19 de enero de 2023

468- Millgate, Michael, WILLIAM FAULKNER

 



Me dicen y leo que es esta obra es uno de los grandes libros sobre el Nobel americano. El ejemplar que leo es del 72. Ignoro si habrá textos verdaderamente canónicos más recientes. Este libro extenso me ha dejado un buen regusto lector que es lo que, creo, debe dejar todo libro de estas características: te abre el apetito por releer, leer, mirar… Constituyen el libro una biografía suficiente como situar al lector en la realidad vivida por el escritor estudiado, una contextualización necesaria; un estudio de las obras; y una conclusión que el autor titula LOGRO. Un amigo mío diría que así es una morcilla: se ata la obra por los extremos y así se asegura que no habrá desborde por ellos, mientras el contenido puede ser variado, rico, etc.

El problema más grave del libro, para mí, es que el comentario detallado de las obras de Faulkner, la mayor parte del libro, unas trescientas páginas, exigen -o convendría tenerse- una lectura fresca de las obras del autor o un dominio de las mismas de las que carezco: ya dije que las había leído si no todas, casi todas, pero no me jugaría la mano por recordar sus argumentos, sus personajes, etc. (no soy, literalmente, capaz de hacerlo ni con mis propias obras…, y me memoria no es flaca, aunque vaya flaqueando). Este detalle no es baladí, pues Millgate comenta con detalle realidades muy lejanas y confusas para este lector, lo que hace el avance en la lectura, en algunos momentos, sea lento y poco atractivo. No obstante, las apreciaciones más o menos generales, o algunas muy concretas, sobre unas obras u otras, hacen para mí interesante lo leído y aprendido. Tengo una nota tomada al hilo de la lectura: “Libro de consulta”, escribo, y que redunda en esta misma idea. Bien puede servir esta obra para orientar al lector que vaya a iniciar la lectura de alguna novela de Faulkner o incluso para leer el capítulo de Millgate tras la lectura de la misma. Eso exactamente he hecho con el capítulo dedicado a Los cuentos y muy particularmente a los Cuentos Reunidos sobre los que escribí en mi anterior entrada y que fueron mi lectura no inmediata, sino a la par de este libro que gloso; en estos comentarios que hice y, viendo lo escrito por Millgate, compruebo que cuanto escribí era atinado y sensato e iba en la línea crítica de los que saben y han estudiado a fondo a Faulkner (me alegro por quienes me lean).

Comenta el autor y da sus opiniones y emite sus juicios sobre esas realidades faulknerianas tópicas que cualquiera que haya leído al autor de New Albany, Misisipi, o sobre él, se desperdigan y son una constante entre sus obras, entre quienes las estudian y en las diversas entrevistas que concede el autor americano: su estilo, su empeño innovador en las estructuras tan particulares, el mundo que crea, el Sur que crea del Sur americano, su atracción por cierta anormalidad en algunos de sus personajes… (¡por cierto!: me ha abierto el apetito de leer el discurso de recepción del Nobel en el 49, que seguro que por algún sitio andará…). Me ha gustado especialmente el último capítulo, como colofón, donde se concentran esas realidades que deseo citar: la opinión de Faulkner sobre los críticos (europeos y americanos, de su obra o de otras), de sus influencias… muchísimas de muchísimos autores: americanos o no, contemporáneos o no; la opinión que le merecían sus lectores a quienes no siempre tenía negro sobre blanco cuando trabajaba en sus obras (¡me suena!): no sabía a ciencia cierta para quiénes escribía; no parecía que le importase mucho lo que podemos llamar el éxito de sus escritos; no era anormal (y curiosamente también me suena) que escribiera la obra tras un solo impulso creativo: como si la obra llamara a su puerta…

Me pregunta un conocido, que poco me conoce, que cómo es posible que cite e incluya en una supuesta crítica seria sobre Cuentos reunidos la película de José Luis Cuerda, Amanece que no es poco… e incluso ponga un enlace. Esta apreciación me produce cierta simpatía, sin duda, y me lleva a otras voces y otros ámbitos. No puedo evitar sonreírme y pensar que este señor tiene la mentalidad del gusano burocrático de Luces de bohemia, de algún maestro impetor de maestros… con una mentalidad propia de horteras al por menor… De todo debe haber en la viña.

Mereció la pena leer el largo libro de Millgate, con la pena ya citada, pierdo entre el pasado las obras de Faulkner y los comentarios no los ubico en los contextos: lástima. Haré la prueba de lo que arriba afirmo porque me he hecho de Los rateros, obra que no tenía en casa, ni recuerdo haber leído. Ya diré de mi experiencia…, aunque quizá tenga que esperar ahora para leer esta novela.



1 comentario:

  1. Ya he leído el discurso de Faulkner en la recepción del Nobel en el 49. Lo siento. Enjundioso y pobre... para lo que esperaba. Imposible ser brillante y de continuo.

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