11 de agosto de 2021

454- Gregorio Luri: SOBRE EL ARTE DE LEER: 10 TESIS SOBRE LA EDUCACIÓN Y LA LECTURA (II DE IV).

 



Empecé a leer como un poseso alrededor de los trece años. Nunca he dejado de hacerlo de un modo muy semejante. Solo por indicación médica, hace muchísimos años, durante la carrera, dejé de leer un mes de julio que es el julio con más días que he contado y conocido en mi vida.

Luri orienta sus comentarios y sus reflexiones al niño lector con el atributo o predicado nominal casi exclusivo de estudiante. Hay que esperar muchas páginas (a la 81) donde el autor afirma que “a todos –también a los adolescentes- nos gustan las historias”… Al estudiante, al alumno le importa una higa que la lectura comprensiva sea un medio necesario para su trabajo que es el estudio, aunque un servidor se lo explica con detalle al comienzo de curso cuando hace la prueba inicial, como explico abajo. Al niño le gusta o no le gusta la lectura por los mismos motivos por los que le gusta el fútbol, el balonmano, es del Madrid o del Barça o le encantan los bocadillos de chorizo…, porque los ha probado y sus padres (y los maestros apoyaron) se los dieron y le dijeron y lo llevaron y oyó… ¡no hay más! La lectura no es ni amable, ni atractiva, ni agradable al niño en el colegio: es así. Leer, parece, es asunto de la escuela y como la escuela es, como decía Juan Ramón, y popularizó Leopoldo María Panero, ya lo he dicho muchas veces: "una institución penal que nos enseña a olvidar la infancia" (película de Jaime Chávarri, El desencanto)… pues la trampa de la escuela se lleva por delante a la lectura… Aprender a leer no es natural: lo explica Luri… y la antinaturalidad de la lectura, el modo de leer, el para qué de la lectura no facilitan el viaje… ¿Leen los profesores en voz alta de los primeros cursos de primaria, ¡y de la ESO!, a los niños para educar la prosodia y la fonética y que aprendan a entonar? En la ESO si alguien lee DEBE SER el profesor de Lengua…, porque los demás debemos enseñar la ciencia de la que somos especialistas (y olvidan lo que aquí Luri repite, y no es original: Todo maestro, todo profesor, debe ser primera y principalmente profesor de LENGUA). ¿Por qué dejan de leer los niños en la ESO? Porque no tienen ni hábito lector ni de estudio (estudiar y leer requieren virtudes muy semejantes: atención, paciencia, constancia, concentración, diligencia…); lectura-libro=tostón escolar, tabarra profesoral… “¡NO QUIERO LIBROS!”: “Me aburren” (¡miles y miles de libros editados y supuestamente ¡TODOS! los aburren!), “Me canso”… Curioso: nadie se atreve a decir que la lectura sea mala, negativa, inhumana…, ¡pero qué poquitos somos quienes leemos! Me sigo preguntando: si el bien de suyo es difusivo…: si los profesores no leen, ¿qué bien van a difundir, qué prosélitos harán…? Si en casa, los padres no leen ni tienen libros o si los tienen… no hablan de ellos ni preguntan a sus hijos… (después volveré sobre este asunto)… Y aquí me planto: ¿Cuántos profesores de un claustro de 60 componentes creen ustedes que leen habitualmente algún libro de lo que quiera que sea? Me reservo las impresiones y constataciones como profesor, bibliotecario, escritor, etc. ¿Acaso creen ustedes que los profesores saben hablar y escribir con corrección, sin faltas de ortografía?... Me reservo las constataciones como profesor, bibliotecario, escritor, etc. Afirma Luri que el niño deja de leer en la ESO y el bachillerato: leen solo los libros “obligatorios de colegio”, mas ni uno más, salvo que tengan un hábito lector y el gusto adquiridos en los cursos anteriores: Lo afirma quien ha sido alrededor de un lustro bibliotecario de un instituto de enseñanzas medias o como se llame eso ahora. Los profesores hacen “exámenes” para comprobar que el niño ha leído el libro, no si le ha gustado o no, qué ha aprendido… Normalmente se trabaja a ratos en clase, pero no se lee por norma y se ignora cómo trabajar con un libro, como tomar notas de campo, cómo citar, cómo… La pregunta 5b de comentario de texto y lengua, o como se llame, de la Selectividad andaluza (EVAU de casada) también se encamina a comprobar si el alumno ha leído los libros indicados para 2º de bachillerato (normalmente cuatro libritos breves…): no se comprueba si les aprovechó, que eso no es tan fácil de medir ni interesa.

Estoy convencido, como Luri y como todo maestro que se precie, de que la lectura es capital para todo estudiante: un mal lector es potencialmente un mal estudiante y hasta es posible que sea un estudiante fracasado. Cuando se hace la prueba inicial para ver desde dónde se parte con los alumnos que se tienen delante, es capital averiguar y evaluar las destrezas básicas de la lengua con las que llegan los alumnos. Me consta que somos pocos los profesores que lo hacemos, pero lo considero imprescindible: un alumno con una mala eficacia lectora (esta es el resultado de una ecuación donde se estudia la comprensión, la velocidad y la exactitud lectoras; que no solo la velocidad como señala Luri, cap. 6), con una deficiente expresión escrita, con un vocabulario escaso y pobre… Posiblemente estemos ante un alumno con muchas papeletas para fracasar, pues con ese bagaje mal podrá comprender un problema matemático, un tema de geografía o de historia…: tardará mucho en comprenderlo (si es que llega a hacerlo: “Estúdiame la lección” dice el niño de 5º o 6º de primaria a su mamá, es decir: que ella se la lea y le allane un espacio confuso, quebrado, con simas insondables, con la entonación, el sentido adecuado…).



Tenemos ya por tanto un PARA QUÉ evidente del sentido de la lectura para todo niño de primaria o ESO: es un medio necesario, imprescindible, para todo estudiante. El estudiante poco avezado en la lectura es un estudiante que entra a la pelea del aprendizaje con un brazo atado a la espalda.


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