Muchos dicen que aprender Historia (con mayúscula) evita cometer los mismos errores. No me encuentro entre quienes tal piensan. Disiento. Mi historia (con minúscula), la que llevo escribiendo desde hace más de seis décadas, me enseña que todo animal tropieza más de una vez en el mismo obstáculo. Véase ahí al hombre.
Lo sucedido con Casado en España, que hoy atosiga a muchos, comparado con lo que está sucediendo en Ucrania es una batallita de vaqueros de airgam boys contra indios dando vueltas a los carruajes. Casado, Pedro Sánchez y sus partidos y usted y yo, España entera, somos un caniche si nos comparamos con la Rusia de dóberman acaudillada con por un rottweiler, rubio, pequeñajo y con más mala leche que una pantera recién despertada a las tres de la mañana. El Rottweiler es Putin. A este gobernante, por muchos motivos, se le ha consentido mucho de lo que ha hecho y ha hecho mucho y malo… Es poderoso. Tiene una idea de recomposición de la URSS. A su antojo reclama, invade, se anexa… todos los territorios que son suyos. Hace unas horas se preguntaba el presidente Biden que quién se cree Putin que es para modificar las fronteras a su antojo. Muy sencillo, míster: es el que más botellines del Alcázar roba en su barrio. El perrazo más grande y con más mala leche del patio, y nada ni nadie le ha parado los pies. ¿Se anexa lo que es suyo, reclama lo suyo…? Es decir, es un tipo que camina seguro por la justicia (que es dar a cada uno lo suyo, y como no se lo dan, él lo coge, lo atrapa, lo roba, lo sustrae, lo usurpa…) porque lo considera parte de la gran Rusia y por eso sigue con sus invasiones: ahora Ucrania. Y a callar.
Por si no les suena
todo esto se parece como dos gotas de agua a lo sucedido con Hitler. Humillada
Alemania en Versalles, Hitler reclama los territorios que considera suyos. El resto
de los países contemplan cómo lo hacía el muy bergante: invade Polonia, Dinamarca,
Noruega, Bélgica, Holanda…, pensando que ellos no les llegaría. Mientras sus
habitantes de estos países miraban los embargos que se hacían a la Alemania
nazi… y comían caramelitos de menta. Cuando quisieron acordar… sus airgam boys
temblaban bajo las bombas alemanas, y el perrazo del momento, los dóberman, y el
rottweiler del mostacho cepillo de dientes, ese bigotito que lucía Hitler, no
les dieron la del pulpo, no: los pelaron como pelan los pollos en Utrera:
vivos, con poca agua y muy fría…
Cuando vean las barbas
del vecino (y Ucrania está a un ratito de avión) cortar… pongan las suyas a
remojar… en agua caliente por si acaso. ¡¡Oído!!
Perdonen por haber tenido razón unas horas antes del inicio de la guerra. Considero que era evidente, aunque no se deseara ver, aunque no se quisiera creer. La supuesta sobreactuación de occidente, que decía Lavrov, no era tal, pero sus mentiras y las de Putin... eran muy muy reales. Es lo que hay. Sigamos mirando para otro lado... ¡Dios mío!
ResponderEliminar