12 de agosto de 2025

27 - DECLARADAS - Emilio Calatayud, juez: “Soy independiente de mis padres para lo que quiero; por ejemplo, para viajar soy independiente; pero para lavar mi coche no”

 



Esto es tan viejo como el mundo. Adán y Eva fueron independientes para lo que les interesó. Cuando se estropeó el invento… ya no lo fueron tanto. La vuelta del hijo pródigo a casa, estuvo muy bien: muy hilvanaditas aquellas palabras de “Padre, he pecado contra el Cielo y contra ti etc.”, pero la vuelta se produjo cuando tenía más hambre que un ratón atado a una pita… Viejo. Muy viejo.

¿Dónde vas, Ramón?

Yo, a mí avío. ¿Y tú?

Yo al mío…

El viejo juego del egoísmo que siempre suma cero. Yo gano y tú pierdes. Se acabó el juego… ¡y todos perdemos, aunque ni siquiera lo sepamos!

No obstante, y teniendo en cuenta que “cualquiera tiempo pasado / fue mejor”, ¡a nuestro parescer! El cínico descaro que ahora observo en la juventud no lo conocí en la mía. Todos los de mi generación recordamos cómo, por ejemplo, aportábamos parte de nuestro sueldo a la casa paterna: hiciera o no hiciera falta (¡algunos todo el sueldo!); se colaboraba en el campo, si era el caso en la familia: en Jaén, con sus setenta millones de olivos, hay quien nunca cogió aceituna, pero lo normal era que los estudiantes ocuparan sus vacaciones de navidad cogiendo aceituna y si las olivas eran propias… ¡también los fines de semana! ¿Todo eso ha desaparecido? No se hacen los jóvenes responsables de las necesidades familiares, de la sociedad… ¡Pues parece que no! Parece como si no fuera con ellos.

Si no los culpables, sí que los responsables son quienes debieron educarlos: primera y principalmente los padres… “No quiero que lo pase mi hijo tan mal como lo pasé yo” y vive el estudiante, ¡o sin estudiar!, como un señorito perdis, sin darle un palo a un olivo, de paseante en cortes… con derecho a todo.

Siento vértigo al pensar que vivo en una sociedad de frenético egoísmo en la que esos jóvenes de quienes hablo se tendrán que hacer cargo de un mundo agonizante ya para mí. Seguro que no todos son como describo aquí: segurísimo, ¡los conozco!

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