24 de septiembre de 2014

Charlie-salida 39-Charlie ha muerto-02



         Querido charlie:

         La muerte es un enigma. ¡Ay la muerte, esa realidad ineludible! Por la muerte cobra cierto sentido la vida, tal y como la conocemos bajo el status viatoris. Impone respeto la muerte, qué duda cabe. Cuando la muerte se hace presente cunde el extremo.
         Hay quien no quiere imaginarse la muerte de los seres queridos. Hay quien nunca se imagina morir: no logra imaginarse muerto. Creo que hay que hacerlo: mi amigo Marías, don Julián, estaba seguro. La muerte se impone con la autoridad de lo irreversible. Presente la muerte, el campo tiene puertas y el capricho, límite. Quienes no quieran pensarla, imaginarla, hablar de ella… allá ellos.
         Resulta pues, charlie, que tras tu muerte hubo quien apreció que parecía no haberla sentido yo. ¿Acaso esperaban lloros, lamentos, plañideras, gestos compungidos, desasosiego…? ¿Desesperación, aspavientos y rebelión…? ¿Por qué habría de ocurrir esto si tras la vida viene la Vida? Eso creíste tú. Eso creo yo.
         La voluntad es débil: se trabaja poco. Las virtudes ni se nombran (los necios las confunden con los valores). La ascética se relega al trato con el gordólogo o la gordólaga, el cilicio se usa como tapabocas y se disciplina al plato, más no con sentido de ascesis ética o moral, filosófica o religiosa (desde que te fuiste no he perdido un gramo, charlie). El deporte es el campo de la nueva ascética. Siguen diciendo que Dios ha muerto: ¡tú sabrás ahora! ¡Qué delgado está Stephen Hawking!
         Ya sabes de las convenciones y el qué dirán: Se supone que se debe actuar de un modo concreto ante una situación concreta por… presión social: no hay nada más que ver lo que ocurre tras el sorteo de la lotería, se me ocurre. Repetición de las mismas actuaciones año tras año: señora lotera, bulla y agraciados, los bancarios –chaqueta y corbata-, siempre muy repartida, “lo necesitábamos” (¡como si el resto nos llamáramos Botín!), la agitada botella de champán o sidra… ¡qué felices todos!… (quien se lleva el pegote de billetaje y millones: desaparecido). Estas pautas sociales en muchos casos no son elegibles y vienen casi impuestas. Tú y yo, charlie, no nos plegamos fácil a lo normativo irracional. Siempre fuimos unos rebeldes. Lo sigo siendo: para muestra este botón.
         Mi amor por ti no lo miden las lágrimas, ni siquiera mis palabras: el amor es una realidad inconmensurable, intangible, no se percibe por los sentidos externos. El amor de verdad no tiene cuento. El dominio de sí por lo que se cree, por la fe, hace que las emociones, esas alteraciones que nacen en el paleocórtex, se reduzcan a sentimientos que no tienen por qué exteriorizarse insurrectas. La gestión de la emociones tiene que ver con lo ya escrito. Quizá quien tiene un por qué pueda llegar a amar cualquier cómo: me acuerdo ahora no tanto del autor de la frase como de un judío crucificado para escándalo de los suyos y necedad para los gentiles… ¡A ver aquel Hombre tenía su por qué!
         Es una pena charlie porque ya no te podrás volver a morir. La próxima vez, te apañaría un nicho como el de las fotos de esta entrada. El botellón de chivas te lo cambio por vino de Lopera: no habrá fallo. Meterte la escopeta ahí se me antoja un riesgo. El resto, ya te digo, cuenta con ello. ¿O mejor no? Mejor dejarlo estar, y que cada caminante siga su camino.

