Soto Artuñedo, Wenceslao, S.I.:
EL COLEGIO JESUITA DE SAN ESTANISLAO EN MÁLAGA (1882-2007)
La biografía de mi abuelo está envuelta en la nebulosa de lo que el transcurso del tiempo difumina. La mejor que conozco y que se halla repetida por doquier, con alguna pincelada novedosa escasa, es la que hiciera Manuel Caballero Venzalá en su Diccionario bio-bibliográfico del Santo Reino de Jaén. Conocí y saludé siendo un muchacho a don Manuel cuando era párroco de la iglesia del Sagrario de Jaén: no recuerdo la fecha ni por qué estuvimos hablando un poquito de mi abuelo, de quien él sabía mucho más que yo.
De todos es comprobado
que raro es aquel que es profeta en su tierra, y entre los suyos no iba a ser
más Alcalá Venceslada. Tengo la impresión de que para su familia y para sus
paisanos… fue una persona amable, en toda la extensión de la palabra, pero no
fue reconocido como muy singular persona por sus cualidades, sus trabajos, etc.
Ya dijo Borges que en España es donde mejor se entierra: y así ocurrió con él,
¡pero tampoco demasiado! Hubo de pasar mucho tiempo para que los especialistas
en lexicografía volvieran su mirada sobre su Vocabulario: Alvar, padre,
no lo apreció demasiado -me consta personalmente por unas letras que
intercambié con él- y, sin embargo, Ignacio Ahumada, discípulo de este sí fue
un pionero en el estudio del afamado Vocabulario andaluz (que tantos usan
sin citar y muchos saquean a la chita callando).
Llegados a este punto
es hora y a ello me comprometo de acometer un estudio que no sé qué dará de sí
de la obra de mi abuelo. Dejaré al margen el Vocabulario, es mi
intención inicial: si tengo que contar con él, creo que poco podré añadir a los
dicho por quienes especialistas en la materia de eso saben… Es también mi
intención poner todas las luces posibles en su biografía… y por ella estoy
empezando mi investigación.
Empiezo deshaciendo el
entuerto del Venceslada con “W” que he visto en papeletas de la RAE, o incluso
con “B” en algún expediente universitario suyo. Sabemos que Alcalá Venceslada
con “V” nació en Andújar el 5 de septiembre -¡que no de noviembre!- de 1883
y murió en Jaén en 1955. El sentido que tiene la lectura de esta obra que
hoy comento es que en este colegio de El Palo estudió Alcalá Venceslada. Me ha
interesado esta obra porque en ella podemos hallar noticias concretísimas sobre
el centro que halló cuando llegó a él, en el curso 1895-1896, procedente de
otro colegio jesuita: “El Salvador” de Zaragoza, donde ingresó en septiembre de
1893 y en él estuvo hasta 1895, dos cursos, por tanto. En el “San Estanislao de
Kotska” de El Palo de Málaga coincidió con los Ortega y Gasset, José y sus
hermanos: con el primero coindice en el año de nacimiento y en el año de
muerte. Todo esto lo he averiguado en estas semanas, junto con alguna
información más.
Insisto en que la obra
de que hablo me ha parecido interesantísima también como docente que durante
décadas he sido. Sabía y he repetido, que entre los alumnos de los centros de
los jesuitas se habían dado, digamos, una especial formación humanística y que
no eran pocos los escritores reconocidos que habían estudiado en sus aulas,
pero nunca nadie me habló ni había oído hablar ni había leído lo que era la Ratio
Studiorum a la que según algunos se debe el gran impacto en la educación
humanística de los alumnos. Libros íntegros hay dedicados a esto -¿¡y a qué no
a estas alturas!?-, de entre ellos destaco la obra de Charles Sears
Baldwin, Renaissance Literary Theory and Practice, a la que no he tenido
acceso y supongo que también tratará el tema la obra de Manuel Revuelta
González, Los colegios de jesuitas y su tradición educativa (1868- 1906),
que tampoco he podido leer aún…
Una de las normas de la
Ratio era la elaboración de una composición diaria prescrita en esta y
“también había una composición semana, mensual, y otra para los premios de fin
de curso” (p. 146). ¡Una composición diaria! con lo que supone escribir y ser
corregido a diario por un profesor que sabe, se entiende, y orienta; con lo que
supone pensar ante el papel en blanco… ¡admirable! Esto para mí da una clave
que soporta los arcos de una destreza capital para una persona que se va a
dedicar al mundo intelectual en general: no me cabe duda, y a escribir en
particular.
El autor del libro es
minuciosísimo con todo. Me llamó la atención que hace explícito el horario de
los alumnos, que se iniciaba ¡a las 05:30!: ¡Sí, a las 05:30!... y contaba,
salvo error mío, con ¡cinco horas y media de estudio diarias!, y las clases
aparte… Asistencia a pláticas, a ratos de oración… Recuerdo que Ortega
recomendaba a sus discípulos meditar al menos diez minutos diarios…, ¿¡pues qué
no supondrían esos tiempos de oración diaria o de meditación o de investigar el
vuelo de las moscas… para esos chavales en su proceso de formación!?
Se especifica en el
libro quiénes fueron los profesores, qué se comía, quiénes visitaban el
Colegio, qué eventos hubo… Todo esto, sin duda conforma una ambientación que
supone un fundamento capital para un niño y un adolescente y que me ayuda a
contextualizar con detalle la formación de Alcalá Venceslada en unos años
capitales.
La mayoría de los
alumnos en aquellos años de finales de la década de los 80 del siglo XIX y de
los comienzos de los 90 eran internos, en torno a los 150 alumnos.
Especialmente seleccionados antes de ingresar en el colegio: con una prueba de
acceso… ¡y una salvedad!: no se admitían alumnos mayores…, y que pudieran
carecer de la formación que se impartía en el centro desde pequeños:
sapientísima decisión. La mayoría de los alumnos pertenecían a familias
burguesas adineradas, pues el colegio costaba ¡¡1.500 ptas. de aquel entonces…!!
Todo cuanto he aprendido
en este libro, tengo muchos folios de notas, me servirá para explicarnos, o no,
determinados, aspectos de la vida de Alcalá Venceslada: su inclinación a las
materias llamadas de “letras” -él, como Ortega, estudió Filosofía y Letras, y
Derecho-. ¿Qué peso tuvo en su formación religiosa lo que aprendió con los
jesuitas? ¿Dejó algo escrito al respecto? ¿Sobre su colegio, sus creencias, su
piedad…?
De momento aquí dejo
constancia de un libro que me ha ayudado en esta investigación y las gracias
doy a su autor por el camino abierto.
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