Querido charlie:
Mucho tiempo sin decirte nada. Cuando una etapa de mi vida
se avecina a su final, vuelvo mi mirada y mi interés a los libros que tengo en
casa. Ya sabes que están catalogados la inmensísima mayoría. Declara la base de
datos que tengo 918 volúmenes sin leer. Echo un vistazo a los autores y los
títulos. Hay de todo. Decenas hay de títulos que ya no recuerdo ni siquiera que
estaban ahí, ni por qué los compré, ni cuál era su interés en aquel momento
para mí… Ensayos, digamos, de filosofía, literatura, historia, psicología,
educación…; obras poéticas, novelas y obras teatrales de todos los tiempos, de
muchas latitudes y momentos… Me digo, y te digo: no me dará tiempo ya a leer
cuanto hay en casa antes de que la mina del lápiz se agote… ¿Merece la pena
neurótica de acabar con la lectura de todos estos pobres libros? Creo,
sinceramente, que no. ¿Merece la pena dejar de leer en vista de que…? No, no
sigas: eso sería difícil y extremo, casi imposible: no concibo mi vida sin
leer… ¿Entonces? Creo que lo suyo es elegir esas obras “que se quedaron de pie”
y leerlas con la calma que da el concebirlas como la última entre las manos
para disfrutar, solo para disfrutarlas…
Más. ¿Seguimos dando
noticias de ellas en el blog o sencillamente no merece la pena incomodar a las plácidas
personas con mis comentarios más o menos interesantes o inanes? ¿Y comprar un
spray de pintura y escribir de nuevo en una pared: “Cada caminante que siga su
camino”?… ¿No sería acaso este un modo de bajar los brazos? Una realidad lastimosa
es un vencido y otra, indeseable, un rendido: no me gustan quienes capitulan,
no me agradó cuando lo tuve que hacer: prefiero luchar hasta el final: es una
convicción, una formación, un modo de ser.
Querido charlie, miro
en el blog… ¡cientos de artículos, de comentarios…! Rarísima vez releo lo dado
por concluso. ¡¡Y me sorprendo a mí mismo leyendo ideas que se borraron, se
oscurecieron, se perdieron en sus pasados renglones…!! Ideas memorables,
aprendidas aquí o allí, leídas, meditadas, de largo alcance… En muchas de estas
entradas casi ni me reconozco: “¿Eso escribí yo?”… Fue una buena idea, incluso
brillante; esta otra entrada no me parece tan esférica como, supongo, la pensé
cuando la escribí: asombroso.
Leo un libro de Hadot
sobre Sócrates: una conferencia que dio en no sé dónde. Conforme avanzo en la
lectura, las perspectivas me suenan… Miro el libro en el catálogo de la
biblioteca de casa y está marcado como leído; busco en el blog y el libro no
está reseñado… ¿Vuelvo a mi adolescencia en la que confundía títulos de un
mismo autor y me obligué a elaborar listas de autores y libros para no sacar otra
vez de la biblioteca el libro ya leído? ¡¡Estamos buenos!!
Interesante reflexión que todos deberíamos hacernos. Un abrazo fuerte
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