Aunque muchos de mis alumnos
defienden, pobres, que la verdad no existe -¿¡qué no les habrán contado!?-, se
me antoja que saltar desde un sexto piso, así, sin más, a cuerpo gentil, aunque
la verdad no exista, no es una buena idea y, además me temo, que el coscorrón y
la pupita están aseguradas; y si alguien mantiene lo contrario es porque en esa
conversación hay un tonto y ese no soy yo (ojo con los tontos: son pertinaces, testarrones,
tercos como mula terca y no se debe debatir con ellos porque, dado su
entrenamiento en la tontería y la necedad, pueden llegar a vencer en majadería
al más avisado y capaz... Ojo).
La verdad suele ocurrir que,
defendiéndose como gato panza arriba, y flotando como aceite en el agua, a
veces se emulsionan los líquidos, se mezcla todo y uno llega a la conclusión
certísima de que podrá rascarse el culo con el codo: es cuestión de probar.
Y al tercer párrafo va la
almendra del negocio que aquí me trae. Publiqué durante el curso pasado en este
mismo blog una serie de entradas sobre la nueva prueba de Lengua de la
Selectividad, o como la llamen que, dado el caso, el cambio de nombre no muta
el significado. Esas pruebas tienen una importancia capital en muchos países,
aunque en España un Madrid-Barça la tenga mucho más. En aquellas entradas
expliqué y razoné el contradiós que era la prueba que se habían cuajado no sé
quiénes en no sé dónde. Señalé:
1. que la primera pregunta decía
evaluar tres apartados y en la formulación de la misma se preguntaba por dos,
¿y por qué no por los tres evaluados? En la nueva diligencia evacuada para el
curso 19-20 no se dice que se vaya a cambiar al enunciado de la pregunta, sino
que se habla de la puntuación:
Pregunta 1
En la puntuación de esta
pregunta se tendrá en cuenta: a) la identificación de las ideas (hasta 0,5
puntos); b) la exposición de su organización (hasta 0,5 puntos); y c) la
indicación razonada de su estructura (hasta 0,5 puntos).
Estamos en las mismas, Ignoramus et ignorabimus,… Se
matiza la puntuación de las partes (cosa que ya hicimos por sentido común los
profesores en el curso pasado porque se caía por su peso) y se pide que se
razone por qué la estructura del texto es de un tipo u otro, mas, sigo con
mi duda: ¿Se cambiará el enunciado de la pregunta para que recojan los tres
aspectos que se desean puntuar o se quedará como estaba y solo se preguntará
por los dos primeros? La redacción, de la que nada se dice, era y, por
tanto, sigue siendo: “Pregunta 1: Identificar las ideas del texto y
exponer de modo esquemático su organización. (hasta 1,5 puntos)”.
Supongo que una reclamación en este sentido siempre deberá de
ser atendida y vencedora, pues el alumno responde a lo que se le pregunta y no
a lo que se le quería preguntar, como se le evalúa de lo que escribe y no de lo
que deseaba escribir.
De momento sostenella y no enmendalla.
2. Con respecto a la tercera
pregunta, servidor, con muchos otros colegas, defendió que no se pueden poner
puertas al campo. Se diga que la argumentación debe ser de 150 o 200 palabras
o, como ahora, entre 200 y 250 nada apaña, nada arregla, nada clarifica y
seguimos estando en ninguna parte. No me creo que los correctores vayan a
contar la palabras… de todos los exámenes y lo harán a ojo de buen cubero, como
servidor. Aumentan los márgenes, pero no solucionan el problema de fondo… El
espacio como medida dependerá del tamaño de la caligrafía, de los márgenes que
el alumno deje… y Dios siempre ampara. Y como escribió un amigo mío, venga o no
al caso, escribo su dedicatoria en uno de sus libros que me parece bien adecuada: ““Bienaventurados los Juan Lanas, los cabestros, los que lloran como
Magdalenas, los incomprendidos, los miserables, los tontos de pueblo, los
cagones, los presos: en el Evangelio de San Mateo se les consuela a todos.”.
De momento sostenella y no enmendalla.
3. Aplaudo relativamente el
cambio de la quinta pregunta y la mutación en la valoración entre la 5a
referida a la Historia de la Literatura española, que pasa a valer punto y
medio (1,5) y la 5b pregunta inútil
absolutamente en su primera parte: meramente memorística para averiguar si el
alumno recuerda alguna pijadita del libro leído (a veces no lo recuerdo ni yo y
los he leído algunos en varias ocasiones, si no muchas) y así, supongo,
averiguar si lo leyó o no o si se acuerda o no… ¡que tiene bemoles la carga de
leña! (Indique
en qué derrota se localiza este fragmento, fue la primera
parte de la 5b en examen del curso 18-19, ¡interesantísima pregunta de denso
contenido que mide grandes capacidades!).
Sigo pensando
que valorar con un 1,5 el estudio de la Historia de la Literatura española del
siglo XX con todo lo que esto conlleva de conocimientos de aspectos históricos,
sociales, económicos, españoles y europeos, etc. es un espantajo. Se me antoja
escasísimo…
Es obvio que
la variación hecha se debe a la constatación, tras la corrección de la prueba
del curso pasado, 18-19, de que muchos alumnos dejaron, como habíamos previsto,
y así lo escribí, la respuesta 5a como a san Pirulo, es decir, en blanco y sin
contestar. “Le doy a usted diez euros por ir a Madrid andando desde Jaén” y
responde el alumno “Tome usted 20 y se alarga usted con lo que yo le diga”… ¡Meridiano!
Y por último,
y 4, me parece fastuoso… ¡por pocas me echo a llorar…! ¡Años llevo
pidiendo el relevo…! El cambio de esa obra de escritor secreto, autor solo de
cuatro cuentos, unidos en un libro que llevaba por título el de uno de ellos, Los
girasoles ciegos, que ¡por fin! nos han hecho gracia de él. ¡Qué magníficos
beneficios han obtenido los deudos de Méndez! Cuatrocientos mil ejemplares
vendidos… ¡Maravilloso! Este opúsculo ha sido cambiado por una autora con
fuste, que no sé si es la más representativa, pero sí, sin duda, mucho más,
durmiendo, que Méndez. Como aquel, me temo, Martín Gaite no se ha elegido por
su calidad literaria ni por su influencia en la novelística de postguerra, pero
por lo menos nos hallamos ante una escritora de fondo, con obra mundialmente
reconocida y en fin, El cuarto de atrás, les agradará o no a los
alumnos, que ese no es el problema. La verdad es que son pocos los que leen,
pero ya están en el Centro unas decenas de ejemplares esperándolos para
servirles… Magnífico y que descanse en paz don Alberto Méndez, escritor
secreto.
El resto, la
puntuación de la ortografía, la presentación, etc. es tema que se trataba en
los años ochenta cuando de la Universidad de Granada venían a coordinar la
Selectividad… Aún recuerdo la muerte de González Sevilla y Nicolás Marín, que
en paz descansan, y que con dirección a Jaén venía para ello. Felicito a la
coordinación por haberle puesto una calificación a esos aspectos importantes
casi cuarenta años después de tratarlo… Los felicito y me felicito.
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