Si la hubiera visto
entre muchos habría sabido quién era. Hubiera reconocido a Verónica Forqué.
Solo hubiera sido capaz de decir un título de las películas en las que actuó: Bajarse
al moro, que no recuerdo haber visto entera. Tampoco veo Master Chef,
pero me ha parecido verla en los anuncios del programa en las últimas semanas:
me sorprendió verla muy vieja (yo también lo estoy). Tengo la impresión de que
hacía papeles cómicos, un poco ingenua, un poco boba… Con unos ojos preciosos y
una boca grande. De rostro expresivo. No mucho más.
Ayer, muy pronto, antes
del mediodía, leí en la prensa que había “aparecido muerta”. Nadie dijo desde
el principio lo evidente. Que se había suicidado. Suicidio, como cáncer,
son palabras que muchos calificarían de tabúes, que atraen lo nombrado, que
aojan a quien las pronuncia… ¡traen mal fario! Decirlas, escribirlas, hablar de
ello es de mal gusto, de mala educación.
Llevo años escribiendo
que se suicidan en España algo más de diez personas al día. ¡¡Diez!! Unas 3.800
personas anuales. Creo que debiera haber un orden en el tratamiento de los
problemas y que la premisa principal para su solución, para su gestión, para
aportar los medios que conduzcan a su remedio… no deben ser principios
ideológicos, como ocurre si comparamos las consecuencias del maltrato machista,
con los accidentes de tráfico y los suicidios en España. Todo es importante.
Los medios son limitados, lo entiendo, pero debe haber un orden.
No ha mucho leía que se
empiezan a poner medios, algunos medios, para que este grave problema del
suicidio salga a flote en las conversaciones, en los medios de comunicación,
etc. Se divulgue cierta formación al respecto. Puede dar la impresión de que el
suicidio es una de esas realidades que solo les pasan a los famosos y ricos
hastiados de la vida: se compran mansiones, tienen coches espléndidos,
fiestones a todo trapo… y de vez en cuando, hartitos de todo, se suicida
alguno. ¡Pues no, de eso nada!: se suicidan miles de personas en España como
usted y como yo… gente que pide ayuda, pero no sabe ni cómo hacerlo ni cómo
comunicarlo ni cómo nosotros los podemos entender. Dicen quienes saben que
seguro, como todos, la Forqué pidió ayuda en los días previos… Ignoro cómo lo
haría y a quién. He leído que dijo que su cuerpo no respondía, que estaba depresiva…
que… no vio más luz que quitarse la vida para salir de un sufrimiento en
apariencia insoportable. Con la ayuda adecuada, aún podríamos disfrutar de su
presencia en el mundo…, aunque no la siguiéramos, aunque no supiéramos de sus
trabajos… porque el valor de una persona, de una vida, es infinito. Siento la
muerte de Forqué, como siento el de las miles de personas que se quitan la
vida. Dios las ampara. Descansa en paz.
No hay comentarios:
Publicar un comentario