Desde el pasado viernes día 11 de febrero de 2022 no dejo de oír, al principió la escuché, la noticia de un chico adolescente que, con una escopeta, mató a su hermano y a su madre, primero y después, tras esperar que llegara a casa, a su padre. Cometidos los asesinatos, estuvo cuatro días con los cadáveres en casa sin decir más pío que unas llamadas a los centros escolares de su hermano y al suyo para decir unas mentiras: su hermano y él no acudirían a clase porque padecían covid.
Se sabe que, por sus
malas calificaciones, el adolescente había sido castigado por su madre a no poder
usar el teléfono, Internet o algo así y ese “era o podía ser el motivo” para
cometer los asesinatos arriba contados. Los vecinos y los compañeros de clase
lo califican al adolescente de “NORMAL”, y permítanme que me pregunte ¿y
es que acaso no lo es?
Detenido por la policía,
se ha filtrado que el chico, insisto, UN ADOLESCENTE NORMAL, ha mostrado
una extraña carencia de empatía con lo hecho, con lo cometido: frialdad,
lejanía, indiferencia, impasibilidad, falta de arrepentimiento… ¿Y no es acaso
esto normal?
Al adolescente, un
chico absolutamente inmaduro, seguro que caprichoso, consentido seguro, LE
HAN QUITADO AQUELLO A LO QUE ÉL TIENE DERECHO: a jugar con sus máquinas,
hacer uso de Internet y divertirse del modo que sabe. Emplea su tiempo libre en
juegos más o menos violentos, más o menos adictivos, con su teléfono a mano
para contestar los wasaps de los conocidos, de los amigos, enviar y recibir
mensajes y seguir matando en pantalla a unos seres, cada vez más reales, más
parecidos a las personas con quienes se cruza por la calle… ¡y él tiene
DERECHO! a jugar. ¿Se puede saber quién es su madre para impedírselo?
Insisto un adolescente
NORMAL, que hace lo que NORMALMENTE hacen no sé cuántos miles y miles de
adolescentes en España y el primer mundo, que es jugar con sus maquinitas, a
hacer lo que les venga en gana, sin horarios, de madrugada, con muy escasas
virtudes y con unos valores erráticos, dispersos, sin arraigo en sus vidas… y que
un buen día, un día normal, en una situación semejante, hacen lo normal:
rebelarse de un modo u otro. Este chico de Elche tuvo una escopeta a mano e
hizo algo que es normal en el mundo en que vivimos. El otro día un alumno le pegó
un puñetazo a una profesora en Sevilla: es posible que fuera un alumno “disruptivo”,
con malos hábitos, con una familia más o menos estructurada (?), con una
educación familiar muy lábil y una educación ambiental ya descrita: hago lo que
me da la gana, no hay freno para nada, y lo hago cuando quiero y como quiero
porque TENGO DERECHO y si alguien me corta el rollo reacciono… como
puedo: me comporto con la normalidad del animal maleducado que soy (animales
racionales dependientes… somos). Estoy seguro de que, en su ignorancia profunda
de cuasi bestia, en su irresponsabilidad esencial… se preguntará “¿Cómo querrán
estos maderos que yo reaccione? ¿Estos tíos no saben que mi madre me quitó el teléfono,
la máquina, Internet? ¡Estos tíos no tienen ni idea!”.
Algún padre de familia
me leerá. ¿cuántos de sus hijos tienen reacciones violentas, extemporáneas,
agresivas, furiosas…? Sí, ya sé que no llegan a coger la escopeta, ni el
cuchillo ni… ¿pero lo podrían llegar a hacer? ¿Adolescentes normales y escasos
de virtudes y con poca educación, incapaces de conducirse ni a ellos mismos…? ¿¡¡Qué
querrán estos tíos se preguntan…!!?
Luego, después,
mañana… en educación, siempre es tarde.
https://www.abc.es/espana/comunidad-valenciana/abci-parricida-elche-enf-202202200251_noticia.html Sin novedad. Sencillamente un tipo calificado y calificable de "normal" para lo que hoy es hoy día... Un quídam, un bandarra, un baranda al uso, mi hijo o el suyo... Normalmente anormales.
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