, a estas personas y a las
muchas horas de búsquedas, llamadas, correos, idas y venidas… Si lo que publico
ahora no es de su agrado, hago lo del florentino cuando acompañó a Virgilio…
¡Pasa y mira!
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