9 de mayo de 2024

53-Cruz Rueda, Ángel, ARMANDO PALACIO VALDÉS. ESTUDIO BIOGRÁFICO

 

  

        Ignoro si es cierto que el sueño de la razón engendra monstruos; pero el baile y las contorsiones de la memoria y la desmemoria, aliadas y enfrentadas estas con la lejanía en el espacio y el tiempo, dan lugar a composiciones tan reales y magníficas como falsas evocaciones. Me explico: creía y creo tener aún un testigo que había leído completas las obras de Armando Palacio Valdés: falso. Hubiera asegurado que se trataban de un par de volúmenes rojos, editados en piel, nuevecitos y que, a falta de nada mejor que echarme al caletre, me los leí en un verano: falso. Cierto que los volúmenes eran dos, cierto que estaban nuevecitos…, que era verano, pero solo me leí el segundo volumen. No el primero porque no me dio tiempo o porque no lo cogí en primer lugar o por…

        Palacio Valdés se cruza en la vida de Alcalá Venceslada en Marmolejo. La hermana San Sulpicio, obra de gran fama de aquel, que no la mejor, tiene su origen en ese pueblo. Se hallaba el asturiano en dicho pueblo y un canónigo sevillano, don Eloy García Valero, presidente del Ateneo de Sevilla, quiso conocerlo y hablar con él de su obra María. Don Armando, el pobre, echando la siesta estaba. Sea como fuere, el canónigo invita al asturiano a dar un paseo, jugar al billar y, cuando sea pertinente, a pasar una temporadita en Sevilla. Todo se lleva a cabo y de esta conjunción nace la citada obra de Palacio Valdés: La hermana San Sulpicio. Obra de fama extrema que le valió a Palacio un magnífico festejo en Sevilla (tres mil damas dicen que asistieron), visita campera a la finca de Sánchez Mejías… y otro tanto, pero a la medida del pueblo, se le tributó a don Armando cuando se le puso su nombre a una calle de Marmolejo: ambas ciudades son el ubi de la obra. En tal acto marmolejeño intervino Alcalá Venceslada con un poema de exaltación al novelista asturiano, etc.



        Leo la biografía escrita por Ángel Cruz Rueda con motivo de la presencia de mi biografiado y con la curiosidad de poder leer un ejemplo del subgénero en que me empleo desde hace dos años y tres meses. Lo que hallo sobre Alcalá Venceslada se refiere al acto de homenaje a don Armando en Marmolejo y se resume en tres renglones:

El alcalde, don Alfonso Sánchez Solís, ofreció el homenaje con efusivas palabras; el diputado provincial don Ricardo Sotomayor García, representante del gobernador, pronunció brillante y adecuado discurso, y, finalmente, don Armando leyó unas cuartillas primorosas. A continuación, aplaudido Palacio Valdés y vitoreado sin cesar por todas partes, se dirigió con su acompañamiento a los jardines del Hotel de Los Leones, y en los mismos, a las nueve, fué el banquete de más de doscientos cubiertos. Hizo el ofrecimiento el castizo prosista e inspirado poeta don Antonio Alcalá Venceslada, que leyó seguidamente unos versos delicadísimos, dignos de antología (la cursiva es mía).

        Y el modelo biográfico que me aporta Cruz Rueda no me sirve porque se ha quedado mohoso. Se nota que ha pasado el tiempo no solo por sus páginas: gruesas y esponjosas como un secante de mi infancia para evitar que la tinta se corriera al escribir con la plumilla, sino, sobre todo, y esto es lo peor, que pasó por encima de su contenido el tiempo y el estilo de la prosa y los medios para elaborar una biografía, etc. Artículos extensos y libracos que imponen temor he leído en este viaje de investigación para sacar de ellos poco menos que unos rengloncillos de ideas para el caso, pero que me habrán ido formando, ¡digo yo!

        Poco se ocupa Cruz Rueda en realidad de la vida de don Armando, pero es que quizá no tuvo más medios. Los lugares comunes son incontables. Es más bien casi una hagiografía que se ve iluminada al hilo del comentario resumido de sus obras, que el autor va comentado por años… ¡Y aquí descubro el espacio oscuro de mi desmemoria con que empecé esta entrada! ¿Cómo hay obras de Palacio que no me suenan, que no recuerdo? Andando el libro empiezo a repasar obras cuyos títulos y contenidos recuerdo vagamente… ¡sólo leí el segundo volumen de sus obras completas!

        No me agradaba Palacio Valdés que me resultaba antiguo y relamido con respecto a las lecturas más comunes en mí en aquellos años (los novelistas del medio siglo español y Delibes en particular); pero como a falta de pan buenas… y a todo se acomoda uno, asumido el estilo y los temas… ¡me merendé las obras completas, segundo tomo!

        Insisto: con respecto a Alcalá Venceslada esta obra, una tangente. Cierto también que el autor fue muy amigo de este, colaboraron en el periódico el Norte andaluz como redactores, donde también Alcalá fue director… Hay fotos donde ambos están juntos. Participan en empresas e iniciativas culturales de Jaén

        Van las lecturas más atrasadas, en esta oportunidad y ya para siempre, que la investigación, pues esta se agota y los libros, algunos, aún están a la espera de ser leídos y disfrutar con ellos. Todo se andará, Dios queriendo.

3 comentarios:

  1. Felicidades por la conclusión de la biografía, espero que esos flecos que te faltan los peines con éxito.
    Gracias mil a tí siempre.
    Un abrazo.

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  2. Allí tiene usted su casa amigo, me refiero a la calle Palacio Valdés

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    1. Olé la gente flamenca donde la haya... Muchas gracias. Un abrazo.

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