30 de enero de 2012

En respuesta a la crítica hecha a NADIE ES UN ÁNGEL.

                                   Rudolf Sloboda

       Me escribe un largo correo la traductora de una obra de Rudolf Sloboda, Nadie es un ángel, y sin embargo Uršul’a, la señora Valeria Kovachova Rivera de Rosales. De este libro hice una crítica en mi humilde blog y ella quiere mostrar otros puntos de vista, que yo respeto. Como el correo es muy largo he preferido –y así se lo comuniqué- que el lector lo tenga como una entrada más y lo pueda leer a su sabor… Entiendo que el esfuerzo realizado por la señora Kovachova bien merece mi respeto, e insisto, esta humilde ventana. A ella cedo la palabra en mi blog.

         Buenas tardes.

            Me gustaría que hiciera público mi comentario a su opinión crítica sobre libro Nadie es un ángel y sin embargo Ursula...

En resumidas cuentas, que se ha encontrado usted con una novela en blanco y negro. Algunos artistas opinan que la imagen en blanco y negro es la que llega más al fondo. En eso parece que usted acierta, porque el autor es consciente de ello, de que sus relatos tienen mucho de lo que podría calificarse así. Pero eso no lo invalida. ¿Acaso no es una cara real de muchas vidas humanas en la que debemos fijarnos también al menos de vez en cuando? ¿sólo puede ser mostrado el lado brillante de nuestro universo? ¿únicamente La vie en Rose?
Usted dice de los personajes de la novela de Sloboda Nadie es un ángel y, sin embargo Uršuľa.. que son “animalescos, pues más tienen de tales que racionales sensibles… sin ton ni ton …... folladores, maltratadores, de grotescas costumbres… vidas obstruidas, jodidas y malbaratadas, desperdiciadas… ¿Será la primera vez que aparece esa atmósfera en el arte? Desde principios del s. XX es uno de los lugares no raras veces visitado. ¿No se hace usted la reflexión de que el propósito del autor puede ser precisamente presentar así a sus personajes, en una bandeja al desnudo ante todos y mostrar esa cara de las vidas humanas en blanco y negro para provocar que el animalesco que está en nuestros profundidades se vea reflejado y que a partir de allí reflexione y que cada uno haga con su vida lo que pueda? Tal vez el autor ni siquiera haya pretendido lavar nuestras conciencias. Está en nosotros fijarnos bien si en la realidad como la ve él no hay paralelos con nuestro alrededor y procurar que no nos convirtamos o que no se produzcan circunstancias que conviertan a cualquiera en esa lid de matratadores que lo que dejan al final tras de sí ya no tiene siquiera el color blanco, sino únicamente el negro, el negro de la muerte de unas 70 mujeres al año tan sólo en España. En este año ya vamos por la séptima. No sólo en lugares ajenos se encuentran vidas y ambientes en blanco y negro.
Rudolf Sloboda, lo sabemos de antemano, no es un escritor a gusto de todos. Ya no lo era desde el principio en su país, Eslovaquia. He procurado presentar su vida y su obra de manera bastante extensa en el postfacio del libro que aquí nos ocupa. Por esto no me voy a extender en más detalles, pero puedo asegurarle que está muy lejos de ser un representante del realismo socialista, todo lo contrario, su realidad reflejada en sus obras se correspondía precisamente demasiado con la realidad “gris”, producto en este caso del régimen comunista. Sloboda, como usted “bien teme”, es un autor desconocido para la mayoría de los españoles. A pesar de ello nos hemos propuesto difundir su voz que nos muestra un lado de la vida humana, no de la de todos, pero sí de muchos nuestros conciudadanos, sabiendo, claro está, que habrá también otros que pueden sentirse molestos porque tienen la suerte de que la suya no es así y ni se imaginan las muchas que tienen esos ingredientes en mayor o menor medida. Los que poseen la suerte de una vie en rose, siempre a su manera por supuesto, deben disfrutarla al máximo, porque aquí la intención no es la de fomentar la vida en negro sino la de abrir los ojos (los expresionistas eso era lo que pretendían) y a partir de allí dar al menos la opción de que haya menos ambientes lúgubres, con personas mediocres, de almas y vidas apelmazadas, sin ventilar. Sobra decir que la suya tampoco fue así y en su escritura nos lo hace ver también.
A propósito, y con eso teníamos que haber empezado, Sloboda no es un autor checo, sino eslovaco. Para que nos entendamos, si usted dice que es checo es como si a un gallego le dijeran que es catalán o bien, después de la separación de los dos Estados, que a un portugués le dijeran que es español.
Los profesores de Filología Eslava de la UCM, Valeria Kovachova y Francisco Javier Juez.
Y en cuanto al dinero, que al parecer casi le saqué del bolsillo, recuerde que gran parte fue a parar a fines benéficos para niños cuya vida tampoco debe ser como el título o el contenido de la canción mencionada, por lo que espero que no le duela en demasía.
Madrid, 21 de enero de 2012,      Valeria Kovachova Rivera de Rosales

