Ollero Tassara, Andrés, JUAN MANUEL ORTI LARA, FILÓSOFO Y PERIODISTA
Es Juan Manuel Orti
-sin tilde- y Lara tío abuelo de Alcalá Venceslada. Nació este por accidente en
Andújar, pero sus padres tenían la casa familiar en Marmolejo de donde también era
natural Orti y Lara (1826-1904). Uno y otro tienen hoy calles que llevan sus
nombres en el pueblo que los vio nacer.
Llegado el momento,
mostraré que la influencia familiar tiene un peso muy específico en la
formación personal, cultural, etc. de los miembros de la familia que, como es
lógico, no obra en todos de igual modo, aunque ciertamente todos tienen ese, podríamos
llamar, “aire de familia”.
Los esposos Orti y Lara tuvieron siete hijos: Vicente, Antonio, Alfonso, Josefa, Clara y Juana y el futuro filósofo, Juan Manuel. Damián Isern, en libro que comentaré tras este, Dios queriendo, afirma que “Disfrutaban los esposos Orti de muy desahogada posición económica; tanto que, al morir, dejaron a sus hijos un caudal de cien mil duros próximamente”. Esa disposición de medios hará que Juan Manuel pueda estudiar en Andújar y Jaén, hasta culminar su bachillerato, y seguir estudios universitarios en Granada. Es curioso que semejante camino seguirá Alcalá Venceslada, quien será escolar en Andújar y colegial en el mismo colegio Mayor, el “San Bartolomé y Santiago”, en Granada con una diferencia de décadas.
Fue Orti y Lara
brillantísimo estudiante, escritor impenitente de todo tipo de obras: estudios
que se le encargan, artículos periodísticos, manuales relacionados con sus
clases del instituto o de la Universidad y un polemista excelente.
Desde muy joven empezó
a colaborar en la prensa granadina y en la prensa nacional. Escribe artículos
de toda índole: «artículos de pura imaginación», aunque abandona bien
pronto aquel «camino poético, como él lo llamaba». Sobre todo, se presenta al
debate con quien sea menester si tienen que ver con la temática educativa y los
sesgos legales que están llevándola a la secularización e introduciendo ese
fermento en las legislaciones españolas del momento. Famosísima y costosa, en
el plano personal y profesional, fue su disputa con Sanz del Río cabeza visible
de los paladines de la supuesta mejor educación y formación: los krausistas, a
quienes desde el punto de vista filosófico los desarmó en su primer envite:
panteístas en lo filosófico, laicistas y verborreicos de extrañas jergas
difícilmente comprensibles en sus planteamientos políticos y sus exposiciones.
Cierto es que Orti y Lara pertenecía a una línea de pensamiento político
integrista (que luego abandonará) muy próxima al carlismo; neocatólico después
y defensor del tomismo; y muy fogoso en sus exposiciones.
Estudioso, culto,
lector atento a cuanto se publica en toda Europa y le afecta, es de su interés
y puede servirle para mejorar los manuales que publica para sus alumnos; lee y
estudia para mejorar sus clases… y formarse él. Las reediciones de sus obras y
la valoración científico-académica es excelente.
Tras décadas de saber
de la separación de las cátedras de los krausistas con motivo de Orovio,
servidor, en estos días, tiene noticias de que también en esta España de los hunos
y los hotros, si aquellos fueron apartados de las cátedras, también
lo fue Orti y Lara de la suya por los hunos cuando alcanzaron el poder y
la capacidad para largarlo…
Viene a decir Ollero
que Orti y Lara es autor brillante que embarranca cuando se enfrenta con sus lúcidos
principios en la realidad donde encalla y se atora y se muestra bastante
inflexible. Parece como si don Juan Manuel, encandilado por la luz de los
principios, cuya contemplación era para él el fin de su vida, cuando baja la
mirada y la posa sobre la realidad que le rodea, queda en penumbras, perdiendo
la correcta dimensión de las figuras.
La Redacción de El
Universo comenta a su muerte que: "Don Juan Manuel Orti y Lara podrá
haberse equivocado una vez o muchas en las direcciones que tomaron su
pensamiento, su pluma y su actividad; podrá no haber visto siempre el conjunto
de circunstancias que hay que tener en cuenta para la acción religioso-política
en todos los tiempos, y más en los agitadísimos actuales; pero que ha caminado
constantemente con una pureza de intención de que la especie humana por
desdicha ofrece pocos ejemplares, eso no puede dudarlo nadie que le haya
tratado algo", letras con motivo de su muerte en El Universal (8-1-1904).
Los libros de su
biblioteca, donada al Seminario de Jaén, mantienen aún su recuerdo y revelan la
escasa afición de don Juan Manuel a subrayarlos o anotarlos al trabajar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario