26 de enero de 2016

Loving, Jerome: WALT WHITMAN. EL CANTO A SÍ MISMO.


Empecé a comprar los libros de Walt Whitman en los puestecillos de la calle. Compré sus cantos en libros baratos, de papel malo, sin notas… Recuerdo que leía aquella poesía con escaso aprovechamiento. Aún están en casa. Luego, pasados los años, me hice con sus Hojas de hierba que comenté aquí… y no es Whitman poeta de mis platos estacionales. Muchos oyeron hablar de él por primera vez tras ver la aprovechable película de El club de los poetas muertos… que tanto partido se le puede sacar en las aulas para bien o para mal.
                La biografía de Jerome Loving se me ha hecho larga y tediosa en general, aunque algunos pasajes han sido muy aleccionadores, interesantes, sin llegar realmente a divertirme: no era el fin, sin duda. La realidad es que, a ratos, es tan detallada la biografía, tan minuciosa con los viajes, la actividad… del poeta de la democracia y la libertad americanas que me perdía en los vaivenes de su existencia. La densidad de fechas, hechos, movimientos, etc. de la historia americana me hacían tediosa la lectura y más aún si no se dispone de un tiempo continuo y corrido para leer la obra: ha sido el caso. He tenido en muchas ocasiones la sensación de ser llevado al perdedero, que no de perderme.
                Si muchos oyeron hablar de Whitman con motivo de la película arriba citada, no fueron menos, creo que fue mi caso, en que se relacionó, sepa Dios en qué clase en la que fui alumno, la homosexualidad de Lorca con la suya. Para mi gusto se dedican páginas y páginas a este tema, cuando no termino de verle la punta ni la relación directa con su obra, y opino desde el conocimiento superficial que me aportó la lectura de aquella y lo leído en esta biografía; aunque entiendo que no es detalle menor en la existencia de una persona.
                Me ha llamado la atención la cantidad de actividades de las más diversas en que se vio implicado el poeta desde su juventud: periodista, editor, librero, maestro, enfermero durante años… Me sorprendió que hiciera auto-reseñas para promocionar sus libros; así como comprender la limitación de todos –también la suya- cuando ¡el poeta de la democracia!, en realidad, detestaba a los negros, que no le gustaban un pelo –nunca tuvo amigos entre ellos- y su antiesclavismo fue intermitente y un tanto pusilánime: al final es imposible dejar de ser hijo del tiempo en que se vive y de la circunstancia que nos rodea. También Lincoln también consideraba inferiores a los negros…
                Tengo anotados muchos más detalles que me han llamado la atención sobre los quehaceres del poeta, sus gustos, su vanidad en torno a su obra, la importancia de la naturaleza, la necesidad de la libertad y cómo debía escribirse la poesía: “En un poema las palabras tienen que sonar con el ritmo humano del habla y con del ritmo cadencioso de la poesía tradicional” (p. 177).

                Nunca digas de esta agua no beberé… afirma el saber popular, pero de momento, con la lectura de esta obra doy por cerrado mi paseo por Whitman y no descarto, la poesía es así, releer algunos poemas de Hojas de hierba

22 de enero de 2016

Mucho tiempo sin publicar nada en el blog


              Mucho tiempo sin publicar nada en el blog. “Es un error”, dicen los conocedores del asunto: si no se desean perder lectores. Es mi caso: no deseo dejar de servirles y, por tanto, no quiero que dejen de venir a visitarme a este rinconcillo de Internet, siempre que les agrade… a su casa llegan.
                Varios de ustedes me preguntan por qué no estoy publicando. Se ocupan por si ocurre algo. No, no sucede nada, al menos no nada grave. Ha habido unos problemas técnicos que me han impedido la publicación de las lecturas de algunas obras, pero sobre todo… el haberme dedicado de forma más intensa a lectura, a la lectura de libros (y de muchos artículos) de los que irán saliendo, supongo, los comentarios.
                Sin duda, el lector, como es mi caso, es lunero y veleidoso. Ha habido en diciembre un par de quiebros en mis lecturas, sin mucha explicación racional, que me han desviado de lo que andaba viendo y en esos quiebros…  me quedé y me fui, como la liebre, por el perdedero.
                Gracias a quienes se ocuparon de mí… y seguimos.

                Un saludo,