         Con el cariño que tú sabes,
 

       

18 de septiembre de 2014

Charlie-SALIDA-38- ¿Tú me entiendes o yo no me explico? Comunicarnos-04


      

          Miles de personas, millones, van con el teléfono móvil en la mano por la calle: hablan, escriben[1]… Millones de personas acuden a diario a la red para informarse, formarse, comunicarse…, deformarse[2]. De continuo, parece, queremos estar en comunión con el común para no parar de comunicarnos. Nos resulta indeseable sabernos solos, aislados y por eso nos comunicamos: lo necesitamos. El hombre es un animal social, relacional, dependiente. Necesito transmitir por el medio que sea, vivo en la sociedad de la comunicación, nos hallamos inmersos en la civilización, en la cultura… de la comunicación y el conocimiento (?). Todo parece estar al alcance de todos en la Red porque otro lo ha querido poner al servicio de los demás… (eso mismo hago yo con lo que ahora escribo y usted lee). Billones de mensajes, de comunicaciones se cruzan entre todos los hombres del mundo… (salvo algunos pueblos aislados del Amazonas, ¡no se me olvidará!, que viven en los márgenes de nuestra civilización). Es el cuchicheo universal… ¿será eso? Que no hay verdadera comunicación sino chismorreo, comadreo, cotilleo…, exceso de curiositas… Se cacarea a los cuatro vientos el huevo recién puesto, pero no pasa de eso: de ser un huevo, un simple huevo… huero las más de las veces. Las comunicaciones son banales, light, superficiales, frívolas, fútiles… No hay nada valioso que decir, no hay nada apreciable que escuchar, pero se dice muchísimo, no se para, y no dejamos de estar alertas, con el oído atento… para nada. Mucho cocleo y cacareo, infinitas zumbas de mosquitos, zureos de palomos, infinitos balidos… insustanciales, intrascendentes. ¿No será acaso a esto a lo que hace referencia mi amigo en sus palabras cuando iniciamos esta entrada? Seguro: “Sigo solo. Mi capacidad de fe en el otro se extinguió”: no oigo nada interesante, no escucho argumentos sustanciales, sustanciosos, auténticos, legítimos, originales, límpidos… Ante lo que oigo, por falta absoluta de interés, prefiero plegarme, retirarme, apartarme: no me interesa lo que se dice en la plaza por reiterativo, banal, etc. ¿Será eso?
Decía Ortega que el silencio es muy significativo. “La palabra es plata y el silencio es oro”… y en boca cerrada no entran moscas. Mi amigo calla: no ha dicho nada. En el Evangelio se afirma que se pedirá cuenta de la palabra ociosa…: “36Os digo que de toda palabra vana que hablen los hombres darán cuenta en el día del Juicio. 37Por tus palabras, pues, serás justificado, y por tus palabras serás condenado” (San Mateo 12:36-37).
         Este texto creo que es de mi amigo Á. Esteban… Me lo he encontrado en el apartado que abrí donde anotar ideas para esta entada y viene sin referencia… Lo siento. “Para Mallarmé, obsesionado con la música, el ideal artístico descansa en la esencia pura de un sonido en silencio, allí donde no hay más que sombra, como dice en su poema Igitur. En su percepción del arte, la obra poética necesita imitar el momento en que la orquesta calla, porque ese silencio no es fin de cadencia, sino punto de unión entre el lapso en el que se construye la obra de arte y lo intemporal de la duración infinita. En muchas ocasiones, lo que no se dice es lo que engrandece a un artista”. Cierto y Ortega lo escribió: los silencios son muy significativos, pero sea dicho con respeto: ¡y también equívocos! ¿Quien calla otorga o sencillamente está ahíto de tanta necedad ociosa?
         Lo complejo debe ser explicado. El comentario de textos tiene muchos siglos. En los Hechos de los apóstoles se nos cuenta que Felipe explica al eunuco el pasaje de Isaías: “Felipe se acercó y, al oír que leía al profeta Isaías, le preguntó: "¿Comprendes lo que estás leyendo?".  El respondió: "¿Cómo lo puedo entender, si nadie me lo explica?". Entonces le pidió a Felipe que subiera y se sentara junto a él”. “¿Me entiendes?”, suelen preguntar quienes están segurísimos de aquello que dijeron está clarísimo; “¿Me explico?”, procuramos decir quienes rompemos una lanza elegante a favor de quien nos escucha por si somos nosotros quienes no nos explicamos. El dominio de una lengua –y no me parece que vayan por ahí los tiros de nuestras enseñanzas regladas- y la voluntad de reconocimiento del otro, de comprensión del otro… nos pone en disposición entiendo de iniciar un diálogo de mutua domesticación, que diría el zorro –domestícame, le pide al principito-, capaz de hacernos entender, capaz de permitirnos comprender al otro. Luego vendrán las reglas de toda conversación, de toda comunicación, las mejores pautas, los buenos hábitos adquiridos…, pero considero que yo me he explicado en estas páginas y que usted, con su esfuerzo, me ha entendido. Seguro. (Y mi amigo dirá, a lo peor, como Cela: “¡Sepa Dios lo que dice este tío!”).


