Lacomba,
Juan Antonio.
BLAS INFANTE. LA FORJA DE UN IDEAL ANDALUZ
Es
un problema temperamental. Cuando empiezo un libro, aunque no me parezca bueno,
necesario, un bien… me gana el “HAY QUE terminarlo”, perífrasis de obligación.
Me hice el propósito hace años de no cometer este error, pero siempre espero
que tras la página siguiente halle el tesoro oculto que hay, creo, en todo
libro. No es el caso en esta obra de Lacomba, y no porque la considere mala…,
no. Lacomba me cuenta casi lo mismo que me contó hace dos libros Ortiz de
Lanzagorta, si bien con menos verborrea y mayor contención ideológica, aunque
con la misma actitud genuflexa ante Blas Infante y cierta tendencia, digamos,
ideológica socialista o de izquierdas. Intento constatar esta opinión mía para
darle apoyo y solo compruebo que falleció en 1917; ignoro si era militante de
algún partido de izquierdas.
El
libro, insisto, claro, concreto, conciso… me repite lo que ya sabía, pero de
habérmelo leído antes que el de Ortiz de Lanzagorta me hubiera ahorrado ese viaje.
Me encuentro con un Blas Infante que ya me suena -además de los libros aquí
comentados, he leído algunos otros largos artículos incluidos en otras obras
que han encendido más luces e iluminado otras partes del escenario donde Blas
Infante se movió-.
Por lo que voy leyendo
y pensando sobre todo esto, Lacomba y Ortiz de Lanzagorta beben de Acosta
Sánchez, este sí socialista de honda raigambre marxista y principal hagiógrafo
del andalucismo histórico… Los procesos lineales que ellos ven y creen hallar
en el pensamiento del andalucismo basinfantiano son acomodos de la obra del
notario en las estructuras predispuestas por los autores, aunque no haya
demostración histórica o textual de lo imaginado por Blas Infante ni ellos
tampoco logren demostrarlo. Pienso con González de Molina y Sevilla Guzmán que
“Aunque exista una abundante literatura sobre el tema, el conocimiento
del andalucismo desde una perspectiva científica es harto limitado. No se trata
solamente de la dificultad que encierra la naturaleza interdisciplinaria del tema,
sino también de su difícil contextualización llena de vacíos historiográficos
y, en definitiva, de la compleja trama de determinaciones que articulan los
procesos ideológicos y sociales que se pretenden explicar”. Estas
lecturas tienen que ver con la investigación, perdone que me repita, sobre
Alcalá Venceslada. Me gustaría poder afirmar en plenitud que, de lo que aquí
resulte, por mí no quede… Recorro muchos caminos, leo muchos libros, sigo veredas…
que no conducen sino a informaciones limitadas y escasas, pero me ayudan a
seguir andando, y espero que avanzando, progresando. Este libro de Lacomba es un
paso más…
Escriben
los citados historiadores González de Molina y Sevilla Guzmán: “En efecto,
cuando Blas Infante elabora su teoría ideológica del proceso histórico andaluz
lo hace intentando incidir honradamente en beneficio de su patria andaluza y de
España como consecuencia de un compromiso con la causa —su causa— del pueblo
andaluz. Su discurso no pretendía un diálogo entre el concepto y el dato
empírico, sino que creyendo en la existencia de un pueblo andaluz intentaba
liberarle del subdesarrollo y la explotación. Por ello, el afirmar que la
interpretación que Blas Infante hace del proceso histórico andaluz no resiste
el más mínimo intento de contrastación empírica no merma un ápice su categoría
moral. Es más, la riqueza de su ejercicio ideológico de la historia fue tal que
ha seducido a gran parte de los estudiosos actuales sobre el tema. Y ello hasta
el punto de que la extraordinaria riqueza imaginativa de su interpretación
comienza a ser un problema para el estudio del andalucismo”.
Adelanto que poco tiene
que ver el andalucismo de Blas Infante, más bien de corte sociopolítico,
económico, con la concepción que tenía Alcalá Venceslada, más próxima a los
ateneístas sevillanos y amigos suyos…, pero tiempo habrá de seguir esa vereda y
comentar qué hallo. PATIENTIA.
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