Ya estamos con la norma,
casi, de las declaradas: no sé quién es Irene Escolar y qué vende. Su
comentario me resulta excelente y para aprender mucho de él.
Se me ocurre que se puede
ejemplificar qué son los valores, de los que tanto hablan y más se ignoran,
incluso quienes los citan: “¡Han cambiado los valores!”, dicen. No, no: mire
usted, no cambian los valores. Lo que cambia es la estimativa: ayer valoraba
mucho la moto recién comprada y hoy, veinte años después, no la valoro porque
incluso le puse precio y la vendí porque para mí dejó de tener valor alguno, lo
que no quiere decir que esa espléndida Harley Davidson siga teniendo valor para
otros y siga teniendo un precio en el mercado de segunda mano. Cambió mi
estimativa pues, que no el valor.
A Escolar no le interesa
Hollywood porque “hay que hacer una serie de sacrificios que yo no he hecho”
porque no le merecían la pena. Por su modo de decir, pudo hacerlos, estaban a
su alcance. No hace como la zorra que desprecia la uvas “por verdes” porque no
podía llegar a ellas. Si aprender alemán, realidad que me interesa muchísimo,
me supone no poder ocuparme de mis hijos, tener que dejar de hacer deporte y no
poder descansar…, pues no me ocupo de ello porque valoro más las otras
actividades. El balanceo entre una realidad y otra me dice que no aprenderé
alemán. Elijo con libertad entre realidades que son buenas -cuando se elige el
mal, no se ejerce la libertad porque se ha producido un engaño: propio o
ajeno-, pero valoro más la vida de que gozo, que no hacer esos sacrificios para
lograr leer a Goethe en su lengua… Schopenhauer aprendió español para leer La
vida es sueño de Calderón y, sin embargo, son millones los españoles que no
lo han leído… porque no les interesa, porque no lo valoran.
Otra reflexión que me sale
al paso es que todo bien es arduo, que, según la IA, que si no lo sabe
se lo inventa, es idea platónica, cuando yo la he recogido de Tomás de Aquino
que era más aristotélico que platónico, aunque ni él ni yo le hacemos ascos a
la verdad, la digan Agamenón o su “portero”, que dice la docta comunista
Yolanda Díaz. Se ve que estar en Hollywood supone abrirse puertas para alcanzar
trabajos, supongo que papeles en películas, etc. que pueden llevar a los
actores al estrellato… Muy bien, pues todo eso, no lo cambio por mi
primogenitura (querido Jacob, quédate con tus lentejas. Cuando era pequeño y
leía esta historia, siempre esperaba que Esaú, en el último momento, se echara
para atrás, se arrepintiera y no cometiera un error tan fatal y trascendente
para su vida; mas ya era pasado). No me da la impresión de que Escolar no
hiciera el esfuerzo por pereza, por desidia, por dejadez, sino porque allá
donde estaba, como estaba… lo valoraba más que lo que pudiera conseguir en el
Hollywood americano. Tampoco incluso me da la impresión de que fuera por temor,
por sentirse incapaz, por pusilánime…: “más vale pájaro en mano…”.
A día de hoy, estos breves
escritillos, estas reflexiones en mi blog, me agrada hacerlos. Me ayudan a
mantener muy a flote y vivo mi espíritu crítico, mi capacidad reflexiva y
pienso que, si además ayudo a alguien, pues eso: bienvenidos sean. Feliz
semana.
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