[1] A principios de 2009, el usuario medio de telefonía móvil en los Estados Unidos enviaba o recibía cerca de 400 textos al mes, cifra que cuadriplica con creces la de 2006. El adolescente estadounidense enviaba o recibía un alucinante promedio de 2.272 textos al mes. En todo el mundo se intercambian más de dos billones de mensajes de texto al año entre teléfonos móviles, lo que supera con mucho el número de llamadas de voz tradicionales.
[2] China es el país con mayor número de internautas del mundo: 632 millones en julio de 2014. El propio Gobierno considera que el 10% de los menores de edad que navegan por la Red son adictos a ella: confunden realidad con ficción, son agresivos, padecen depresión, tienen problemas alimentarios…

16 de septiembre de 2014

Charlie-salida 37-Charlie ha muerto.



 
 
         Querido Charlie:

         Lo ocurrido el sábado no es una tragedia. Fue un movimiento más de la vida. Comporta sufrimiento para nosotros, los que te queremos, pero es un acto más de la normalidad en que tu vida y la nuestra se han movido: te has muerto. ¡Eso es charlie!: Te has muerto. Así: ¡te has muerto! Ciertamente tenías muchos años, pero los hay con más. Estabas enfermo, pero los hay más enfermos que tú lo estabas y siguen a este lado de la muga. Ni siquiera te “tocaba”. El asunto es que ya estabas frito, eso es: fri-to. “Fatal”, me dijiste. No recordaba que hubieras usado esa palabra nunca en tu vida referida a tu estado: “Estoy fatal”, insisto, me dijiste. “Me voy a morir”, me confesaste. Era una resolución, una idea, un proyecto, una meta… a la que muchos llegan sin querer, por accidente, contra su voluntad, a rastras, sin saberlo, llorando y rabiando, sin comerlo… ni beberlo. Pero ese no es tu estilo, ni el mío. María José que es muy simpática, diría: “Nosotros no somos de morirnos así”. No, tú no: tú decidiste que ya estabas fatal: que era llegada tu hora de entregar la cuchara y un sábado –hermoso día por muchas razones que tú, Ella y yo sabemos-, voluntariamente, llamaste al teléfono del Jefe. No esperaste a que Él te llamara: tampoco es de nuestro estilo, sino que tú decidiste hacerlo, adelantarte, ¿a qué esperar? Muy tuyo por otra parte. A ti siempre te gustó todo ordenado, previsible, equilibrado: “el agua clara y el chocolate…”. Nada de improvisaciones, nada de prontos: las ocurrencias para los mulos y los colorines del campo. “Las cosas pensadas salen bien”, me dijiste muchísimas veces. “Es pensándolas y a veces…”. Innecesario seguir. Algunas veces…
         Me voy aparte que me estoy alargando el párrafo y luego me echan el perro. Hablando de perros. Las perras no te echarán de menos. Las perras nuestras, ya sabes, tan educadas, tan humanizadas, tan entendedoras, tan… nuestras… ¡no te echarán de menos, charlie! Yo, sin embargo, he empezado con la macana de siempre en estos casos. Lo siento. Tú lo sabes. “No te veré nunca porque te has ido para siempre”. Perdóname: no me lo explico. Es