28 de diciembre de 2019

395-Valle-Inclán, Ramón del- LUCES DE BOHEMIA



Por placer, por interés personal, por disfrute particular he leído varias veces Luces de bohemia y por razones profesionales, docentes, etc. muchísimas más. Si las primeras lecturas eran meditadas, privadas, silenciosas, las segundas han sido, es lógico, comentadas, lentas, aclarativas, ilustrativas e ilustradas…, pero en ocasiones, en estas lecturas de las clases, en muchas oportunidades, no hemos leído la obra de cabo a rabo, sino que hemos ido dando saltos, de acá para allá para mostrar o aclarar algo… En esta oportunidad, en la ocasión última, en la de hace unos días, sin embargo, hemos hecho un teatro leído de toda la obra…

Alguna vez habré dejado mi opinión, que de poco vale y no necesariamente es respetable, por algunos de mis escritos: Luces de bohemia es para mí la mejor obra teatral en español del siglo XX con diferencia, y no me olvido de Tres sombreros de copa, ni de Buero, ni de Sastre… Para mí, con perdón, la mejor y por supuesto también la mejor entre las vallinclanescas, incluidas las esperpénticas. Luces es obra, con expresión repetida en ella, “para quitarse el cráneo”.

Las acotaciones de la obra son filigrana pura del lenguaje, que Valle burila y cincela con magisterio de orfebre. El léxico me asombra y se halla en ese cruce donde lo más granado y culto se asienta y mira junto a lo más pintoresco y ordinario, sin caer en la chabacanería. Expresiones españolas de una viveza inaudita. Imágenes metafóricas que valen más que mil palabras. Secuencias esbozadas con apenas unas palabras que se quedan grabadas de por vida, mas siempre quedan ángulos en la revuelta de un renglón, tras un punto… donde puede hallarse idea antes no mirada ni contemplada así o de aqueste otro modo y que causa asombro.

De la lectura de esta ocasión que hablo, disfruto de la conversación de los dos locos lunáticos con la Lunares y la Cotillona, las dos prostitutas, una vieja otra una mozuela, que hallan en su recorrido noctívago. Siento una profunda repugnancia por una sociedad que admite con indiferencia el llamado trabajo más antiguo del mundo: la prostitución. No ha mucho oí o leí que se estaba defendiendo la posibilidad de legalizarlo en España y he sentido náuseas por tanto equilibrio ético y moral, donde nos tragamos sapos como mulos y colamos pisquitos insignificantes…

Don Latino de Híspalis me produce cada vez más rechazo. Su malicia aguardentosa y beoda no lo deja libre de su pura maldad. Egoísta frente al Maestro, busca solo la sombra que lo cobije. No digo que no quiera a Max, no digo que lo admire, que lo quiera pensar su amigo, pero sus obras y su modo de proceder son egoístas e infames.

Basilio Soulinake me parece asombroso… La imitación de su modo de hablar, su vocabulario, sus expresiones… Sin duda esta es una de las grandes virtudes del autor gallego: tiene un oído capaz de captar dónde está lo distinto, lo raro, que puesto al punto con lo ordinario da brillos de calidad literaria. Sin duda era Valle hombre de talento y de oído. Este personaje, Basilio Soulinake, que fue persona conocida en la bohemia madrileña de finales del XIX y que murió a comienzos de los años veinte, me parece inmenso, como su diálogo con la señá Flora, la portera, es, como parece que Rubén decía, “¡Admirable!”.

En fin… Una vez más disfruto de esta obra que siempre me deja el sabor amargo de una España atorada, en apariencia inmóvil, con problemas seculares. El año que viene hará un siglo de su publicación y ahí están los diálogos con Zaratustra, con el Ministro, con don Filiberto el periodista que siendo de ayer son de la España de hoy… Muchas gracias don Ramón…

No hay comentarios:

Publicar un comentario