24 de enero de 2012

Charlie-salida-30. De HACER EL AMOR o follar, sin perdón.


         Citar a la Lola Flores, que en paz descansa, como autoridad en este blog, no me dirás, charlie, es un atrevimiento en bata de cola, pero sí te digo, chalie, piénsalo: nadie le puede negar a la folclórica que de la vida supo un rato largo: cátedra como mínimo fijo. Recuerdo vivamente –por la impresión que me produjo, un adolescente, entonces yo, pacato, de un lugar levítico- el comentario que hizo en una entrevista: dos tetas tiran más que dos carretas, se despachó. ¡Ahí queda eso!
         Años después disputé con José Luis Buendía, profesor de Literatura, sobre su taxativa afirmación la jodienda no tiene enmienda. Negocio floreciente siempre, por lo que leo, sobre lo que ganan las trabajadoras del sexo y los empresarios del polvo.
        Pasados los años aprendí que fueran tetas o jodienda, dinero o soberbia, el caso es que todo ello y mucho más, sumado a la cupidissima bestia rerum novarum que es el hombre… dan como consecuencia un cóctel que muchas veces atenta contra la esencia de lo que el amor es, sobre los fundamentos firmes del amor y da al traste con vidas y haciendas.
         La felicidad no es necesariamente un estado placentero semejante a la Babia idílica o al Tajo garcilasiano de sus églogas. De ello dan datos José Antonio Marina; lo pensó y lo explicó Ortega; lo vio entre sus enfermos Frankl; y la neurobiología lo confirma y ratifica. El amor no es sexo. Confundir las almorranas con las témporas, lo dejó escrito Camilo José Cela, es un error craso. ¿Quién no ha oído, sin embargo, la expresión hacer el amor?
         Busco en Lapesa y García de Diego, manuales que me hizo aprender Mondéjar, y no encuentro ahora dónde gaitas está el detalle del estudio de la expresión hacer el amor/to make love. Si la memoria me falla, pido perdón: la expresión es de origen francés, cruzó el Canal de la Mancha y allí tiene el mismo sentido que en lengua franca: el acto fisiológico de cualquier animal macho que monta, cubre, acaballa, pisa o se acopla con la hembra. Hacer el amor -perdona chalie la vulgaridad- es, en román paladino, follar, sin más ambages. 
París ocupado: la noche con soldados alemanes.
         La modernidad nos ha confundido: ha resaltado la racionalidad humana y ha olvidado nuestra digna realidad animalesca, es decir, de animales. El hombre es un animal. Ya sé que está feo decirlo y más escribirlo, pero ya te contaré, limeño, de lo políticamente correcto, que voy que vuelo. Es decir follar tiene que ver con el amor, pero no es el amor. Hacer el amor es un eufemismo, es decir, cogérsela con papel de fumar para quedar bien: en vez de decir follar, fornicar… El amor no se hace. Se hacen botijos, se hacen mesas…, pero el amor no es un hacer. El amor, si usted siguió los razonamientos aquí expuestos, es una de las realidades más hermosas de la existencia humana, hasta el punto de decir, el propio hombre, que Dios es amor…       
        Mucho me temo que, cautivados por las tetas de las que la Lola hablaba y con la promesa de que el amor es un hacer placentero, reducido a follar, insisto, con perdón, muchos supuestos amores duran menos que un bizcocho en la puerta de una escuela. El fundamento es lábil. Mi madre solía decir que de todo se harta uno: de perdices Fulano y de la reina el rey… Servidor de reinas no sabe, pero aún no se hartó de perdices…
         La realidad sexual es buena. El placer es bueno. El sexo, en la vida de una persona normalmente conformada, tiene un puesto por detrás de otras realidades que la anteceden, la preceden y exceden.

