Lo he sabido y lo he olvidado y,
además, los años corren y las cifras cambian y más ahora cuando la verdad es
solo la mía ¡y cambiante!, ¡líquida y muy débil! Me refiero al
número de libros que se editan en España al año. Lo miro: unos 95.000 en
números redondos… ¿Quién es el guapo que está al tanto de todo? Pues eso, que
servidor no lo está.
Sé, sin embargo, que se ha editado
un libro muy recientemente sobre el mismo tema que trato yo ahora en una obra,
la que yo comento, ya antigua, aunque fiable su autor, ahora diré, para mí.
El libro recién editado lleva por título: 1923. El golpe de Estado que
cambió la Historia de España: Primo de Rivera y la quiebra de la monarquía
liberal. Me hace gracia que se advierte para los menos avisados: NO
FICCIÓN, y su autor es Roberto Villa García (me interesa el autor y me
interesan sus obras, pero la vida no da, y menos ahora, para todo: nada de lo
humano me es ajeno, pero… el tiempo limita).
Carlos Seco Serrano es un clásico
de la historiografía española contemporánea. Recuerdo su nombre siempre, ignoro
el motivo, asociado a otros historiadores. En la carrera visité con frecuencia
un manual grandón del que he logrado aún ahora decir los nombres de los autores
de corrido: “Ubieto,
Reglá, Jover y Seco”. No sabría precisar por qué usé ese manual, no soy capaz
de afirmar que fuera por indicación expresa de don Luis Coronas Tejada, de
quien guardo feliz memoria. A lo que vamos: Seco Serrano era discípulo de Jesús
Pabón, de ahí que las referencias de autoridad a lo largo del libro sean muy
continuas al maestro.
Ahora voy con mi sorpresa. Es el
primer libro que leo exclusivamente suyo. Consulto en la biblioteca de casa
tengo otro con Reglá y Jover. Todos los libros de historia que he leído sobre
el hecho del golpe de Primo, la vida del Alfonso XIII…, en manuales o monografías,
siempre Alfonso XIII ha estado, como buen camastrón, en la sombra de los
movimientos político, tejes y manejes que no le correspondían a la corona, pero
ahí estaba. Ciertamente ese rey en concreto no me gustó en absoluto nunca: el
conocimiento de su vida privada me hace que desconfiara absolutamente de su
vida pública, porque alcanzó a muchas realidades, pero nunca fue un
esquizofrénico.
Seco Serrano con sus explicaciones,
bien articuladas, argumentadas, apoyadas en autoridades nos da cuenta de un hecho
donde todo cuanto el Rey hizo fue para evitar a toda costa el enfrentamiento
entre los españoles, para una mejor España, etc. Armonizar la España
real con la España vital. Él a sabiendas de lo que se
cocía, por si acaso, se fue a San Sebastián a jugar al polo, cuando el golpe de
Primo estaba en la olla y a la lumbre.
Me interesaba esta obra por el
momento concreto que pretendía recordar. He leído sobre Primo de Rivera, sobre
Antonio Maura –quien no sale bien parado en esta obra–, sobre el Rey,
sobre Dato, Canalejas… sobre el golpe en sí, etc., pero quería circunstanciarlo
en la vida de Alcalá Venceslada. No he encontrado estudios específicos sobre
ese momento histórico en Jaén; me dicen los expertos que no los hay. Ya estaba
Alcalá en esta ciudad cuando se produce el golpe. No leo nada suyo al respecto
en ninguno de los muchos artículos y periódicos en los que escribía en ese
momento. Cierto es que escribe en periódicos en los que la línea editorial se
posiciona a favor de Primo y contra la ficción de una España amañada por los
partidos –la “farsa canovista”, la llamó Ortega– y los políticos
durante toda la Restauración, por ejemplo, el Norte andaluz, pero
escrito por Alcalá nada de nada… En realidad, él no suele escribir sobre temas
políticos salvo en la postguerra en la que se posiciona, por razones evidentes
y otras que no lo son ni he leído nunca, pero que ya saldrán en la obra que
pretendo editar, porque las tengo escritas.
Se leía en el Norte Andaluz en
septiembre de 1924 la letra de un himno que se repartió en la provincia para
ser coreado:
1
Primo de Rivera
con sus generales
ha salvado a España
de todos sus males.
2
Y sus delegados
en cada partido
cada uno ha hecho
bien su cometido.
3
Gloria a Rivera
y al ejército todo
que así ha salvado
a España y al trono.
4
Y si no es por Él,
y su gran astucia
España sería
la segunda Rusia.
Tengo la sensación, leyendo sobre
la historia de Jaén, que esta, en los últimos siglos, ha estado lejísimos de
Madrid, del poder, de los intereses económicos del Estado… He escrito un
pretérito perfecto, de una acción pasada y acabada, “ha estado” y me corrijo y
añado: ¡Y LO SIGUE ESTANDO! Jaén es aceite y fincas de Sierra Morena donde los
prohombres de la nación (?) vienen a pasearse en monterías…
La verdad es que el período de 1917
a 1923 es una etapa de verdadera crisis nacional. Son los años en que Alcalá
pasa por Cádiz, Huelva y termina aterrizando en Jaén en el año 20. En la
provincia de Jaén hubo crecimiento demográfico grande, unas 65.000 personas, se
calcula, a pesar de que Calvo Sotelo se refiere a Jaén, en una visita que hizo
el 20 de mayo de 1923, como la tercera entre las peores poblaciones españolas
por su tasa de mortalidad; pero no era solo cosa de Calvo Sotelo, sino que el
Ayuntamiento ya estaba alarmado en febrero, el Gobierno lo reconoce…
Una de las promesas del dictador
jerezano era la desaparición de los caciques…, lo que tampoco, una vez más
¿excepcional?, sucede en Jaén, donde los mismos perros se cambian los collares
y seguimos en las andadas y en este caldo crecen enormemente los llamados
sindicatos de clase.
Esto y algunos asuntillos más es lo
que he podido escarbar y esclarecer para la biografía de Alcalá Venceslada ha sido
todo. Insisto: ¡qué lejos estaba Madrid y el Gobierno de España! Hoy, insisto,
sigue ocurriendo lo mismo. El otro día oí al presidente de la Excelentísima
Diputación de Jaén (¿da igual el partido?) decir que el problema de Jaén es su
falta de comunicaciones, en particular con los problemas de los trenes. De esto
sí escribió Alcalá, sin embargo, ya, junto con otros, ¡¡hace más de un siglo!!
Y es que las comunicaciones van… lentas, señor don Francisco, es
mentira lo de la verbena, presidente. El único tren que llegó en punto fue
"el tren de los locos".
Mi abuelo Jacinto hablaba maravillas de la mal llamada dictadura de Primo de rivera. Mi abuelo era sargento de la guardia civil en Rentería, años 1920 1930
ResponderEliminar