26 de febrero de 2021

d'Ors, Miguel: LECTURAS

 


Acostumbrados a leer por encima, en diagonal, a echar solo un ojo es decir, a mal leer superficialmente muchas entradas de blog… leer a Miguel d’Ors es un salto a la excelencia y a la admiración (la envidia sana no existe). El contenido de la entrada de un blog, su estilo, nada tiene que ver con un artículo de altura académica excelente: los hay pésimos, auténticos bodrios, refritos y faenas de aliño copiadas y recalentadas en microondas. Leer a Miguel d’Ors es una gozada. Tuve la fortuna de hablar algunas veces con él en la universidad de Granada, donde tenía la puerta del despacho siempre entreabierta para que pudiera acceder, supongo, quien quisiera de buen grado y talante, y allegarse para preguntar, charlar, etc. Fueron pocas las ocasiones porque de tiempo, entonces, como ahora, andaba yo escaso, pero las charlas fueron fructíferas. Tener dinero es disponer de tiempo y dinero ni tuve ni tengo…

Los artículos incluidos en estas Lecturas se centran en el estudio de la poesía y sus creadores, en sus poéticas. Artículos los hay muy antiguos, de los años 70 -pasó medio siglo- y los hay de los 90 -pasaron tres décadas-. Los hay sobre poetas reconocidos y alabados públicamente y los hay sobre poetas que ni reconocidos ni alabados, pero igualmente poetas y excelentes poetas, según sus críticas.

Cuando leía algunos de los trabajos aquí editados me acordaba de la plantilla que me hacía yo cuando era joven: en ella iba anotando todo en los casilleros previamente pensados y calculados. Personajes: descripciones físicas, morales, psicológicas; estilo: adjetivación, oraciones, figuras, etc.; temas… Al final tenía un plano exacto, según mis cortas luces, de lo que la obra era y que me servía para elaborar trabajos para diversos medios. Algo así debe hacer d’Or, con la diferencia de que él es un excelente conocedor y catador de la poesía y de sus aledaños, la vida. Sus notas, sus anotaciones, sus medidas hacen un traje perfecto a la obra que comenta: desciende a los detalles sin apuro, a las enumeraciones, aunque sean enojosas al superficial lector que hoy ha hecho Internet. Sus afirmaciones, sus apreciaciones no son caprichosas, triviales, sino que ahondan en la búsqueda de aquello que ha constituido el poema y lo ha malogrado o creado apoteósica poesía. Reconozco sin ambages ni sonrojo mi ignorancia en el género. Lo leo, los disfruto, lo comento, pero alcanzar la hondura de Miguel d’Ors requiere la constancia de los años, el discipulado de quien aprende de otro, de quien estudia con la suavidad tenaz del culantrillo de pozo que ante nada se rinde en su afán por llegar a ser; él mismo en algún artículo –antes lo hubiera tenido anotado: ahora no- reta a esos poetas de pastaflora a crear poemas en tal o cual metro, con tal o cual estructura… ¡ni les sonará!

Hay artículos que rezuman el cariño, el afecto, por el poeta y su poesía comentada: me lo parece lo que escribe sobre Vicente Sabido, profesor, como él en Granada, y a quien no llegué a conocer por desgracia, aunque Pedro Antonio Urbina me animó a visitarlo: ya digo que mi tiempo y mis medios estaban muy tasados… Entre líneas leo con pena que él mismo no haya sido reconocido como debiera ni como poeta ni como profesor de Literatura…: tiene, sin duda alguna, seguro el cariño de sus antiguos alumnos –me consta- y de muchos que no lo fuimos: gracias profesor d’Ors. Tiene también Miguel d’Ors la modestia de no citarse en los elencos de poetas que hace con motivo de las generaciones, las corrientes poéticas, los años, las obras… ¡no se incluye él a sí propio en ninguna! Gracias a Dios no todos somos iguales: hay quienes se nombran y apuntan a la ronda, aunque sea de cafiaspirinas y aspiran siempre a ser sal de todo plato. La visión de que de la poesía de los últimos años que d’Ors da me parece prudente y sabia: aún, creo en mis débiles luces, está por decantar la producción, me parece sensato por lo que explica y por lo que luego el tiempo ha ido diciendo: sin duda su conocimiento y prudencia han hecho centro en la diana de lo que era y de lo que ha ido quedando.



Me anima con algunos libros de poetas que no conocía y que pido para leerlos… No es mala la siembra si eso produce. Muchas gracias, don Miguel.

No hay comentarios:

Publicar un comentario