“Andar con la chorrina”
no diré que sea expresión de gran delicadeza y finura y uso común, pero tampoco
es vulgaridad detestable: todo lo más fea, ordinaria. Viene a significar “Tener
chorra”, es decir: “Tener suerte”, que es lo mismo que “Tener potra” viene, una
vez más a lo mismo: “tener tino, suerte” (según recoge mi abuelo en su Vocabulario
andaluz, y no hallo en el de la RAE, pero sí en el DUE)… La primera expresión,
“Andar con la chorrina”, creí que la encontraría en Diario de un cazador, pero
no la hallo tampoco, mas estoy seguro que la usaba Delibes para decir de esos
días de caza en los que uno pone en el suelo lo que tira…, es decir: que está
de suerte.
Algo parecido ocurre
cuando uno hace un artículo fetén o una entrada cabal aquí. Había tomado unas
notas para contextualizar esta en que ahora tecleo y me he ido a leer la que
hice sobre La hoja roja: y creo que en esta anduve con la chorrina: me ha
gustado. No siempre así las cosas son. Hay veces que los pájaros (para el
cazador español, en el campo, no hay más pájaro que la perdiz) o los conejos se
te arrancan de los pies, le das dos tiros a España y se van a criar sin
rozarles ni un pelo ni una pluma. No fue este el caso en la entrada de La hoja
roja, estimo; quedó fetén
El Nini es, sin duda,
uno de esos personajes inolvidables de Delibes. Este solía decir que para
escribir una novela –que venían a buscarlo a él como realidades etéreas que él
cosificaba por escrito y que él no buscaba- necesitaba un hombre, un paisaje y
una pasión. En este caso su hombre es un niño… El Nini, es el niño sabio, que
se mueve en el paisaje delibesiano por antonomasia: Castilla, la Castilla
pobre, despoblada, seca, cuarteada… que Delibes quiso defender con esta novela.
El Nini, como dijo la Sabina: “Cada vez que lo veo así me recuerda a Jesús
entre los doctores”, es el niño a quien llamé hace años el niño sabio de Las
ratas. Les refiero dos curiosidades sobre la obra.
Me contó Delibes que
esta novela nació ciertamente de una experiencia personal. Había estado por
Soria y allí vio a unos tipos (no sé si eran, como los de la novela,
extremeños) que estaban sembrando pinos y cazaban ratas en no sé qué río. Las
ratas eran Arvicola sapidus, es decir, no las ratas asquerosas (con perdón y
para mí) de las ciudades y sus atajeas… Le sorprendió a don Miguel ver que las
cazaban y que las comían…
El momento en que se
escribió esta novela, segundo asunto, creo que es más conocido, es que por
aquellos años, finales de los 50 y comienzos de los 60, la prensa aún era coto
cerrado de la censura (hasta el 66 no se abrió un poquito la puerta con la Ley
de Prensa de Fraga; y hasta el 77 no desapareció del todo la censura). Delibes
desde su periódico, el Diario de Castilla, quería denunciar la situación de
pobreza, abandono, etc. en que se encontraba su tierra (80 años después
seguimos mareando la perdiz con la España vacía (?)que él denunció, como tantas
otras realidades, con escaso eco)… Como la prensa tenía más presión censora y
el Diario y don Miguel tenían fama de liberales, este prefirió evitar líos y
darle puerta a sus inquietudes por una novela sobre un niño, hijo de unos
hermanos (una loca y un ratero que vivían en una cueva) y armar un tinglado sencillo
sobre los secos tesos de una Castilla que ya no existe desde hace décadas, como
él mismo me dijo, y un pueblo donde pululan unos seres primitivos, marginados a
su pesar...
Delibes decía, y era
cierto, que siempre tuvo mucha fortuna con las novelas suyas que se llevaron al
cine. Sin embargo no la tuvo en el caso de esta que hoy comento: a mí me
decepcionó sobremanera y ni siquiera la vi completa. Tuve la sensación de que
desfiguraban el ser de una realidad que yo amo y no lo soporté.
Tras la descomunal
última escena entre Luis el de Torrecillorigo y el Ratero siempre me pregunté
qué fue del Nini. La novela no es que quede abierta, sino desamparada y el
lector, amigo del autor y del niño, desazonado… Uno no puede evitar preguntarse
por el Nini, como Holden Caulfield por el lugar al que van los patos de Central
Park en invierno… ¿Dónde estará el Nini?, me pregunto.
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