Necesitaría un tiempo del que ahora no dispongo para decir cuándo conocí a José Antonio Marina. Empecé a leer sus escritos en el llamado ABC literario, que ayudé a cambiar por ABC cultural, pues también en él se hablaba de música, arte, etc. Entonces escribía Marina una “postal” en las páginas centrales del citado suplemento, que yo coleccionaba y ahí tengo encuadernado… El par de Marina era Adela Cortina.
A poco que se anda y se
habla, se tropieza uno siempre con la educación, con la enseñanza y también por
norma con sus problemas y los desvelos que provoca: no sé si será así en otros
países, en este que es el mío… ¡esa es la tónica! Se lee en la contraportada
del libro: “muchos de vosotros estaréis padeciendo algún tipo de angustia
educativa”. Efectivamente: todos la padecemos directa o indirectamente.
Quienes son padres en ella andan, quienes no lo son la padecen por la
incomodidad y la tortura que comporta soportar a los maleducados y los ignorantes,
quienes se dedican a ella profesionalmente de continuo la experimentan por
doquier: en su trabajo, en su casa, en las calles, en las noticias… Todos,
insisto: preocupados, es decir: pre-ocupados, ¡¡pero muy pocos ocupados y menos
aún el sistema que debiera estar al servicio de ella y no solo pretender la
manipulación y el adoctrinamiento de los educandos!! El sistema y sus
legislaciones no se ocupan de las personas, ni de la calidad de lo que se
enseña, de aquello en que se forma… sino solo de lo que se informa, publicita,
insisto: manipula, adoctrina, se adiestra y amaestra… ¡es lo que hay!
Puedo decir que conozco,
en el sentido orteguiano del término, a José Antonio Marina. He leído muchos de
sus artículos y libros (15 obras suyas hay en casa), lo he escuchado en
entrevistas, en conferencias… Me identifico con casi todo aquello que defiende
en el ámbito de la educación. Me parece un excepcional divulgador de ideas
acertadas sobre esta, ideas que vienen a sumar, que no a restar ni están
torcidas en origen, sino que van limpias y directas a servir a los educandos.
Lamento que su predicamento no sea mucho mayor y mejor en los ámbitos profesionales
de la enseñanza y la política. Junto con Carmen Pellicer y Jesús Manso escribió
en diciembre de 2015 lo que se tituló: LIBRO BLANCO DE LA PROFESIÓN DOCENTE
Y SU ENTORNO ESCOLAR; no me fuercen porque no lo recuerdo: lo escribí, pero
ya no sé si se editó en este blog o dónde… Sí recuerdo que anoté que ninguno de
mis colegas en el centro donde supuestamente imparto clase lo había leído y la
mayoría ni tenía noticia… Ya sé que una golondrina no hace primavera, pero dice
de ella: es lo que hay.
Copio, escaneo, anoto
mucho de lo que escribe en la obra: lo pienso, lo repienso… y otras veces, con
el tiempo, todo ello pierde o aumenta su valor para mí. Esto hago con esta obra
dedicada a la motivación. La he leído muy rápido, quizá sin la serenidad que
requeriría, pero me ha gustado, está en esa línea divulgativa vestida de
academicismo con las citas de obras y autores punteros en las investigaciones
de los temas de los que nos trae esta excelente persona y educador, según sé y
entiendo, que es José Antonio Marina. Gracias, por sus esfuerzos, que nunca
serán vanos, profesor.
Si usted es lector
habitual o accidental de este blog y le apetece leer… este puede ser un libro
idóneo, amable, para aprender ¡y no solo sobre motivación!, entretenerse…, para
divertirse sin engorro.
El Mediterráneo lo
descubrieron hace muchísimos siglos, pero no por ello es agradable meditar
frente a él, bañarse en él, navegar por él… ¡pues eso! Anímese a leer y esta
puede ser una obra pertinente.
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