El
tirano manda según su voluntad e interés propio (…) como uno contra todos, y
los todos a los que oprime son todos iguales, es decir, carecen de poder.
Hannah Arendt
Una noche, el Viejo
Mayor, trasunto de Karl Marx con algo de Lenin, estimado en la Granja Manor, un
cerdo grande y viejo, quiso dirigir unas palabras a los animales. Estos se
reunieron para escucharlo. Estamos en el primer capítulo de Rebelión en la
granja y Orwell nos quiere presentar a los animales…
Anuncia el Viejo Myor
en su captatio benevolentiae que “creo poder afirmar que entiendo el
sentido de la vida en este mundo”, es decir, como los antiguos maestros de las
academias griegas, es capaz, cree, de mostrar el camino de la felicidad…
Su vejez, sus meditaciones le han llevado, según él a la sabiduría necesaria
para ello. Por eso, y como primer movimiento, él es capaz de señalar al
culpable de la miseria de los animales en Inglaterra: el hombre, “Haced
desaparecer al hombre de la escena y la causa motivadora de nuestra hambre y
exceso de trabajó será abolida para siempre”. El fatídico principio marxista,
el principio seminal del mal, que lleva a la necesaria lucha de clases. La
lucha busca la victoria y comporta la derrota del otro y, si es posible, su
desaparición: cualquier medio será bueno para alcanzar dicho fin. El comunismo y el fundamentalismo islámico
–también los nacionalismos-, por su incapacidad de presentar un frente común
unido, cuyo nefasto germen se halla en sus errores primigenios, tienden a
desaparecer en cruentas batallas intestinas, insisto, porque cobijan la semilla
de la descomposición en su seno desde su concepción.
Si el hombre es el
enemigo, no se debe tener piedad con él. Jones, el granjero, que encarna al
otro, al HOMBRE, y debe ser eliminado: de no ser así, de no suprimir a Jones, Boxer,
el caballo, por ejemplo, profetiza y no yerra el Viejo Mayor cuando: “tus grandes
músculos pierdan su fuerza, Jones te venderá al descuartizador, quien te
cortará el pescuezo y te cocerá para los perros de caza. En cuanto a los
perros, cuando están viejos y sin dientes, Jones les ata un ladrillo al
pescuezo y los ahoga en el estanque más cercano”. Este anuncio se cumplió, solo
que serán “los suyos”, los cerdos, Napoleón y sus esbirros, los supuestos
camaradas, quienes envían a Boxer para ser descuartizado. El enemigo no es solo
el otro, sino que está entre nos-otros.
Será el Viejo Mayor
quien incoe los mandamientos que orientarán las vidas de los animales en la
futura Granja Animal, tras la revolución necesaria, porque entre los animales
hay perfecta unidad y perfecta camaradería en la lucha: “Todos los hombres son
enemigos. Todos los animales son camaradas”: se llegará al paraíso terrenal.
Las ideas fundantes de los citados mandamientos son las siguientes: “Todo lo
que camine sobre dos pies es un enemigo. Lo que ande a cuatro patas, o tenga
alas, es un amigo. Y recordad también que en la lucha contra el Hombre, no
debemos llegar a parecernos a él. Aun cuando lo hayáis vencido, no adoptéis sus
vicios. Ningún animal debe vivir en una casa, dormir en una cama, vestir ropas,
beber alcohol, fumar tabaco, manejar dinero ni ocuparse del comercio. Todas las
costumbres del Hombre son malas. Y, sobre todas las cosas, ningún animal debe
tiranizar a sus semejantes. Débiles o fuertes, listos o ingenuos, todos somos
hermanos. Ningún animal debe matar a otro animal. Todos los animales son iguales”.
El Viejo Mayor les
enseña la canción de sus sueños, una canción donde se profetiza y espera
alcanzar el Cielo en la Tierra: no se sabe cuándo, pero llegará. El camino
ascético que se debía de seguir comporta siete mandamientos, que eran los
siguientes, según los escribió Snowball con la ayuda de Squealer y la
aquiescencia de Napoleón y los cerdos camaradas, que habían aprendido a leer y
a escribir.
LOS
SIETE MANDAMIENTOS
1. Todo lo que camina
sobre dos pies es un enemigo.
2. Todo lo que camina
sobre cuatro patas, o tenga alas, es un amigo.
3. Ningún animal usará
ropa.
4. Ningún animal
dormirá en una cama.
5. Ningún animal beberá
alcohol.
6. Ningún animal matará
a otro animal.
7. Todos los animales
son iguales.
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