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culpa al Gobierno de la cuarentena impuesta por el Reino Unido por
"proclamar que estamos en una segunda ola" del coronavirus
Juan Marín pide al Ejecutivo
central que incluya a la comunidad andaluza en las negociaciones con el Reino
Unido para quedar exenta de la cuarentena
ABC, 27/07/2020
El Gobierno británico
endurece su discurso y recomienda no viajar a ningún lugar de España, islas
incluidas
Reino
Unido ignora las peticiones del Ministerio de Exteriores e incluye a Baleares y
Canarias como lugares no seguros
ABC, 27/07/2020
Sánchez tilda de «decisión desajustada» la cuarentena
impuesta por Reino Unido a los españoles
El
presidente del Gobierno rechaza el plan jurídico del PP y se emplea en
transmitir un mensaje de calma y dominio de la epidemia
Asegura
que hay regiones en España con menos riesgo de contagio que en Gran Bretaña
Hubo un tiempo, bien es
verdad que hace siglos, en el que los españoles eran distinguidos por “tener sangre
en el ojo”, lo que venía a ser valentía, bravura, coraje, arrojo; de sus
diplomáticos se hablaba de su “graveza”: aplomo, prudencia, tino, ponderación,
seriedad. Ahora somos, sin perdón, una mierda puesta al sol playero. Somos de
los últimos de la clase, nos mantenemos en el pelotón de los torpes y además sacamos
pecho. Eso está muy bien aquí para la mentira continua de Sánchez, para las
ocurrencias totalitarias del payaso cutre de Galapagar y su troupe, para las
memeces ridículas de Díaz que dan para vergüenza ajena… ¡pero fuera… Europa es
un espacio algo más serio!
El espeluznado tontirubio
podría preguntarle en inglés a Sánchez, el guapo: “¿Entonces que nuestras
determinaciones te parecen desajustadas cuando tú no sabes ni siquiera
cuántos compatriotas tuyos han muerto en la pandemia? ¿Qué tú vas a Europa para
pedir el dinero que malgastas, que no ganas, que despilfarras… ¡y lo nuestro
está desajustado!?”. ¡Que se preparen los españoles para ajustes
reglados y severos, cretino!
Servidor no deja de
acordarse del antiquísimo anuncio en el que el hijo que acompañaba a su grosero
papá al futbol y concluía con “¡Qué bochorno, papi!”. ¿Se puede saber cómo
podemos estar orgullosos de nuestra bandera, de nuestros militares, de nuestros
médicos, profesores, deportistas… si nuestros politicastros nos van dejando por
doquier a la altura del betún? ¿Cómo vamos a hablar de nuestra honra y dignidad
si somos el hazmerreír de los europeos, si los holandeses, entre otros, nos
hacen morder el polvo del ridículo y la sandez? ¿Duele? Sí, claro que duele a
cualquiera que ame a su patria… y para eso no hace falta ser de derechas: con
ser un patriota se cumple.
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