Querido charlie:
El otro día te comenté la curiosa afirmación, cuando menos, de quien asegura no gustar de quienes están seguros… ¡Ahora vas tú y arreglas esa contradictio in terminis! (¿Cómo está tan segura esa persona de no gustar de las personas seguras o es que su aserción, etcétera?).
Hoy se me cuela otra aseveración igualmente temible, se me antoja también, la de “No le debo nada a nadie”, ¡y se queda el tío silbando! Querido charlie, no obres ni seas tú así. Por mi parte, te aseguro, es imposible saldar las incontables, incontrolables, inconmensurables deudas que he contraído queriendo o sin querer a lo largo de mi vida. Me sé deudor insolvente, reo de culpa… ¿Cómo devolver a mis padres el amor con que se supone que fui concebido y dado a la vida con la ayuda de Dios? ¿Qué puedo si no dar las gracias a los amigos por su amor de benevolencia? Siento que mi deuda es un mar sin orillas. Sólo puedo decir gracias e intento hacer y obrar tanto bueno como hicieron conmigo o me enseñaron. Os debo demasiado a todos… perdonadme.
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Mi amigo el vasco de Donosti me lo dijo de un amigo común. Les comentaba éste a sus colegas en una reunión de trabajo: “No digo ya que os améis los unos a los otros, que dicho está, pero, por lo menos, leeos los unos a otros. Si os leéis os comprenderéis; si os comprendéis, os conoceréis; si os conocéis de veras, empezaréis a amaros…”, y añado yo y no estaremos tirándonos los trastos unos a otros… Así pues. Vamos a dar un pasito. ¡Aúpa!: No digo que sea fácil, pero es una hermosa meta: leeos los unos a los otros, como yo intento leeros. * * *
El español suele ser individuo primario. Los salvapatrias de ordinario se arman de un crucifijo en una mano y una pistola en la otra. Los increyentes, naturales de la misma cepa, en el solar español suelen aproximarse a la religión con un palo en una mano y una lista de agravios en la otra. Casi siempre cargados de ira y con escasa competencia. Pocas ideas, muy profundas y demasiado arraigadas. Todos estos pájaros son unos istas a toda leche, creo yo, vamos. Es por poner un poner. Eso sí: su aspecto externo, como el de los extraterrestres de algunas pelis, es ecuánime y circunspecto, ¡y si no que lo pregunten en Andújar!* * *
Esta perra me ha salido de cepa intelectual…
¿Es la mía? ¡tiene que ser ma mìa!
ResponderEliminarTengamos la fiesta el paz. Calma y paciencia, como le dije y a barajar... Todo es posible. Con cariño.
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