para mí un enigma. Es cierto que nunca me tocó la lotería, pero quien sabe… Es cierto que siempre que echo la lotería nunca me toca, pero quien sabe… En este caso, sin embargo, se lo dije a Amanda, siempre y nunca toman unas dimensiones que escapan a lo comprensible, se elevan hasta lo inefable y ya necesitamos a un poeta. Tú y yo no somos poetas, charlie. Tú y yo somos meros narradores de lo que acontece en la calle –iba a poner un adjetivo que humanizase peyorativamente y diera carácter a calle, pero lo evito-. Eso es. Ni siquiera somos narradores de la… rúe. No. Las perras no te echaran de menos. Nosotros sí, charlie. Nosotros sí. Hoy me decía Gonzalo que se rió mucho con Un charlie cualquiera, que le gustó. Sí, le gustó más que Dios no come caracoles. El gusto sobre esto de los libros… tú lo sabes. Ya no pudiste leer Dios no come caracoles. “Necesito una letra más grande”, me dijiste, y no me dio tiempo para esa impresión. Un charlie cualquiera, sin embargo, sí lo leíste… y te entretuvo, te gustó. Dios no come caracoles, pienso que sí entraba en tu estilo de zanjar algunos problemas, donde se daba ese principio básico, físico, popular que afirma “cuanto menos bulto más claridad” y que relacionan los más leídos y listos con Goethe y su muerte, pero ahí no te llegaban ya a ti las lindes de la finca. Era eso: claridad. Claridad pedía el alemán al final de sus horas… Tú no la necesitaste: tú la tenías, lo tenías claro que te querías ir, que te ibas… que estabas de acuerdo con la palabra dada. “Me quiero morir”. Esta es la segunda macana: me digo mil veces al día “De esto ya no tendrá noticia como cuando andaba por el barrio… Ni de esto otro, ni… Ya no leerá, no verá, no sabrá… ¿o sí?”. Es el segundo peldaño: no sabrá, el primero, siempre y nunca, el primero.  
         Estoy seguro de que has entrado en la claridad, en la belleza, y que ahora mismito gozas de tanto como echaste de menos aquí; que ya terminó este tiempo de verdadera penitencia… Conforme. Te fuiste porque quisiste… y conforme. Claridad y conformidad: eso es. Te salían las cuentas, charlie. El saldo te pareció suficiente. De esos saldos cada uno sabe los suyos…, ¿es? Pues eso. Que no me resigno, que no me hago idea, que las perras… -no lo escribo de nuevo que María Pilar dice que me pongo muy cansino-, pero que no pienso dejar de escribirte… y que tú y yo seguiremos hablándonos, aunque quizá los demás… no lo entiendan, pero ese es un problema, de la gente “¿Y qué nos importa a nosotros la gente!?, decías tú cuando alegábamos que La gente hacía o dejaba de hacer o iba o venía… “¡Y a nosotros qué… nos importa la gente!”. Pues eso. Tú y yo…

         Con cariño,

         Tucho Castelo.

         Posdata: Murió Botín hace unos días, después se murió Isidoro Álvarez… Ojo que , como dijo la gitana del chiste, no eres otoridad, charlie. Tú sigue cuidando las amistades y ahí, donde ahora estás, a lo tuyo. Tú con los tuyos, con los nuestros…, a lo nuestro.

