Novedad indiscutible
durante la pandemia es que los medios informáticos se han mostrado como
opciones urgentes, válidas y saludables (?) para trabajar, aprender,
comunicarnos, aunque sea en frío. Internet no es solo la red, sino el gran
agujero por el que podernos colar, entrar y salir, para reunirnos, compartir un
aperitivo o una comida y unas bebidas reales… en la distancia. No disponemos
todos de los mejores medios informáticos, pero, no siendo estos muchos ni muy
caros, los necesarios abrirán más aún la sima infranqueable entre quienes
tienen y pueden y aquellos que no tienen ni pueden ni alcanzan… Estos seguirán
condenados a los trabajos más serviles, trabajos manuales, mal pagados, con
horarios prolongados… Es la llamada brecha digital: la puerta del cielo
de los poderosos de este mundo por la que no pasaran los marginados y excluidos
del sistema. Antes de la plaga no era tan visible y manifiesta la quiebra entre
quienes disponían de varios ordenadores, flamantes fibras ópticas por donde la
información viaja a velocidades endiabladas y quienes no disponen de todo ello
e ignoran su manejo. Estos, los pobres, los aherrojados de los bienes de la
tierra, quienes carecen de medios, “los humildes”, es decir: todos aquellos que
no tienen dinero, ni poder alguno ni dónde caerse muertos… vagan zombis por la
existencia, como aquel soldado del soneto del Dante que yendo en apariencia
vivo, andando, ignoraba que iba muerto…
En España, de nuevo, más
que nunca innecesaria es toda investigación que certifique su división en dos
mitades enemigas que aspiran a laminarse… Se acabó el mito de las dos Españas y
pasó, una vez más, a evidencia sangrante, babeante, rabiosa. Ni siquiera hay ya quien reclame
que las evidencias se demuestren: ¡si serán memos! Ahora, si alguien es de eso
que llaman izquierdas será encuadrado entre “los individuos, los grupos,
las asociaciones que altruistamente se implican en la vida social, política y
cultural de la nación” y siempre se sobreentiende, es tácito e indiscutible,
que lo hacen con medios y fines limpios, claros, benévolos, generosos y en pro
del bien común y en particular de los más necesitados (aunque rara vez dispongan
para los demás sus propios medios: ¡los suyos propios!). Si otro andoba es
encuadrado en las llamadas derechas, fachas, fascistas, ultras… hacen
otro tanto de su postura personal, intelectual, social, etc. y siempre “tienen
vivos intereses oscuros; buscan claros beneficios particulares so capa de
servicio a los demás y sus fines son sucios como alma de pirata, torticeros y
encaminados a conseguir prebendas económicas, posiciones de dominio cuyo fin es
hacerse con el poder y ellos más ricos, etc.”. Si se es de izquierdas se
está comprometido con el bien y se vive del dulce néctar de culturas
“sucesivas, de genuinas olas de intelectuales
comprometidos que destilan una cultura y un saber acendrado, limpio, inteligente
y científico al servicio de lo público de la vida pública del país: todo ello
bendito y virginal como alma de novicia”; si el menda es de derechas,
nunca se está comprometido, sino maquinando y al acecho con alicortas y
rastreas intenciones y sin más que los propios intereses particulares,
personales, económicos, etc. Esto es lo que hay, ¡o no! Ahora, como siempre,
con otro fulgor no es oro todo lo que parece.
Voy cerrando. Lo que
durante siglos fueron juegos de ideas de esos hombres, a veces, ocurrentes, razonadores,
otras, a los que llaman filósofos… se han convertido en realidades impuestas y cotidianas:
en tres meses han tomado cuerpo en el primer mundo. Y es que ya se sabe que las
ideas son las que mueven el mundo… ¡Eso decimos los pobres!
Todo lo aquí expuesto
puede ser verdad o mentira, que tanto da una realidad como otra, pues si al
cambio el bien vale lo que el mal, es porque el mal vale tanto como el bien y,
por tanto, todo no vale una higa: lo escribió don Gonzalo, natural de un pequeño
villorrio cercano a san Millán de la Cogolla, llamado Berceo… “Mester traigo
fermoso”, y si no le gusta, ya ve… Dé por conclusa la lectura… “debeísme cuanto
escribo”, con vieja ortografía, que escribió el poeta sevillano don Antonio
Machado que gloria haya.
Llegados a este punto,
juntado todo lo escrito arriba, se concluye que no es posible la mejora porque
no hay mejora posible: todo está bien, no hay mejor y malo, peor o bueno... La
crítica no tiene cabida. La corrección es imposible: si afirmo que Londres es
la capital de Francia y no hay modo de convencerme del error…: no hay arreglo,
ni tengo por qué pedir perdón: es opinable mi afirmación. Quizá tosco y grosero
el ejemplo, pero también lo parecería, de no ser verdad, que Trump afirmó que
beber lejía es bueno contra el coronavirus… ¿no es grosera la afirmación siendo
real? ¡Ah, y no se enfaden con el poder! Este como los gases tienden a quererlo
invadir todo: no hay espacio al que no llegue; y no se olviden: so capa de
ideologías o macanas… siempre estará el negocio; no es nada personal.
mester , más Master tengo fermoso
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