7 de julio de 2024

MENOS DE 300: LOS COMENTARISTAS ESPAÑOLES DE LA EUROCOPA, ¡y sálvese quien pueda!

 


Veo muy poco la televisión. Desde Zapatero más o menos no he visto la primera de TVE. Ahora con las retransmisiones de fútbol de la Eurocopa 24 vi un telediario de los de toda la vida. Veo que se dedican al periodismo de investigación y yendo al detalle pierden el bulto de lo sucedido, por ejemplo, a Begoña Gómez: como si esta señora fuera una profesional común y corriente, ¡no han dicho ni pío! Visto esto, el resto de los días cambio de cadena hasta el retorno del fútbol.

Tampoco veo ahora el fútbol normalmente, sino de higos a brevas. ¿De dónde, por Dios, han sacado a estos comentaristas? Si Lázaro Carreter levantara la cabeza tenía notas para hacer cuatro volúmenes más de El dardo en la palabra, ¡bendito sea Dios! Lo primero, ¿por qué gritan tanto? Esto lo vengo observando en algunos corresponsales o enviados jóvenes, que te meten un esportón de voces que se te abre la navaja en el bolsillo… Afirma Daniel Pennac en su Mal de escuela que solo gritan los pobres y los maleducados, y doy fe de ello tras mi larga carrera docente. Pues ahí los tienes a los burros en el trigo rebuznando. Empiezan mal, tuteando a los telespectadores: antes tuteaban los Borbones y los Falangistas y ahora lo hace hasta el chico que barre tras la barra del bar… Para los comentaristas: la bola, la redonda y la esfera son el balón; si este pasa cerca del poste o el larguero cuchichea con ellos; sacar a balón parado es ahora sacar a pelota detenida… que tiene… bemoles; los dequeísmos chorrean por los micrófonos; las comparaciones en su afán de originalidad son tan pedantes como ridículas; a veces da la sensación que están distraídos y, de pronto, sorprendidos, te gritan extemporáneamente la jugada… Buenas tardes.

 


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