11 de septiembre de 2014

Charlie-SALIDA-38- ¿Tú me entiendes o yo no me explico? Comunicarnos-03



          El grado de conocimiento de una lengua y la voluntad de entenderse con el otro, sin duda, condiciona una comunicación correcta. Son necesarios los códigos y los cauces adecuados, el medio de comunicación, el canal, especialmente en las comunidades con fines comunes: el hombre es el zoon politikon. En una empresa de lo que sea la comunicación es crucial y siempre problemática. ¿Cómo puede funcionar correctamente la comunicación o sencillamente funcionar, en general, un centro educativo –por poner un poner, cercano y que conozco- donde no hay canales válidos y validados entre los individuos y los grupos que lo componen? (Me acuerdo de Parábola del náufrago de Delibes y de la historia de la torre de Babel…).
         El planteamiento inicial de esta entrada fue, resumidísimamente: estoy solo porque no me puedo comunicar, es una hipérbole que nos sitúa en el escepticismo absoluto (suspendo mi juicio y me mantengo en la epojé, es decir, como dijera Cela a Jesús Hermida, a una invitación de este, sobre lo explicado por Sánchez Dragó: “¡Sepa Dios lo que quiere decir este tío!”) o del relativismo absoluto, plaza esta donde curiosamente, tras dar muchas vueltas, terminan muchos planteamientos, razonamientos, posturas que en ocasiones no saben ponerle ese nombre, lo ignoran. Son relativistas y lo desconocen.
         A la plaza del relativismo, por un lado, y por seguir con la metáfora, se llega desde los extremos del pueblo por la calle de la desilusión, de la decepción, de lo políticamente correcto, de la duda de la existencia de la verdad. Siempre el paseante de esas calles se mueve en vehículos de supuesta superioridad intelectual y moral, cargados de larga experiencia vital. Su vehículo suele estar pintado de modestia intelectual, madurez muy viajada y culta, circunspección de larga raigambre prudencial y siempre se mira todo con cierto desdén, desprecio, indiferencia, distancia, conmiseración hacia el crédulo pueril… fruto todo ello de los largos estudios, teóricos y prácticos, de la asignatura de Mundología (en general esta actitud solo oculta la soberbia de quien tal practica, pereza, desidia, acedia, dejadez… necedad confesa).
         Por otro lado y por lo general, todo aquel que haga una afirmación categórica será visto compasivamente como un pobre ignorante, un iluso, un idealista, si no como un dictador que desea imponer, con su soberbia y su candidez, su verdad, por ejemplo que su madre es su madre, que el sol saldrá mañana y otras supuestas necedades que se tienen por verdad. “Señorita, no se tiré desde el sexto para no hacerse daño, creo”, hay que añadir. Así no debe decirse nunca que esta buena mujer es mi madre, sino que uno cree que lo es, que dicen que es…, que parece que lo es… De donde se deduce que uno admite que quizá sea un… malnacido potencial… ¡Son cosas que pasan, si se me permite!
         Para Brentano, maestro de Husserl, gran matemático, la palabra “relativo” procede de ‘relación’, y la relación real es la que posee términos relativos reales y realmente distintos entre sí. Si se dice que todo es relativo pero no se dice a qué es relativo, se está diciendo algo que no termina de decirse, o sea, que tiene un sentido incompleto. Relativo es derivado de preferir… tomado del lat. praefĕrre ‘llevar delante’, ‘presentar, ofrecer, mostrar’, ‘preferir’, derivado de fĕrre ‘llevar’.
         Si todo es relativo, es relativo que “todo sea relativo”… y el absurdo de la gallina y el huevo, el huevo y la gallina no deja sino de llevar al absurdo y como escribió un amigo mío, al final, lo que quiero saber, muertecito de hambre que estoy, es si estas setas me las puedo comer para alimentarme o no, si me como o no este pájaro, o esta otra simiente… ¡y no me ande usted con “filosofías”! que tengo que dar de comer, además, a la prole. Hemos llegado a lo que esencialmente defiende el relativismo: La verdad no existe, si existe vaya usted a saber si existe y, en cualquier caso, es complejo constatar su existencia y así todo es del color con que se mira… Es otra obviedad señalada por Husserl que es mentira que la verdad no existe, pues “si la verdad no existe” necesariamente esta afirmación debe ser mentira; es una tesis que se autodestruye.
         Conozco a muchos que mienten, pero a nadie que quiera ser mentido, afirma san Agustín. Cierto que no son pocos quienes maquillan, hasta convencerse de la veracidad plena de sus medias verdades dichas a sí propios o a otros, pero se hace difícilmente pensable que se piense algo sin pensarlo como verdadero. Y, salvo que se desee engañar, tampoco es posible expresar un pensamiento sin pretenderlo como verdadero. Aristóteles ya dijo, con un sentido común soberano, que las únicas que pueden ser relativistas coherentemente son las plantas, que ni piensan ni hablan: están calladas. Más abajo quiero hablar de estos silencios.

