COMENTARIO VESTIDO YA, Y ÚLTIMO.
Hace cien días más o menos, que eso no
importa, empecé a publicar aquí mis COMENTARIOS AL DESNUDO. Me repito porque sé
de la importancia de volver e insistir: “Todo está dicho, pero como nadie escucha es preciso comenzar de
nuevo, continuamente”. Les escribí:
“Ya saben ustedes que no hay más
libertad que la que uno se toma o consigue. Pues esa es la mía y aquí. Voy a
introducir un nuevo género en el blog que es el comentario de enunciados
periodísticos. Ambos serán breves. Diré lo que me sugieren los titulares de
periódicos, revistas, sin entrar en quiénes son quienes los escriben, quienes
afirman, niegan, preguntan, insultan o comentan, sin leer la noticia. Buscaré
el lado chusco, humorístico, la parte de la punta del lápiz. Comentario del
titular al desnudo, lo llamaré así, COMENTARIOS AL DESNUDO, para darle un morbo
que esto no tiene, pero así caerán algunos guacharros en esta costilla”.
En esos 99 días mal contados más o
menos, que eso no importa, he publicado más de doscientos cincuenta titulares
de noticias mal contados, que es lo de menos, y que fui seleccionando con más o
menos tino y gracia y luz. El blog tomó unos vuelos de visitas inusitados e
inesperados. Les repito que tanto gano, digamos, con más de seis mil visitas que
llegaron a ser, o con las 1600, más o menos, qué más da, de las que partía: no
se me puso el pecho henchido y duro como un tambor, que la soberbia en los
viejos toma derroteros más tenues y sutiles y, por tanto, peores.
Todo fue mera ocurrencia. Era un acto
más de aquellos que, como servidor, no teniendo poder inmediato, tenemos el
poder de los sin poder. Partía de puerto oscuro, ignoto, lejano y el destino no
era menos claro, conocido y próximo. Por el COVID 19 se nos arrestó a todos.
Era la solución de los que llegamos tarde, de aquellos a quienes nos llevaron
mal y tarde, pero eso no importó, no importa, pero los implicará. Fuimos guardados
peor que delincuentes, convertidos nuestros hogares en cárceles virtuales y
frágiles defensas contra el enemigo desconocido. Todos esos días, en esos
tantos ratos que todos hemos padecido, sufrido con humores, sensaciones y
pensamientos muy variables y variados, reconozco haber vivido y haberlo hecho
sin miedo ni temor ni respeto a la COVID 19. Algunos, dicen que más de 40.000 de
nuestros compatriotas no han conocido el día de hoy, aunque como saben el
número no importa: en el envite han fallecido “sin calor de nadie y
sin consuelo”, que escribió Miguel Hernández. En paz descansen, aunque murieron
no ya como perros, sino muchísimo peor que muchos perros, porque perros hay que
mueren en una clínica con su dueño pasándoles la mano por el lomo. Duro.
Durísimo.
He padecido lo indecible por
aquellos que han muerto, por quienes se lanzaron al combate sin protección
ninguna: ni un mal detente en el pecho; no sé si héroes o necios. He leído unos
20 libros, la cifra poco importa ahora: de la mayoría hice comentario en este
blog. Dos, estoy seguro, quedaron en el coleto y sin publicar: no todo depende
del color del cristal con que se mira, don Antonio. He escrito más de 1.500
correos electrónicos y di una especie de clases por videoconferencia que dicen,
quienes las recibieron, que fueron de provecho: Dios los ampara e ilumina, sin
duda.
Todo esto ha sido lo superficial,
lo que muchos vieron sin entender porque no llegaron a mirar y, por tanto, ni a
contemplar ni a meditar… que después vendrá aquí, en este blog, en otra entrada
con otras voces y desde otros ámbitos, otro tipo de reflexiones.
Les agradezco sus lecturas y su paciencia cuando recibían aviso de mis comentarios.
me los he perdido, voy a leerlos todos, gracias, eres un genio
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