22 de febrero de 2022

ALCALÁ VENCESLADA -09


Ollero Tassara, Andrés, JUAN MANUEL ORTI LARA, FILÓSOFO Y PERIODISTA

Es Juan Manuel Orti -sin tilde- y Lara tío abuelo de Alcalá Venceslada. Nació este por accidente en Andújar, pero sus padres tenían la casa familiar en Marmolejo de donde también era natural Orti y Lara (1826-1904). Uno y otro tienen hoy calles que llevan sus nombres en el pueblo que los vio nacer.

Llegado el momento, mostraré que la influencia familiar tiene un peso muy específico en la formación personal, cultural, etc. de los miembros de la familia que, como es lógico, no obra en todos de igual modo, aunque ciertamente todos tienen ese, podríamos llamar, “aire de familia”.

Los esposos Orti y Lara tuvieron siete hijos: Vicente, Antonio, Alfonso, Josefa, Clara y Juana y el futuro filósofo, Juan Manuel. Damián Isern, en libro que comentaré tras este, Dios queriendo, afirma que “Disfrutaban los esposos Orti de muy desahogada posición económica; tanto que, al morir, dejaron a sus hijos un caudal de cien mil duros próximamente”. Esa disposición de medios hará que Juan Manuel pueda estudiar en Andújar y Jaén, hasta culminar su bachillerato, y seguir estudios universitarios en Granada. Es curioso que semejante camino seguirá Alcalá Venceslada, quien será escolar en Andújar y colegial en el mismo colegio Mayor, el “San Bartolomé y Santiago”, en Granada con una diferencia de décadas.


Fue Orti y Lara brillantísimo estudiante, escritor impenitente de todo tipo de obras: estudios que se le encargan, artículos periodísticos, manuales relacionados con sus clases del instituto o de la Universidad y un polemista excelente. 

Desde muy joven empezó a colaborar en la prensa granadina y en la prensa nacional. Escribe artículos de toda índole: «artículos de pura imaginación», aunque abandona bien pronto aquel «camino poético, como él lo llamaba». Sobre todo, se presenta al debate con quien sea menester si tienen que ver con la temática educativa y los sesgos legales que están llevándola a la secularización e introduciendo ese fermento en las legislaciones españolas del momento. Famosísima y costosa, en el plano personal y profesional, fue su disputa con Sanz del Río cabeza visible de los paladines de la supuesta mejor educación y formación: los krausistas, a quienes desde el punto de vista filosófico los desarmó en su primer envite: panteístas en lo filosófico, laicistas y verborreicos de extrañas jergas difícilmente comprensibles en sus planteamientos políticos y sus exposiciones. Cierto es que Orti y Lara pertenecía a una línea de pensamiento político integrista (que luego abandonará) muy próxima al carlismo; neocatólico después y defensor del tomismo; y muy fogoso en sus exposiciones.

Estudioso, culto, lector atento a cuanto se publica en toda Europa y le afecta, es de su interés y puede servirle para mejorar los manuales que publica para sus alumnos; lee y estudia para mejorar sus clases… y formarse él. Las reediciones de sus obras y la valoración científico-académica es excelente.

Tras décadas de saber de la separación de las cátedras de los krausistas con motivo de Orovio, servidor, en estos días, tiene noticias de que también en esta España de los hunos y los hotros, si aquellos fueron apartados de las cátedras, también lo fue Orti y Lara de la suya por los hunos cuando alcanzaron el poder y la capacidad para largarlo…

Viene a decir Ollero que Orti y Lara es autor brillante que embarranca cuando se enfrenta con sus lúcidos principios en la realidad donde encalla y se atora y se muestra bastante inflexible. Parece como si don Juan Manuel, encandilado por la luz de los principios, cuya contemplación era para él el fin de su vida, cuando baja la mirada y la posa sobre la realidad que le rodea, queda en penumbras, perdiendo la correcta dimensión de las figuras.


Algunos autores, amigos, conocidos, colegas señalan las lamentables consecuencias de la dedicación de Orti a la política cotidiana, al barrizal de lo ordinario… Tras calificarlo como,
«filósofo cristiano de los más notables y genuinos», y «a la vez hábil polemista y crítico», añade Z. González: «¡Lástima grande que haya abandonado el campo sereno de la Filosofía y de la ciencia para entrar en el campo revuelto de la política!».

La Redacción de El Universo comenta a su muerte que: "Don Juan Manuel Orti y Lara podrá haberse equivocado una vez o muchas en las direcciones que tomaron su pensamiento, su pluma y su actividad; podrá no haber visto siempre el conjunto de circunstancias que hay que tener en cuenta para la acción religioso-política en todos los tiempos, y más en los agitadísimos actuales; pero que ha caminado constantemente con una pureza de intención de que la especie humana por desdicha ofrece pocos ejemplares, eso no puede dudarlo nadie que le haya tratado algo", letras con motivo de su muerte en El Universal (8-1-1904).

Los libros de su biblioteca, donada al Seminario de Jaén, mantienen aún su recuerdo y revelan la escasa afición de don Juan Manuel a subrayarlos o anotarlos al trabajar.

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