8 de septiembre de 2014

Charlie-SALIDA-38- ¿Tú me entiendes o yo no me explico? Comunicarnos-02



       Es cierto que hablando no se entiende la gente. Hace unos días mantenía esta posición en unas importantes declaraciones un conocido político de mi país -¡pobrecito!-: “hablando se entiende la gente”, decía vehemente, cuando la realidad, que es muy tozuda y rica, no deja de demostrar sino justo lo contrario: hablando no se entiende la gente, y menos aún cuando no se quiere entender. Este matiz que implica a la voluntad se me antoja inexcusable, de ahí el refrán que afirma que “no hay peor sordo que quien no quiere oír” (todo acto para ser propiamente humano ha de ser inteligente y voluntario).

         Hace unas semanas me sobrecogía una noticia de una realidad que, supongo, que de haberla pensado me hubiera parecido lógica, posible, verosímil, creíble… y que, sin embargo, como nunca me la planteé me sorprendió y me admiró. Me parece tan maravilloso, que me va a permitir que me detenga en ella, que se la cuente, aunque quizá usted la conozca, la recuerde… Corto y pego:

Indígenas de Brasil contactan civilización por primera vez

Miembros de la tribu ashaninka hallaron junto al río Envira, en la selva amazónica, a indígenas desnudos y armados con arcos y flechas, silbando y haciendo ruidos de animales.

AFP 30/07/2014 04:49 PM

Río Janeiro

Desnudos y armados con arcos y flechas, silbando y haciendo ruido de animales, indígenas que nunca habían entrado en contacto con la civilización emergieron de la selva amazónica para entrar en contacto con indígenas ashaninkas del norte de Brasil, huyendo probablemente de ataques en Perú.

La Fundación Nacional del Indígena de Brasil (FUNAI, gubernamental) difundió un video que muestra un momento del contacto en las orillas del río Envira, en el estado brasileño de Acre, fronterizo con Perú.

Una escena muestra el momento en que un ashaninka que viste shorts entrega un gran racimo de bananas a dos indígenas identificados como 'el pueblo del Rio Xinane', que pertenece al grupo lingüístico "pano".

"El video es una de las escenas registradas en el momento en que indígenas aislados entran en contacto con el equipo de la FUNAI y los ashaninkas. Fue el segundo día de contacto, el 30 de junio", explicó el lunes Carlos Travassos, director del departamento de indígenas aislados de la FUNAI, al portal de noticias G1 de Globo.

         Año 2014. Sencillamente NUNCA me había planteado que aún quedaran en este mundo donde habito, personas que no hubieran entrado en relación (no me gusta la palabra contacto) con la civilización. Pueblos perdidos en las selvas amazónicas… Permítame el asombro y disculpe mi gravísima ignorancia: estamos hablando de personas, y me duele no haber pensado en ellas.

         Instigado por la noticia he investigado algo sobre estos pueblos que viven en el mismo mundo que usted y que yo…, pero no había caído en la cuenta de su presencia. La lengua que se supone que habla esta tribu que, en principio, silbaban y hacían ruidos animales, es una lengua de la familia pano. Me parece admirable que una “característica común de la mayoría de las lenguas pano es su precisión para expresar una acción en el pasado. El amahuaca, por ejemplo, tiene cuatro sufijos que especifican cuándo tuvo lugar una acción o evento: hoy temprano, hace uno o dos días, hace varios días (hasta un mes), hace un año o más”.