17 de enero de 2012

Charlie-salida-29. Del amor: Objeciones y aclaraciones de charlie por otro charlie.



         Leo con calma, charlie, lo que me dices y comentas al hilo de lo que he escrito sobre el amor. Me parece claro lo que te he comentado. La claridad no es la verdad, quizá absoluta, pero sí todo lo que sé de ello. Te insisto: el amor no es un sentimiento. No seas torpón. El amor, cuando es verdadero, firme, es para siempre.
         Me olvidé del daño que hicieron vates, cantores, poetas, juglares, guionistas, cineastas, novelistas, dramaturgos, creadores, amadores, amados y amantes con creatividad… Y el bien. Cuando leí en mi juventud la trilogía de Pedro Salinas, La voz a ti debida, Razón de amor y Largo lamento, quedé deslumbrado, rendido a la musicalidad, hechizado por ella, atrapado en sus imágines, ensimismado en su profundidad. Lo leí varias veces. Medité muchos de sus poemas. Cuando supe la verdadera historia del catedrático y la chica americana, Katherine Whitmore, se me cayeron los versos de las manos… Ahora, cuando los releo, en fin, ya sabes: es tan corto el amor y tan largo  el olvido.
         Me objetas por la actitud de sumisión mutua de los amantes que percibes en lo que escribo sobre el amor. Es cierto, siempre consideré que la persona amada es eminente para quien ama, no por serlo en sí, sino porque lo es para el amante. El amor es ciego, lo escribió hasta Santo Tomás, pero no debiera ser tonto… como dice mi amiga Eva. La entrega de todo amor es absoluta, incondicional. Quien pone puertas y levanta tapias alrededor del amor lo cerca, lo mata por asfixia.
         Sí, no me ando con ambages: tú lo has dicho. Sé de qué hablo. No toco de oído. Cuando el amor desaparece quien fue amado se aleja en el espacio de los intereses, en el tiempo de la realidad, brota el enfado porque todavía algo representa, significa, el rencor, el odio hasta llegar a la indiferencia. La indiferencia ante el otro es el mayor grado de desprecio, de degradación posible de sí y del otro: nada peor se puede hacer a una persona. Gracias a Dios no desprecio a nadie. Cuando se compadece a alguien yo sufro cuanto tú sufres, cuando te condueles con el otro… yo sufro de lo que tú sufres… Cuando se ama… yo sufro tu sufrimiento. El holocausto judío es la máxima experiencia humana del desamor y la indiferencia en grado puro, sólo posible entre humanos. El hombre no es un lobo para el hombre…, lo siento Tito Maccio Plauto, sino peor: rara vez el lobo mata al hermano. Entre humanos el hermano no sólo mata al hermano, sino que lo ignora, insisto, lo desprecia. 
         Sin duda los sentimientos nos debilitan, nos hacen vulnerables, pero nos humanizan. El amor nos aleja de los animales irracionales.
         Creo que me queda una entrada más del amor, charlie. Me sirve esta respuesta a tus objeciones para cruzar de nuevo el puente. A ver si fuera posible hacerlo pronto.
Largo lamento.
         Gracias por tus escritos, charlie.

