Aunque en la vida de
Alcalá esta realidad que hoy abordo en esta entrada es muy tangencial, apenas
si la explico de pasada en el posible libro en que trabajo, pero sí que me
gustaría extenderme unos párrafos más aquí porque es muy desconocida en
general. No entraré en muchos detalles ni precisiones porque quienes los
quieran, que los busquen en Internet, donde a todos se da consuelo.
En
los años 49-50 tras la Segunda Guerra Mundial, ya terminada en 1945, parte de
Europa quedó hecha un solar en todos los sentidos. Por una serie de razones
políticas, diplomáticas, religiosas, éticas… se promovió en España, por el
mismo Franco, y como artífice específico a su ministro Martín Artajo, la
posibilidad de traer a España a unos niños que habían padecido –y
padecían– grandes necesidades. En una difícil
operación que duró años, entre el Vaticano y el Gobierno español, Cáritas de
Austria, el Gobierno de Austria, diversas instituciones españolas (Cáritas,
Falange, Acción Católica…) se decidió traer a España ¡¡50.000 niños entre seis
y trece años!! para que pasaran una temporada de vacaciones, se repusieran de
lo padecido, etc. Todos ellos debían de ser católicos para facilitar el
entendimiento en las creencias y evitar fricciones entre las familias de
acogida y los niños: qué menos se podía pedir a la catoliquísima España de
entonces. Debían de ser atendidos por familias que tuvieran posibilidades
económicas; en principio vendrían a estar solo unos meses (entre tres y seis) y
se repartirían por toda la geografía nacional.
Ni vinieron 50.000 ni estuvieron ese tiempo ni todos por igual ni todos
volvieron a Austria ni… Vinieron 2.981 austriacos
y 974 alemanes, niños y niñas.
Heidi Oehler con el entonces obispo de Jaén, monseñor Rafael García y García de Castro, quien la acogió |
La
niña cumplió 9 años en Jaén. Tardó más del doble del tiempo que pensaban que se
quedaría y un día se marchó con gran dolor suyo y de quienes se quedaban… Nunca
más se supo de ella.
interesante y por qué no se supo más de ella ??
ResponderEliminarSupongo que ella no sabría escribir en español, aunque lo hablase con más o menos corrección. Ella volvió a Linz, con sus padres (creo que su padre, que había sido ferroviario, murió en la guerra). El tiempo ha pasado hasta que yo he abierto este agujero en el tiempo que une el presente con un pasado muy lejano. He intentado averiguar algo de ella y a la espera estoy. Un primo mío también lo intentó allí y no logró nada. Si hubiera novedad, lo contaré.
ResponderEliminarGracias por su comentario y su interés, muchas gracias.