         Hablaban unos y otros, pero no se entendían. Algunos comentan del riesgo que podría producir un malentendido entre ellos, pues podrían ser flechados por la desconfianza mutua, o verse en la tesitura de tener que defenderse de un ataque… No. Hablando no se entiende la gente. Si bien es cierto que alcanzaron a comprender que estas personas tenían hambre y necesitaban herramientas y utensilios que debían conocer por alguna relación, que se ignoraba, con la civilización: hachas, cuchillos, ollas…


4 de septiembre de 2014

Charlie-SALIDA-38- ¿Tú me entiendes o yo no me explico? Comunicarnos-01




         Me escribe un amigo:

            Sigo solo. Mi capacidad de fe en el otro se extinguió. No obstante,  no dejo de preguntarme si es posible un veraz entendimiento entre las personas o si es inevitable que en cualquier forma de comunicación entre dos,  desde la artística a la lingüística, cada uno acabe entendiendo lo que mejor le viene en gana, aunque uno o ambos queden convencidos de que han entendido lo correcto.

            Este párrafo es real. Este párrafo es parte del correo de un amigo. Este párrafo, sin duda, es una hipérbole. Este párrafo transmite una idea, un sentimiento casi. Es una emoción. La tesis esbozada por mi amigo, como Edmundo Husserl mantendría, es una tesis que se autodestruye, ¿cómo afirma esto y, a su vez, me escribe? Aunque ciertamente, sepa Dios, según él, lo que quiso decirme y yo entiendo. De momento me sirve, me da pistas para iniciar esta entrada sobre la comunicación humana.
            No hay antropología que no trate la capacidad comunicativa del hombre. El hombre como ser comunicativo. Animal que habla. El hombre es su hacer: el hombre es un ser que hace. El hombre que no hace es un cadáver, está enfermo… El hombre se autoconstituye en su acción. El hombre es el bípedo que se levanta, deja las extremidades superiores libres e indeterminadas –las manos-, vive en comunidad, y necesita hablar, comunicarse, y crea.
         Son innumerables las posiciones con respecto al origen del lenguaje y la trascendencia que tiene para la evolución humana, su vivir erecto y bípedo, la división de las lenguas, su socialización y su progreso material y espiritual… Los rasgos del lenguaje. Su comparación con el de los animales. Todo ello, que es interesantísimo, no puede ser contenido de una entrada como esta en un lugar como este para una obra que lleva por título Breve prontuario para viajeros. Tampoco quien suscribe llegaría con su mejor tino a todo de cuanto aquí apenas apunta[1].
            Quien está de viaje, el viviente, tiene problemas más inmediatos con su comunicación. Considero que, en absoluto, dificultades de tan largo alcance como los expuestos por mi amigo en el primer párrafo de esta entrada. Ni siquiera puede pararse en pensar si los chimpancés se comunican y en qué grado lo hacen, ¡o los delfines! El hombre corriente, usted y yo, tenemos esos problemas que he calificado de inmediatos, ordinarios: no comprende o no del todo, no se hace comprender, no está seguro de haber sido comprendido, quizá no nos expresamos adecuadamente, la esposa dice no entender al marido[2], las parejas discuten sin estar seguros de expresar bien sus posiciones y de estar en lo cierto de lo que el otro afirma, el jefe cree decir lo mismo que su subordinado, pero el subordinado hizo mal su encargo porque creyó que…, pensó que…cada uno acabe entendiendo lo que mejor le viene en gana, aunque uno o ambos queden convencidos de que han entendido lo correcto”.
         Creo sinceramente que mi amigo, en el párrafo que inicia este capítulo se ha pasado siete pueblos. Se ha ido a una posición extrema, que no es extraña en un mundo donde campa el escepticismo, donde el relativismo amenaza con ahogarlo todo y donde no es común el vivo interés por el otro. Muchos, posiblemente él, yo también, pedimos ser escuchados (aquí, en este texto, con los ojos), poder expresarnos y escuchar, atender, comprender al otro.