13 de enero de 2012

Nadie es un ángel, y sin embargo Uršul’a, Rudolf Sloboda.


Rudolf Sloboda.
         Los motivos por los que he leído la novela de este escritor checo, para mí desconocido –y para la mayoría de los españoles, me temo-, son tres: primero, porque uno se deja convencer por cualquiera; segundo, porque la traductora de la obra poco menos que me lo metió en un bolsillo y me sacó del otro el precio del mismo; y tercero, porque muchas personas han citado como las mejores obras que han leído en el año pasado libros de los que no había oído hablar en  mi vida, “Aquí hay que estirarse, charlie, me dije” y ahí va uno a dárselas de no se sabe qué… Toma del frasco, Carrasco. En fin: efectivamente no es la mejor obra que he leído en el año, ni en mi vida ni en el mes…, y sin embargo Uršul’a. La vida en rama.
         El autor, Rudolf Sloboda, debe situarlo el lector entre 1938-1995, lo que nos coloca en una Checoslovaquia del socialismo real, país del Este y materialismo dialéctico. Recuerdo que el muro cae en 1989. Nos encontramos con un autor que no se enfrenta al sistema comunista ni lo comparte, que se dice católico, con una perra vida lastrada por lo padecido en casa de sus padres y por la propia vida elegida al lado de una hija y una mujer que no le hace fácil la existencia. Necesitado de dinero, sin empleo remunerado fijo, con el perro de la escritura mordiéndole de continuo en la mano… y una salud precaria: alcohólico durante años…
        Nadie es un ángel, y sin embargo Uršul’a es una obrita de 120 páginas que llegó a tener 500 antes de ser rechazada por la censura y de ser recortada, motu proprio, por el propio creador.
         A veces son inexplicables las sensaciones que nos deja una lectura, que nos transmite un texto. Esta novela, caigo en la cuenta, la he imaginado de continuo a media tarde o de noche y en blanco y negro. Es una obra que carece de color. Con una prosa que narra en ambientes lúgubres, con personas mediocres, de almas y vidas apelmazadas, sin ventilar. Se mueve la narración por una prosa tortuosa y torturada, seca, enjuta.
         Cuanto el autor nos narra padece un esquematismo abrupto. El escribidor de la contraportada no sé que entiende por una prosa ágil, pero no es en ningún caso lo mismo que yo entienda. Los personajes son títeres bastante lineales a los que, sin embargo, el autor dota de matices semejantes a todos ellos, y entre ellos. Los personajes se mueven en los diálogos, en sus idas y venidas por la realidad creada por el autor, con cierta desafortunada ortopedia que les hace parecer irreales: muñecos articulados, personas modulares, primos de Mazinger-Z… Mi amigo el zoólogo Joaquín Muñoz-Cobo los calificaría de animalescos, pues más tienen de tales que de racionales, sensibles… Son bebedores sin ton ni ton y al mismo tenor –ignoro si la expresión es correcta-, folladores, maltratadores, de grotescas costumbres y como en un momento dice el propio el narrador con vidas de mal gusto, carentes de sentido, obstruidas, jodidas y malbaratadas, desperdiciadas…
         El narrador se inmiscuye sin ambages en la narración, haciendo aclaraciones entre paréntesis, o de improviso, cayendo en la acción como si de un aparte teatral se tratara… y a los que el lector asiste no sin cierta vergüenza ajena, mirando hacia al blanco del margen, como si no lo hubiera visto.
         La prosa, los personajes, la trama… y, ya la estructura, por último, ésta padece de los mismos vicios y me acordé ya tarde de algo que oí a Torrente Ballester cuando mi mochila de la vida tenía un gran bolsillo cargado de ilusión...