Mientras tanto, se me planteó el
problema del sabor de las cosas. Y los de este campamento fabricaban vasijas de
barro que eran bellas. Y los de este otro, las fabricaban feas. Y comprendí con
evidencia que no había ley formulable para embellecer las vasijas. Ni con
inversiones para el aprendizaje, ni mediante concursos y honores. Observé
incluso que aquellos que trabajaban en nombre de una ambición distinta, por la
calidad del objeto, aun si consagraban las noches a su trabajo, sólo lograban
objetos pretenciosos, vulgares y complicados. Porque, de hecho, sus noches en
vela las dedicaban a su venalidad; o a su lujuria, o a su vanidad, es decir, a
sí mismos, y ya no se intercambiaban en Dios intercambiándose con un objeto
convertido en fuente de sacrificio e imagen de Dios, donde las arrugas y los
suspiros y los pesados párpados y las manos temblorosas de haber modelado tanto
y las satisfacciones del atardecer después del trabajo y el desgaste del fervor
van a confundirse. Pues sólo conozco un acto fértil, que es la oración; pero
conozco también que todo acto es oración si es don de sí para llegar a ser. Es
como el ave que construye su nido, y el nido es tibio; como la abeja que
fabrica su miel, y la miel es dulce; como el hombre que moldea su vasija por
amor a la vasija, es decir por amor, es decir por oración. )Crees en el poema escrito para
ser vendido? Si el poema es objeto de comercio, ya no es poema. Si la vasija es
objeto de concurso, ya no es vasija e imagen de Dios. Es imagen de tu vanidad y
de tus apetitos vulgares.
A. de Saint-Exupéry.
A su disposición pongo el blog para que
usted argumente cuanto desee sobre lo que he escrito. Le ruego que me envié, de
considerarlo pertinente, su escrito al correo que en el blog se halla y sus
reflexiones serán publicadas en él sin modificar una coma, siempre que se
encuentren a la altura de la corrección propia, etc. ¡de lo que no dudo!
Reiterarle mi
agradecimiento.
Gracias por este largo y ameno texto. Estoy plenamente de acuerdo con usted en que existe una íntima relación entre el autor y su obra. En mi precipitación me expresé mal: mi intención era insistir en mi opinión de que existe independencia entre el valor estético de una obra de arte y las cualidades éticas y morales de su autor, cómo la maestría artística no implica necesariamente bondad, y en la "galería de grandes glorias ilustres" del arte (y de la ciencia, dicho de paso) se dan la generosidad y la mezquindad y estas no quitan ni añaden nada a la grandeza de la obra. Gracias a usted, un cordial saludo.
ResponderEliminarLamento no haber sido más ameno, pero el tema es desabrido y huraño. El “diálogo” habido ha sido enriquecedor para mí, por muchos motivos y su comentario final, confirma su calidad personal. Muchas gracias. Lamento no seguir su blog, pero es que no sé nada sobre lo que usted escribe y ya, a mi edad,… ¡mal negocio! Quedo a su disposición.
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