[1] De todo esto han escrito y hablado Pierce, Wittgenstein, Austin, Searle, Grice… En otro sentido Appel, Heidegger (“El lenguaje es la casa del ser”) y Gadamer afirma del hombre que es “El ser que puede ser comprendido, es lenguaje”… Por no extendernos y perdernos.
[2] Es tópica la incomprensión entre el hombre y la mujer que, dicen, tenemos distintos modos de expresarnos, de comprendernos… incluso desde el punto de vista físico… Hay quien termina afirmando que Los hombres son de Marte y las mujeres de Venus, como John Gray.

1 de septiembre de 2014

Charlie-salida-37- El nieto de don Quijote vuelve al camino.





          Querido charlie:

   Si me dijesen que no te he escrito desde febrero del año pasado, no me lo creería. He tenido que mirar tres veces el dato para ratificar que era así. Te lo confirmo: No te he escrito desde ese mes del año 2013. Increíble.
  No tengo nada que alegar en mi descargo. Carezco de justificación y, lo que es peor, de explicación. Reconozco mi desconcierto. ¿Por qué dejé de escribirte? Lo ignoro. Alguna vez te lo he comentado. En tres ocasiones en mi vida he perdido a tres amigos por el camino. Los tres se callaron. Ninguno de los tres dio cuenta y razón de sus silencios. Dos de las afonías vitales las interpreté a ojo de buen cubero: de modo subjetivo y sin contraste alguno; para el tercero no tengo explicación. Una de esas amistades estoy por recuperarla… De las otras… Ellos dirán. Se engañan quienes afirman que ya el tiempo lo dirá: el tiempo no dice nada, charlie, es mudo, su misión es medir, no decir, no explicar, no razonar. Nunca le negué el saludo a nadie (no le di la mano a un sinvergüenza que iba contra nosotros en una oportunidad en la puerta de un juzgado: es un mentiroso, está vivo y apestando el mundo), a nadie dejé de hablarle por nada (y motivos siempre hay o se pueden buscar).
    Era, y no tiene por qué dejar de ser proyecto también en marcha, de este blog el darle cuerpo a una obra que está por aquí y que lleva el título de Breve prontuario para viajeros. ¿Recuerdas, charlie? La idea es debatir contigo a cuerpo gentil sobre asuntos (el término tema no me gusta) y contenidos -quizá se ajuste más a esas realidades- que se entrañan en la vida de cada uno (al menos en las vidas de los hombres de mi entorno) y que pueden ayudar o no a alcanzar una vida lograda, realidades necesarias que pueden dar al traste con una vida mejor de no ser bien interpretadas, creo.
     Recuerdo que hablamos del amor y de la amistad. He querido comprobar si habíamos hablado sobre los aprendizajes…, pero no lo encuentro. Era mi deseo hacerlo por orden alfabético. Abordar esas cuestiones de forma ordenada, pero me temo que no es posible. Se mueve mucho la vida como para dejarse encerrar en una cuadrícula. (Vuelvo de nuevo sobre una idea… La verdad es que hacía tiempo que no pensaba en ello a la luz de este Breve prontuario… ¿acaso no es posible acordar una antropología que dé cuenta y razón de ti y de mí, del vecino y de nuestros paisanos, del español y el europeo…?). Me resisto, a pesar de los pesares, al escepticismo. Quizá seamos los optimistas unos pesimistas mal informados, pero me esfuerzo por serlo, por invitarte, charlie, a ser optimista… Te invito a pensar que existe lo bueno, lo malo, lo regular… y lo mejor. Vamos a intentar lo mejor. Sin voluntarismos. Con prudencia…, pero magnánimos.
    Me alegra darte noticias de mí… Siempre me resultó divertida tu compañía… ¡hemos pasado tantos años juntos!

        Con cariño de tu amigo,

         Tucho Castelo…