Desde mi perspectiva
ABC, 06/07/2020
La caza en parques nacionales, un
problema sin resolver
La
fundación Artemisan ha coordinado un informe que revela que en la última década
los municipios del entorno de Monfragüe y Cabañeros han perdido población,
renta y empleo
Estos lugares y esos
parques nacionales me cogen a trasmano. No los conozco. Nunca estuve en ellos.
Me interesa la caza en general y la caza llamada “menor” en particular. Leo y
veo la gran diferencia de enfoque entre lo que escribió el maestro en Un
mundo que agoniza y quien escribe este artículo.
El periodista, con buen
tino, en su artículo prioriza los problemas que genera la prohibición de la
caza en esos parques nacionales (ignoro si ocurrirá en otros o el modelo no se
repite…). Para él el problema es para los dueños de fincas y el atentado que se
produce contra su derecho consuetudinario, económico, etc. Si bien se le antoja
muy grave el daño de índole económico: pérdidas de puestos de trabajo:
“Pequeñas empresas locales de hostelería y restauración, gasolineras, rehalas,
empresas dedicadas a la compra de carne, taxidermias, veterinarios y muchos
puestos de trabajo fijos y eventuales desaparecerán, lo que provocará más
desempleo y, por supuesto, más abandono del medio rural”. “La segunda
consecuencia directa será la medioambiental”: aumento de las poblaciones de
ciervos y jabalíes con el daño para ellos (epidemias de sarna, proliferación
descontrolada y desaparición de plantas por sobrexplotación y de…). Y continúa
la enumeración de daños económicos…
Delibes escribió en el
libro citado arriba que el problema, que no es nuevo, estriba no en lo argumentado,
que también, sino primera y principalmente en que esos espacios, sin el
concurso del hombre: sin sus ganados allí, sin sus cultivos autárquicos, con
sus cazas y su presencia… ¡esos espacios no son nada! Los nombres de las
cañadas, de los cerros, de las lomas, de los arroyos… permanecen enterrados en
mapas que la mayoría ignora. Insisto no son nada… y para nada sirven: no es un
problema de derechos, ni económico, sino humano.
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