Ignoro si es cierto que el sueño de la razón engendra
monstruos; pero el baile y las contorsiones de la memoria y la desmemoria,
aliadas y enfrentadas estas con la lejanía en el espacio y el tiempo, dan lugar
a composiciones tan reales y magníficas como falsas evocaciones. Me explico:
creía –y
creo tener aún un testigo– que había leído completas las obras de Armando
Palacio Valdés: falso. Hubiera asegurado que se trataban de un par de volúmenes
rojos, editados en piel, nuevecitos y que, a falta de nada mejor que echarme al
caletre, me los leí en un verano: falso. Cierto que los volúmenes eran dos,
cierto que estaban nuevecitos…, que era verano, pero solo me leí el segundo
volumen. No el primero porque no me dio tiempo o porque no lo cogí en primer
lugar o por…
Palacio Valdés se cruza en la vida de Alcalá Venceslada en
Marmolejo. La hermana San Sulpicio, obra de gran fama de aquel, que no
la mejor, tiene su origen en ese pueblo. Se hallaba el asturiano en dicho pueblo
y un canónigo sevillano, don Eloy García Valero, presidente del Ateneo de
Sevilla, quiso conocerlo y hablar con él de su obra María. Don Armando,
el pobre, echando la siesta estaba. Sea como fuere, el canónigo invita al
asturiano a dar un paseo, jugar al billar y, cuando sea pertinente, a pasar una
temporadita en Sevilla. Todo se lleva a cabo y de esta conjunción nace la citada
obra de Palacio Valdés: La hermana San Sulpicio. Obra de fama extrema
que le valió a Palacio un magnífico festejo en Sevilla (tres mil damas dicen
que asistieron), visita campera a la finca de Sánchez Mejías… y otro tanto,
pero a la medida del pueblo, se le tributó a don Armando cuando se le puso su
nombre a una calle de Marmolejo: ambas ciudades son el ubi de la obra.
En tal acto marmolejeño intervino Alcalá Venceslada con un poema de exaltación
al novelista asturiano, etc.
Leo la biografía escrita por Ángel Cruz Rueda con motivo de
la presencia de mi biografiado y con la curiosidad de poder leer un ejemplo del
subgénero en que me empleo desde hace dos años y tres meses. Lo que hallo sobre
Alcalá Venceslada se refiere al acto de homenaje a don Armando en Marmolejo y se
resume en tres renglones:
El
alcalde, don Alfonso Sánchez Solís, ofreció el homenaje con efusivas palabras;
el diputado provincial don Ricardo Sotomayor García, representante del
gobernador, pronunció brillante y adecuado discurso, y, finalmente, don Armando
leyó unas cuartillas primorosas. A continuación, aplaudido Palacio Valdés y
vitoreado sin cesar por todas partes, se dirigió con su acompañamiento a los
jardines del Hotel de Los Leones, y en los mismos, a las nueve, fué el banquete
de más de doscientos cubiertos. Hizo el ofrecimiento el castizo prosista e
inspirado poeta don Antonio Alcalá Venceslada, que leyó seguidamente unos
versos delicadísimos, dignos de antología (la cursiva es mía).
Y el modelo biográfico que me aporta Cruz Rueda no me sirve
porque se ha quedado mohoso. Se nota que ha pasado el tiempo no solo por sus
páginas: gruesas y esponjosas como un secante de mi infancia para evitar que la
tinta se corriera al escribir con la plumilla, sino, sobre todo, y esto es lo peor,
que pasó por encima de su contenido el tiempo y el estilo de la prosa y los
medios para elaborar una biografía, etc. Artículos extensos y libracos que
imponen temor he leído en este viaje de investigación para sacar de ellos poco
menos que unos rengloncillos de ideas para el caso, pero que me habrán ido
formando, ¡digo yo!
Poco se ocupa Cruz Rueda en realidad de la vida de don
Armando, pero es que quizá no tuvo más medios. Los lugares comunes son
incontables. Es más bien casi una hagiografía que se ve iluminada al hilo del
comentario resumido de sus obras, que el autor va comentado por años… ¡Y aquí
descubro el espacio oscuro de mi desmemoria con que empecé esta entrada! ¿Cómo
hay obras de Palacio que no me suenan, que no recuerdo? Andando el libro empiezo
a repasar obras cuyos títulos y contenidos recuerdo vagamente… ¡sólo leí el
segundo volumen de sus obras completas!
No me agradaba Palacio Valdés que me resultaba antiguo y
relamido con respecto a las lecturas más comunes en mí en aquellos años (los
novelistas del medio siglo español y Delibes en particular); pero como a falta
de pan buenas… y a todo se acomoda uno, asumido el estilo y los temas… ¡me
merendé las obras completas, segundo tomo!
Insisto: con respecto a Alcalá Venceslada esta obra, una
tangente. Cierto también que el autor fue muy amigo de este, colaboraron en el
periódico el Norte andaluz como redactores, donde también Alcalá fue
director… Hay fotos donde ambos están juntos. Participan en empresas e
iniciativas culturales de Jaén
Van las lecturas más atrasadas, en esta oportunidad y ya para
siempre, que la investigación, pues esta se agota y los libros, algunos, aún
están a la espera de ser leídos y disfrutar con ellos. Todo se andará, Dios
queriendo.
Felicidades por la conclusión de la biografía, espero que esos flecos que te faltan los peines con éxito.
ResponderEliminarGracias mil a tí siempre.
Un abrazo.
Allí tiene usted su casa amigo, me refiero a la calle Palacio Valdés
ResponderEliminarOlé la gente flamenca donde la haya... Muchas gracias. Un abrazo.
Eliminar