26 de agosto de 2025

36 - DECLARADAS - El jefe de Climatología de Aemet reconoce ahora errores en la gestión de la dana y admite que «no sabía lo que iba a ocurrir» el 29 de octubre en Valencia

 





Reconozco que nadie está libre, y yo el segundo o el tercero, de decir una perogrullada (“Detrás del lunes viene el martes”), producir un pleonasmo (“Ya subió para arriba”), recalcar una evidencia (“Ya has venido”) y sencillamente meter el gambón y decir una cipotada que se abre la navaja en el bolsillo.

Ignoro a qué categoría pertenece el comentario de este jefe de Climatología, pero sin duda, seguro que nadie sospecha que, en la oposición, si la hizo y su cargo no fue designado a dedo, no había un apartado o tema más o menos amplio “La profecía y el profeta. Clases de profetas. Profecías con y sin grado de evidencia”. Un fenómeno este señor, pero no meteorológico. Murieron más de doscientas personas, no sé cuántas casas se perdieron, incontable el sufrimiento habido y él “no sabía lo que iba a ocurrir”.

La boca me duele de corregir las justificaciones extemporáneas, absurdas, inconcebibles. Vamos a ver, señor: si usted cometió un error, ¡como todos los cometemos!, es innecesario que haga esa aclaración. Si usted hubiera sabido lo que les esperaba a los pueblos valencianos el 29 de octubre de 2024, y no hubiera hecho nada, usted sería un delincuente con un grado de evidencia indubitable. Usted sería un asesino: “Sabía que iba a caer chuzos de punta -que mi madre decía- y no hice nada para advertir de lo que se avecinaba”… ¡pa matarlo!

Entendemos por tanto que usted no es profeta, que la información que manejaba no daba indicios de lo que sucedió después y que, por ignorancia, error… pasó lo que pasó. “Ovio”, que repetía sin tasa Felipe González cuando presidía el gobierno de entonces. “Ovio”.

Usted entiendo y hasta incluso yo lo puedo llegar a entender que se estén depurando responsabilidad. Que las mentiras -¡líbreme Dios a mí de decir que usted lo es!- tienen las patas muy cortas y que antes o después llega la UCO, el COCO o el Sacamantecas y suelta el pavo de la verdad con las consecuencias inusitadas que esto tiene: El rey está desnudo y cuanto se contó era mentira y donde dije digo, digo Diego y donde Diego no dije lo que sabía, pero que… ¡pues eso!



¿La Dana valenciana? Un horror. ¿El volcán de la Palma? Un horror. ¿Los incendios de este agosto que vivimos? ¡Otro horror! En Valencia se pudo intervenir antes, más y mejor y prevenir más que curar. En la Palma sucedió lo que naturaleza dispuso y Dios permitió: nada que hacer contra la lava. ¿Los incendios? Hombre prevenido vale por dos y en este caso, prevenir mejor que lamentar.



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